miércoles, 15 de febrero de 2012

El exilio judío de Venezuela


Testimonio II. Joven ortodoxa dijo que su madre la sacó de Venezuela porque pensaba que “Chávez era un loco”


Débora tiene 22 años, está casada, vive en Miami y desde hace tres años se convirtió en una religiosa ortodoxa. Hace más de una década que esta joven mujer dejó Caracas junto a sus hermanas y su madre sin mirar atrás. Pese a la distancia y el paso del tiempo, ella guarda la espontaneidad de los venezolanos y la expresa al agradecer el trabajo realizado por el rabino Yossi Smierc, de Jabad Lubavitch, quien impulso la creación de un gran espacio para el shidaj (encuentro), un programa para jóvenes de entre 18 y 30 años destinado a que consigan pareja. Justamente fue a través de este programa que Débora conoció a su esposo Haim, con quien tiene dos hijos Sara y Ariel.
“Me fui de Caracas hace diez años con mi mamá y mis hermanas. Primero nos mudamos a Panamá, pero hubo casos de antisemitismo y terminamos en Miami. Desde entonces empecé normalmente el colegio y cuando estaba en High School conocí al rabino (Smierc) y me interese porque era un grupo chévere, el rabino muy simpático, y empecé a ir y conocí ahí a mi esposo”, relata casi en forma atropellada.
La historia parece calcada de otras tantas vidas de venezolanos judíos que corridos por el antisemitismo y la inseguridad se embarcaron en un destino incierto.
Débora apunta que dejó Caracas cuando Chávez asumía el poder y el periodista pregunta en forma inmediata: ¿Por qué tu mamá decidió irse en ese momento?
“Le dio como un feeling, un sentimiento, se dio cuenta que Chávez era un loco. Yo tenía 11 años, mi hermana mayor 14 y la del medio 12”, resume una decisión que para cualquier persona tal vez lleve horas, días y una vida como es dejar el lugar de origen.
Al hondear más en los recuerdos, Débora precisa que su mamá decidió dejar Caracas porque “se dio cuenta de que esto (el cambio de poder) no era para bien”. “Recuerdo que nos dijo: ‘Nos tenemos que ir ya, antes de que empiece a ser un desastre’”, agregó.
Pese a que no existían dificultades con el gobierno de Chávez, la familia se marchó y se generó una ruptura en la familia porque su padre decidió quedarse en Caracas.
“Hoy en día solo quedó mi papá en Caracas. Habló con él, viene una vez al año a Miami. Él quiere también irse de Venezuela, está preocupado y no está contento en Caracas”, resume.
Débora explica que tanto ella como el resto de su familia eran “más bien tradicionales”. “No éramos ortodoxos y poco a poco el rabino (Smierc) nos fue mostrando lo que es ser un ortodoxo judío y lo bonito que es todo. Fuimos entendiendo de manera divertida, chévere, y nos gusto y empezamos a hacer Shabat y después kasher…”, comenta.
-¿Les llega información de lo que pasa en Venezuela?
- “Hay amigos que nos cuentan de secuestros, robos, cosas… como ataques a las sinagogas. Mucha gente se quiere venir, no están contentos, pero no saben qué hacer. Hay gente que está alquilando un departamento y el departamento por un motivo queda vacío alguien va y se mete ahí. A mi tío le robaron el auto y el celular hace unos días”, responde la joven.
Al tratar el tema de la inseguridad en Venezuela, Débora asegura que “la condición de judío” es un dato que los secuestradores tienen muy en cuenta al planificar el delito.
“Gente de la comunidad sufre más secuestros porque saben que la gente tiene plata y lo secuestran por uno o dos días porque saben que la comunidad va a ayudar”, explica.
A la hora de hacer un análisis de los jóvenes venezolanos que llegan a esa zona de Estados Unidos, Débora indica que “están empezando de cero una vida”. “Muchos se están convirtiendo en religiosos y piensan que es el mejor camino y no sé tal vez sea por lo que pasaron en Venezuela”, añadió.
A la distancia, la joven le agradece a Dios que su madre decidió dejar Caracas y lamentó que la gente “no tenga guía y esté un poco perdida”.
La charla llega a su fin y Débora comenta que tiene “varios amigos” en Miami, pero “la mayoría no son de Venezuela”. “En la comunidad hay muchos venezolanos, pero son adultos y hace años que viven aquí”, señala.
Según datos difundidos por la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV) la comunidad judía de Venezuela se redujo en un 50 por ciento en los últimos doce años y el porcentaje de jóvenes judíos venezolanos que dejó Caracas es aún mayor.

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