viernes, 23 de diciembre de 2011

Israel teme que caída de régimen sirio logre desestabilizar la región







Revueltas. Represión no se detiene en Siria, donde, según la ONU, murieron más de 5.000 personas

Siria es el principal protagonista para la paz en la región árabe; si Siria está en paz toda la región lo estará. Pero si se convierte en un Estado en guerra, la totalidad de la zona se prenderá fuego". Las palabras son del propio gran muftí de Siria, Sheik Ahemd Badr el-Din Hassoun, que ayer se reunió con el presidente del Parlamento europeo Hans-Gert Poettering. Y eso es lo que teme el vecino menos querido de la zona: Israel.

Las revueltas que tienen lugar desde marzo contra el régimen de Bachar al Assad se han cobrado ya más de 5.000 muertes según la ONU y grupos de derechos humanos. La represión en buena parte del país no ha detenido las protestas que nacieron al calor de la primavera árabe, que ya volteó a Ben Alí en Túnez, a Hosni Mubarak en Egipto y a Muammar Gadafi en Libia. La tenacidad de las marchas hace que, según analistas occidentales, Al Assad tenga los días contados. Esto despierta una gran incertidumbre en el Estado judío.

Israel teme que la caída del presidente sirio desestabilice la frontera norte y que el vacío de poder en Damasco conduzca a ataques de grupos armados desde el sur de Siria y a un nuevo enfrentamiento armado con la milicia chiita Hezbollah, grupo libanés que tiene fuertes vínculos con los sirios y los hombres de gobierno de este país.

"La frontera norte no está estable. Seguimos de cerca todo el tiempo los acontecimientos", aseguró el jefe de la Fuerza Aérea israelí, Ido Nejushtan. Para Israel, el régimen de la familia Al Asad supuso cuatro décadas de no beligerancia en su frontera con Siria y un punto de referencia para presionar al pro iraní Hezbollah cuando la situación empeoraba en la línea divisoria con Líbano.

Cuánto durará

Expertos y comentaristas israelíes evaluaban ayer el futuro del régimen y planteaban que la única pregunta en estos momentos es "cuánto tiempo más durará Al Assad en el poder" y "qué impacto tendrá para Israel".

Itamar Rabinovich, ex embajador israelí en Washington y principal interlocutor en las negociaciones entre Israel y Siria en la década de 1990, cree que su caída "aún podría llevar algún tiempo" y exhorta a su gobierno a prepararse con antelación para el día después. "Damasco no es cualquier ciudad. Es uno de los corazones del mundo árabe, y la caída del régimen de Al Assad puede alterar todo el equilibrio regional", aseguró Rabinovich.

Agregó que "la anarquía e inestabilidad en Siria tendrán un impacto en toda la región que podría amenazar a Israel", tanto en el caso de que armamento del Ejército llegue a grupos terroristas como en el caso de que Al Assad pueda iniciar un conflicto armado como último recurso por su supervivencia política.

Una de las preocupaciones en este sentido, es que Siria, ante la posibilidad de la caída de Al Assad, transfiera armamento avanzado -misiles de largo alcance o un moderno sistema de misiles tierra-aire- a Hezbollah. "El próximo año, la Fuerza Aérea continuará monitoreando los desafíos que enfrenta Israel y proporcionando seguridad al pueblo", dijo, por su lado, Nejushtan.

La rivalidad en otro lado

Israel ocupó la meseta del Golán siria en 1967 y, aunque desde 1973 la frontera entre ambos Estados ha sido la más pacífica de la región, ambas partes se han enfrentado y mantenido su rivalidad sobre suelo libanés.

En los últimos 20 años, Israel ve en Hezbollah una "segunda cara" de Damasco y la pregunta que se hacen muchos analistas es si la caída de Al Asad fortalecerá o debilitará a la milicia chiita con la que tantas veces el Ejército israelí ha combatido desde 1982.

La última vez fue en el verano de 2006, en una guerra tras la captura de dos soldados israelíes por milicianos de Hezbollah que costó las vidas a unos 1.100 libaneses y unos 150 israelíes.

La inteligencia militar, organismo encargado de evaluar las perspectivas de guerra o paz, está dividida y algunos altos mandos consideran que un verdadero proceso de democratización en Siria podría conducir, precisamente, a una mayor calma.

Así lo cree el ministro israelí de Asuntos Estratégicos, Moshé Yaalón, quien aseveró que "la caída de Al Asad debilitará a Hezbollah".

"Las últimas semanas vemos una situación de guerra civil. La economía acabará deteriorándose y afectará al país. Puede que sea el fin del ´eje del mal´ (Siria-Irán-Corea del Norte, para Israel)", sostuvo.

En su perspectiva de los acontecimientos, uno de los escenarios que no hay que descartar es que la inestabilidad en Siria "conduzca a un cambio en el balance político dentro de Líbano" que acabe debilitando la influencia que hoy tiene el partido chiita, aunque insistió en que "aún es pronto" para sacar conclusiones. (El Observador y EFE)

Los observadores de la Liga Árabe

El primer grupo de observadores de la Liga Árabe que llegó ayer a Siria podrá moverse con total libertad y visitar las "zonas en tensión" del país, dijo el vicesecretario general de la organización panárabe, Ahmed ben Heli. Ben Heli detalló que esta delegación servirá de "avanzadilla" para preparar la visita del resto de observadores que trabajarán sobre el terreno en cumplimiento del protocolo firmado esta semana por el gobierno sirio y la Liga Árabe. Los observadores "tendrán derecho a visitar hospitales, cárceles y centros de detención y de reunirse con representantes de la oposición y organizaciones de derechos humanos", apuntó el responsable de la Liga Árabe. El vicesecretario general de la Liga señaló que la citada misión también preparará la reunión entre opositores y autoridades de cara a la etapa de transición y las reformas a las que aspira el pueblo sirio. Según el protocolo, recordó, las autoridades sirias deben prestar protección al traslado de los observadores.

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