jueves, 21 de junio de 2012

La Unesco un brazo político

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, se ha convertido, hace mucho tiempo, en un brazo político del terrorismo islámico.

Ag.Cabanah

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, se ha convertido, hace mucho tiempo, en un brazo político del terrorismo islámico. Sigue recogiendo fondos en el mundo entero, para adoctrinar a los niños de Gaza y Cisjordania, en especial, contra Israel. La Unesco se ha convertido de mano de sus dirigentes y cuantos mantienen su programa de adoctrinamiento antijudío, en el recaudador principal del impuesto revolucionario islámico, con el que se burla de la comunidad internacional.
Lejos de educar a los niños y a los adultos, que no saben leer, la Unesco, está promoviendo un “programa de estudios” basado en el odio a Israel y sus ciudadanos. Los niños árabes, aprenden que ellos son los dueños de la tierra que ocupan, que se debe aniquilar a los usurpadores judíos y echarlos al mar, lección primera y casi única. La verdad que no es nuevo, lo terrible es que se continúa subvencionando el terrorismo islámico, llamado ahora “primavera árabe” con fondos internacionales, que recauda y gestiona la Unesco. Los niños de las “escuelas coránicas” que la Unesco mantiene, utilizan reproducciones de armas para apuntar a los “malvados judíos”. No apuntan con el lápiz sobre el papel, apuntan con sus armas a los judíos. Las palabras y conceptos, que deberían aprender, tales como respeto a los seres humanos, incluidas las mujeres, a las cuales tratan cruelmente, no aparecen en sus libros de texto. No aprenden a convivir, aprenden a morir matando a los infieles, sean judíos o cristianos. No sueñan con vivir, sueñan con morir como mártires, de una causa inexistente surgida de una especie de mitología panárabe.

La Unesco debería dar a los niños, lápices en lugar de rifles, pistolas y granadas, aunque sean de plástico. Llama la atención, que parte de los fondos que maneja la Unesco, para la educación de los niños árabes, se emplee en adoctrinarlos políticamente, en formas antidemocráticas. Aunque lo que más llama la atención, es que otra parte de lo que recauda la Unesco, va directamente a manos de los dirigentes islámicos, de organizaciones como Hamás, para que también sus adultos sean formados y puedan aprender a leer las instrucciones de los detonadores, cohetes y demás artilugios que emplean, democráticamente contra Israel. Los grupos islamistas, están teniendo un número alto de bajas, por causa de no saber leer. Los detonadores vienen con instrucciones escritas y además en varios idiomas, lo que aumenta a necesidad de aprender. La educación de los adultos islámicos, es prioritaria para la Unesco.
La Unesco algún día tendrá que rendir cuentas, a la comunidad internacional, aquella que paga para que los niños aprendan a leer, los buenos libros que hablan de paz y de cooperación. La Unesco precisa de una auditoría externa, para aclarar dónde, cómo y a quién entrega los fondos recaudados, para la supuesta educación de los niños desfavorecidos. La responsabilidad de la Unesco, está fuera de toda duda, están promoviendo que las generaciones, presentes y futuras de niños árabes, sigan utilizando la violencia y el terrorismo, frente al diálogo. Lo primero que deberían enseñar la Unesco, no es tanto a los niños, deberían educar a los padres, en el amor a sus propios hijos. La conocida frase de Golda Meir, “La paz llegará, cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros” debe seguir resonando en las conciencias de cuantos están preocupados sinceramente por la paz, en este mundo. La educación debe generar paz. El adoctrinamiento, que es lo contrario a educación, causa terrorismo, odio y muerte.
La Unesco debe educar a los niños árabes en la paz, no en la guerra, ni en el enfrentamiento armado, sanguinario contra Israel y sus ciudadanos. El odio no construye, solo destruye y si algo han aprendido bien los árabes es a odiar a sus vecinos.
Necesitamos un buen director-maestro, que salga de las entrañas de la Unesco, que haga escribir en la pizarra a los niños y a los mayores “no odiaré más a mis vecinos, buscaré la paz por mi bien”. La Unesco carece de fondo moral para educar en la convivencia, pero emplea muchos fondos para adoctrinar en el odio. La Unesco y su recaudadora favorita, la conocida Alianza de Civilizaciones, precisan renovar su programa educativo y cambiar armas por lápices y cuadernos. Hoy por hoy, sigue cambiando lápices por armas, cargadas de odio. No sea corresponsable con la Unesco de su adoctrinamiento masivo anti-israelí. Si va a cooperar con alguna organización humanitaria, piense en aquellas que tienen a su alrededor, que son de su ciudad o barrio y que proveen de alimento, ropa o medicinas, a los más pobres y necesitados. Para deformar, aterrorizar y adoctrinar, ya está la Unesco.

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