domingo, 30 de enero de 2011

Judíos: discusión y descubrimiento de la fe

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En una fría mañana de sábado en mayo de 2007, Nicola Behrman, una dramaturga originaria de Los ángeles, se puso de pie en una sala de conferencias minimalista en un hotel para esquiadores en Park City, Utah.
Estaba rodeada por 60 extraños, reunidos hombro con hombro en círculo, todos ellos miembros de un grupo llamado Reboot, el cual desde 2002 ha realizado una conferencia anual para judíos jóvenes y ricos para discutir su identidad étnica y religiosa entre tratamientos de spa y caminatas entre los pinos ponderosa de las Montañas Wasatch.
Se había pedido a cada uno de los asistentes que formulara una pregunta relacionada con ser judío.
Behrman, que creció como ortodoxa en Londres pero no había estado en una sinagoga durante años, relató una historia sobre la agenda de su amada abuela, el cual el 31 de mayo de 1965 contenía las palabras “Susan, dentista”, un recordatorio para llevar a su hija a una revisión.
¿Por qué los judíos no escribían lecciones de vida para los que se quedaban después de que ellos morían?, se preguntó Behrman.
Tomó una tarjeta blanca de una mesa cercana, garrabateó “Susan, dentista” con tinta verde y la pegó en un tablero de corcho en la parte posterior de la habitación.
El acto tuvo una sensación de catarsis. “No creo que yo lamentara mi condición de judía”, dijo Behrman recientemente de su periodo antes de Reboot. “Pero cuando miro mi vida, no había expresado mi judaísmo de ninguna manera”.
Para los judíos desconectados de su herencia, la cumbre de tres días –en parte como el Huerto Bohemio, en parte masonería– es una discusión extraoficial de búsqueda cultural y espiritual. (La reunión, que cumplirá su décimo aniversario esta primavera, también es gratuita, al menos para quienes asisten por primera vez.)
Los asistentes exploran los temas de su elección, como qué estaba pensando Mel Gibson cuando hizo Passion of the Christ, si dar un itinerario de viaje a tu madre es una práctica judía inherente y su la generación del iPhone puede desconectarse.
“Quieren que esté de moda y sea genial identificarse como judío”, dijo Douglas Rushkoff, un escritor y profesor de la Universidad de Nueva York, quien ayudó a facilitar la primera conferencia de Reboot.
Reboot, una organización sin fines de lucro basada en Amherst, Massachusetts, que es dirigida por Lou Cove, ha resultado una especie de refugio para los judíos estadounidenses bien conectados que sienten curiosidad sobre las ideas y rituales de sus ancestros y que quieren adaptarlos a sus vidas.
“Durante muchos años, ser judío estuvo definido por el Holocausto de un lado e Israel del otro”, dijo Rachel Levin, una fundadora, que es directora asociada de la Righteous Persons Foundation de Steven Spielberg, la cual es un importante donador de Reboot. “Ahora la conversación gira en torno a algo más que eso”.
Reviviendo cultura judía
Han asistido unas 350, y los nuevos postulantes son nominados, de manera anónima, por asistentes anteriores.
Incluyen a jóvenes promesas de Hollywood (Jenji Kohan, el creador de “Weeds” de Showtime), el círculo editorial neoyorquino (Ben Greeman, escritor de ficción y editor en The New Yorker), el Valle del Silicio ( Anne Wojcicki, fundadora de 23andMe y esposa de Sergey Brin, uno de los fundadores de Google) y los medios digitales (Rachel Sklar, una blogger). (Algunos empleados de The New York Times han asistido; esta reportera no.)
“Nuestro objetivo no es atraer a las 40 personas más exitosas”, dijo Roger Bennett, un fundador que vive en Nueva York y es vicepresidente superior en Andrea & Charles Bronfman Philantropies, un contribuyente inicial de Reboot que ahora tiene 18 donadores y un presupuesto anual de 1.8 millones de dólares.

La organización fue inspirada en parte, dijo Bennett, por las doctrinas de Jonathan Sarna, un profesor de la Universidad Brandeis que afirma que las ideas más creativas para revivir a la cultura judía provienen de gente de fuera.
Bennett dijo que él recluta principalmente a treintañeros culturalmente despiertos que están desconectados de su vida judía pero están dispuestos a examinarla, y espera que Reboot eventualmente ayude a “decenas de miles de personas” a reconectarse con el judaísmo.
Sin embargo, un aura de exclusividad secreta envuelve a los procedimientos. “Se dice en broma que Reboot es un conciliábulo secreto”, dijo Neal Pollack, autor en Los Angeles, quien asistió primero en 2005. Añadió riendo: “Están buscando crear una conspiración judía donde la cultura judía se apodere del mundo”.
En diciembre de 2004, Jill Soloway, escritora televisiva nominada al Emmy por “Six Feet Under”, en HBO, fue citada por Levin a tomar café en Toast, una bulliciosa cafetería y pastelería en la Calle Tercera en Los Angeles. Casi todos los invitados a la conferencia se reúnen con Bennett o Levin, aunque quizá nunca descubran quién los nominó.

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