jueves, 28 de octubre de 2010

Revelaciones sobre engaños de Arafat denuncia periodista arabe en Israel

Asombran las revelaciones que acaba de denunciar un periodista árabe sobre los engaños de Yaseer Arafat, afirmó el intelectual argentino Marcos Aguinis. En efecto, Khaled Abu Toameh, conocido por su valentía e independencia, acaba de escribir que el ex presidente palestino y premio Nobel de la Paz “engañó a todo el mundo, todo el tiempo”. Cita a Mahmoud Zahar, prominente líder de Hamas, quien viene de revelar que Arafat, cuando no podía conseguir lo que deseaba en la mesa de negociaciones, instruía a su organización para que lanzase ataques contra Israel. Su facción no hesitaba en satisfacer esas órdenes y llevó a cabo decenas de atentados que quitaron la vida a cientos de civiles judíos y árabes, porque no podían hacer la diferencia al estallar una bomba o cometer un ataque suicida. Mientras esto ocurría -continúa Toameh- la Autoridad Palestina seguía integrando la comunidad internacional como una instancia seria y pacífica. “Arafat fingía hacer lo posible para detener las acciones terroristas de Hamas. Su descaro era tan grande que instruía asimismo a Fatah, su propia tendencia, para que no fuese menos activa que Hamas”. Como deja ver Zahar, el presidente palestino “estaba mintiendo rotundamente a Israel y a los generosos donantes occidentales”. Con parte de esas donaciones labró una gran fortuna, que ahora gozan en París su viuda y su hija.
Algunos palestinos que han participado en las recientes conversaciones directas de paz seguramente sabían sobre el doble discurso de su fallecido jefe, porque formaban parte de su íntimo entorno. Ellos son Nabil Sha´ath, Saeb Erekat y Yasser Abed Rabbo. Con este último he dialogado en Ramallah y en Madrid, en un encuentro organizado por Vargas Llosa.
Las declaraciones del terrorista Mahmoud Zahar fueron hechas en la Universidad Islámica de Gaza, para conmemorar el 10º aniversario de la segunda intifada, que estalló en septiembre del año 2000. Recordemos que la misma se produjo al regresar israelíes y palestinos de una larga conferencia en Camp David, coordinada por Clinton. En esa oportunidad, el premier israelí Ehud Barak concedió casi todo lo pedido por Arafat. Pero éste siguió negándose a firmar la paz. Entonces el presidente Clinton, fastidiado, inútilmente le exigió que hiciera sus propuestas finales. No hubo propuestas. Arafat dio por terminadas las negociaciones y regresó haciendo el símbolo de la victoria. ¿Cuál era la victoria? No haber firmado la paz. A los pocos días ordenó la segunda intifada con la débil excusa de un breve y programado paseo que hizo Sharon por la Explanada del Templo.
Barak, en cambio, volvió entristecido por la derrota: todas sus concesiones no alcanzaron. La otra parte se la pasó mintiendo. En definitiva, deseaba algo imposible: el suicidio de Israel.
Esta es la primera vez que un líder de Hamas admite abiertamente que su movimiento llevó a cabo ataques terroristas contra Israel, por instrucciones del líder de la Autoridad Palestina.
Lamentablemente, algunos israelíes, estadounidenses y europeos se negaron, entonces, a abrir sus ojos a la realidad -que Arafat los estaba engañando-. Incluso hicieron la vista gorda cuando se reveló, en aquel entonces, que Arafat estaba financiando al brazo armado de Al Fatah, las Brigadas de los Mártires de al Aqsa, cuyos miembros llevaron a cabo decenas de ataques terroristas en los últimos 10 años.
Arafat fue un líder que condujo a su pueblo de un desastre a otro. Gracias a él, miles de palestinos fueron masacrados por los jordanos en la década de 1970. También jugó un papel en la Guerra Civil de Líbano que costó la vida de decenas de miles de personas.
Al ordenar a Hamas que llevara a cabo “operaciones militares” contra Israel, tras el fracaso de la cumbre de Camp David, Arafat llevó desastre, no sólo a Israel, sino a su propio pueblo. Más de 5.500 palestinos y 1.000 israelíes murieron en los ataques que, Zahar dice, fueron ordenados por Arafat.
Por último, queda por ver lo que el Comité del Premio Nobel tiene que decir acerca de la confesión del líder de Hamas. Además, los que, en aquel entonces, defendían incondicionalmente a Arafat como un “socio para la paz”, le deben una disculpa a las víctimas de los ataques terroristas y a sus familias.

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