domingo, 3 de junio de 2012

¿En quién confía Israel?





Cada vez que una noticia se divulga por los medios de comunicación, sobre un supuesto apoyo de Occidente a Israel, la verdadera defensa de nuestro país se debilita.

Ag.Cabanah

Cada vez que una noticia se divulga por los medios de comunicación, sobre un supuesto apoyo de Occidente a Israel, la verdadera defensa de nuestro país se debilita. Si algo es necesario recordarnos cada día es que estamos solos ante el peligro, cual famoso título del “Far West” norteamericano. No podemos relajarnos y creernos más seguros, por tener submarinos alemanes de última generación. Evidentemente estar por delante de la mayoría de las naciones, en tecnología militar, es un objetivo prioritario, que hay que mantener.
La superioridad militar es necesaria, pero sin olvidar también la superioridad moral, ética y espiritual, que ha hecho de Israel el ser reconocida como “luz a las naciones”. Israel es una nación diferente a todas las demás naciones, no se nos olvide. No vivimos como el resto del mundo vive. Tenemos una forma de vida, que hace que muchos luchen contra lo que somos y representamos, tratando de asimilarnos y convertirnos en lo que ellos son. El peligro de la asimilación es tan real, como la amenaza de nuestros enemigos. El moderno Israel, está formado de una multiforme y variada cultura internacional, que muchas veces va en detrimento de nuestra propia y diferenciada cultura.

Israel se ha forjado en la lucha desde su origen, pero nunca ha luchado solo. HaShem, ha estado y estará a nuestro lado como invisible escudo, defendiéndonos de nuestros enemigos. Lo lamentable, triste y realmente peligroso, es que seamos nosotros los que dejemos de confiar en su cuidado y nos creamos protegidos por las resoluciones de la ONU, sus Agencias y los secuaces que la forman, además de toda la tecnología que hoy en día está a nuestro alcance. La ONU y sus también mencionados secuaces, solo están esperando el momento, de asestar un golpe a Israel, que le deje indefenso y en la soledad más extrema, si fuere posible estar más solos de lo que estamos, por lo general. La herencia genética, que han recibido las naciones y las gentes que las forman, en su inmensa mayoría, es la de un cruel rechazo antisemita, contra Israel, la llamen amiga, socio o moderna y soberana nación. Sus intenciones son las mismas, no se deje engañar.
No es una noticia buena, en el sentido más amplio de la palabra, que Israel confíe y se fíe de la sincera y desinteresada ayuda, que le brindan otras naciones. ¿Cuál es el precio que tendrá que pagar Israel a Estados Unidos, por su supuesto apoyo? ¿En qué tendrá que ceder Israel, ante Alemania, por la entrega de sus submarinos?. No es tanto el dinero el que tendrá que pagar Israel, que también, el precio más importante es la falta de soberanía, en la toma de decisiones, que Israel tendrá que pagar a las naciones de este mundo. ¿Quién decidirá si Israel lleva a sus últimas consecuencias, un ataque preventivo contra Irán? Israel no tiene aliados, tiene interventores que toman las decisiones, que solo le corresponderían a Israel tomar.
Es un drama ver como la sociedad israelí, juega a parecerse cada vez más al resto de las naciones. En vez de asumir que somos diferentes y vivir como tales, nos asusta el que nos vean como diferentes. Todo parece indicar, que la imagen que se quiere proyectar de Israel, es la de un moderno y democrático país, que no se diferencia, en absoluto, de las demás naciones. El orgullo de Israel, es tener las mismas celebraciones multitudinarias, que los demás países tienen. ¿Se puede sentir orgullo, por tener “el Día del Orgullo”, sea de lo que sea, como el resto de las naciones?. Las embajadas de Israel están llenas de imágenes turísticas, en las que se ven a atractivas señoritas, luciendo sus bronceados cuerpos, en maravillosas playas, como en el resto de las naciones. Rodeados de grandes y lujosos hoteles, con fabulosas discotecas, Israel aparece como una moderna y progresista ciudad del mundo. La bebida, la comida y el ocio ocupan un lugar preferente, en esta publicidad barata que todos los países ofrecen y que deforman y conforman esa “idílica” imagen de Israel. Un slogan apropiado, podría ser,” Israel no es diferente”, a modo inverso de aquel que la dictadura franquista utilizó para atraer turismo a España y que aun en nuestros días se sigue usando y recordando, “España es diferente” decían entonces. Mejor le encajaría a Israel, el mencionado slogan, Israel es diferente y añadiría, muy diferente. ¿Tenemos que avergonzarnos de ser diferentes, en verdad, al resto de las naciones? Rotundamente no.
No queremos ser iguales que las demás naciones, somos diferentes y lo seremos para siempre. Tenemos una historia que no debemos olvidar, para no repetirla. El Rey David, fue disciplinado desde lo Alto, por confiar un su capacidad militar, por confiar en su numeroso ejército, por confiar en la tecnología de su momento. No fue castigado por hacer un censo, como algunos interpretan, lo fue por confiar en lo mucho que tenía. Poco ha variado la mentalidad de aquellos que confían en lo que tienen y no en lo que son, en este caso Pueblo Diferente, si me lo permiten.
Israel debe confiar por encima de todo, en la protección que le es enviada desde los cielos. Decir a la sociedad israelí que no se preocupen, que tenemos fuertes amigos, que nos ayudan, es debilitar el sentido defensivo que ha dado tantas y trascendentes victoria a Israel, como nación y a sus ciudadanos como esforzado Pueblo, con mayúsculas. Una pregunta que debemos respondernos todos nosotros es ¿De dónde vendrá mi socorro? La respuesta la tiene que dar usted mismo, como ciudadano de la diferente y bendecida Nación de Israel, de la cual forma parte por elección Divina. No lo olvidemos, de ello depende nuestro presente y nuestro futuro.

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