jueves, 11 de abril de 2013

Ciclo de vida

Todos los seres humanos nacemos, crecemos, nos hacemos amigos, nos enamoramos, estudiamos, trabajamos, nos casamos; en fin, nacemos, vivimos y morimos. En el ciclo de vida del hombre judío, desde su nacimiento hasta su muerte, existen hitos que señalan el paso de una etapa de la vida a la siguiente. Cada ceremonia dentro de este ciclo tiene una significación simbólica e ideológica. Cuatro son los momentos que van marcando nuestro ciclo de vida como judíos: Brit Milá, Bar/Bat Mitzvá, Casamiento y Muerte. BRIT MILÁ ¿POR QUÉ NO NACEN LOS NIÑOS JUDÍOS YA CIRCUNCIDADOS? Hacia el 132 EC, se prohibía la circuncisión a los judíos de Eretz Israel. El responsable de este decreto fue Turnus Rufus, quien era el Gobernador romano de Judea en aquel entonces. Este decreto fue una de las tantas causas que provocaron el estallido de la rebelión de Bar Kojvá. Cuenta un midrash que polemizando con Rabí Akiva acerca de dicha prohibición, le dijo Rufus: - Si D´s quiere que los judíos estén circuncidados, ¿por qué no hace que los niños ya salgan circuncisos del vientre de sus madres? - -¿Y dime por qué nace el niño ligado aún por el cordón umbilical a su madre, obligándola a cortarlo?- respondió Rabí Akiva- Acerca de lo que preguntas te digo que las indicaciones, normas y mandamientos que D´s proveyó al pueblo judío, son sendas para su constante perfeccionamiento. La circuncisión es un primer paso en el compromiso con esa senda” Midrash Tanjuma, Tazría, 5 BAR/BAT MITZVÁ ¿POR QUÉ LAS NIÑAS SON BNOT MITZVÁ A LOS 12 AÑOS MIENTRAS LOS VARONES, BNEI MITZVÁ A LOS 13? Ya en el tratado talmúdico Nidá se determinaba que eran válidos los juramentos de una joven a partir de sus doce años más un día, tal como lo eran los de un varón de trece años cumplidos. El primer Bat Mitzvá tuvo lugar recién en 1921, en los Estados Unidos y por iniciativa de Rabí Mordejai Kaplan, el ideólogo del Movimiento Reconstruccionista, que considera al judaísmo una civilización. Previamente, en aquel mismo tratado, Nidá 45b, los sabios se habían planteado dos posturas divergentes sobre este asunto. Unos sostenían que el pasaje de la infancia a la adolescencia se daba en las niñas a los trece años y en los varones a los doce, puesto que éstos comenzaban sus estudios más temprano, por lo que debían de madurar antes. Otros sabios sostenían en cambio, que eran las muchachas las que por su naturaleza solían desarrollar antes la comprensión y percepción, biná ieterá, madurando afectivamente más temprano que los varones, y por lo tanto debía ser fijado en los doce años su ingreso al mundo de las responsabilidades ante la comunidad, mientras que los varones seguirían lo dicho por el Pirké Avot 5:25, “ben shlosh esrei le´mitvot”, los trece años son el tiempo de comenzar a cumplir los preceptos. Este criterio fue el que primó, de ahí que la ceremonia iniciática judía para las mujeres, el Bat Mitzvá, tenga lugar a los doce, y para los varones, el Bar Mitzvá, a los trece. Extraído de un material de Bamá CASAMIENTO Como una azucena entre espinas/ es mi amada entre las muchachas Como un manzano entre arbustos silvestres/ es entre los jóvenes mi amado Mi amado es fuerte y hermoso,/ se destaca entre miles./ en su cabeza refulgen cabellos negrísimos./ Sus ojos brillan como palomas/ recién bañadas en leche,/ descansando junto a un arroyo;/ sus mejillas son un jardín aromático/ y sus labios son flores. Sus manos parecen tallas de orfebres,/ su vientre, marfil rodeado de zafiros/ y sus piernas, torneadas columnas de mármol./ Es esbelto como un cedro,/ su hablar es dulce y todo él es deseable./ Así es mi querido, hijas de Jerusalem,/ así es mi amado. Yo soy de mi amado y mi amado es mío. Tienes el encanto de la ciudad de Tirza, amada;/ tienes la hermosura de Jerusalem./ Eres imponente como un ejército en marcha/ con las banderas desplegadas./ Aparta de mí tus ojos, que me intimidan;/ tus cabellos son como rebaños/ que se mecen bajando la colina;/ tus dientes tienen la blancura de ovejas esquiladas/ que acabaran de bañarse, todas igualitas;/ tus mejillas tienen el rubor de la granada. Grábame sobre tu corazón como un tatuaje,/ ponme como un sello sobre tu brazo,/ que el amor es poderoso como la muerte/ y los celos, crueles como el infierno. No pueden apagar el amor ríos ni océanos/ y si, con sus riquezas, alguien intentara comprar el amor/ se haría objeto de burla y desprecio. Fragmentos del “Shir ha Shirim” (Cantar de los Cantares) Versión de Eliahu Toker MUERTE LOS TRES SOCIOS EN LA CREACIÓN DE UN SER HUMANO Según el Talmud, en Leviticus Rabbah, hay tres socios en la creación de un ser humano: su padre le provee la simiente de la sustancia blanca, a partir de la cual se conforman los huesos de la criatura, sus tendones, uñas, cerebro y el blanco del ojo; su madre que le provee la simiente de la sustancia roja, a partir de la cual se constituyen su piel, su carne, su cabello y el negro del ojo. D´s le otorga el alma y el aliento, la belleza de sus rasgos, la visión de sus ojos, la audición, el habla, la comprensión, el discernimiento. Y cuando llega el momento en que debe dejar este mundo, D´s retira su parte y deja a sus padres lo que ellos aportaron. Según el rabino Edery, el judaísmo cree absolutamente en que el ser humano tiene una dimensión espiritual, aunque no se la pueda definir porque está más allá de la experiencia humana, es supra racional, no irracional. Dice el Eclesiastés que la persona humana está formada por materia y espíritu, y cuando la vida termina, el cuerpo vuelve a su origen y el espíritu vuelve al suyo.

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