lunes, 6 de diciembre de 2010

El arbol de Yehuda y el arbol de Iosef

Los hermanos, las tribus de D’s, experimentan un maravilloso proceso de arrepentimiento en las Parashot Miketz – Vaigash. Muy pronto entendieron los hermanos su grave error, y se lamentaron mucho por ello.

Los hermanos, las tribus de D’s, experimentan un maravilloso proceso de arrepentimiento en las Parashot Miketz – Vaigash. Muy pronto entendieron los hermanos su grave error, y se lamentaron mucho por ello – y ese es el ambiente en el cual Iehudá fue destituido de su encumbrada posición, “nos enseña que los hermanos hicieron descender a Iehudá de su posición, cuando vieron la angustia de su padre” (Rashi, Bereshit 38:1).
Esa pena les hace a los hermanos no beber vino durante 22 años, en forma similar a lo que nosotros acostumbramos en los primeros días del mes de Av – así nos enseña Rashi comentando el versículo “y bebieron con él” (Bereshit 43:34). “Desde el día en que lo vendieron ellos no bebieron vino ni tampoco él bebió – y ese día, bebieron”. A Iosef, se lo puede entender. Pero, ¿por qué no bebieron vino los hermanos todos esos años? Porque estaban de duelo y se entristecían por sus acciones. Nuestros sabios también describen cómo se alegraron los hermanos cuando tuvieron que descender a Egipto para comprar alimento: ¡Finalmente, tienen la oportunidad que tanto esperaron! El versículo dice: “Descendieron diez de los hermanos de Iosef, a comprar trigo en Egipto” (Bereshit 42:3). Pregunta el Midrash: “Lo correcto sería que diga ‘los hijos de Iaacov’. ¿Por qué dice los hermanos de Iosef? Porque al principio no se comportaron con hermandad… y finalmente se arrepintieron, y cada día se decían: ¿Cuándo podremos visitarlo, y traerlo a nuestro padre? Y cuando les dijo que desciendan a Egipto, todos decidieron comportarse con él con hermandad” (Miketz, Ialkut Shimoni). También en este caso, el Midrash recalca su profundo arrepentimiento, hasta tal punto que cada día esperaban ese momento, cuando podrán devolver a Iosef a su hogar.

Su actitud se revela en forma clara de momento que Iosef los acusa de espías. Todo lo que les sucede, es interpretado por ellos como un castigo a lo que le hicieron a Iosef: “En verdad, somos dignos de castigo en cuanto a nuestro hermano, porque vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba tuviésemos piedad de él, y no le escuchamos, por tanto a nosotros nos ha sobrevenido este trance angustioso” (Bereshit 42:21). El Netzi”v (Rav Naftali Tzvi Iehudá Berlín) comenta ese versículo y el siguiente, cuando Reuben dice “¿no os decía yo así, no pequéis contra el niño y no me escuchasteis?” (Bereshit 42:22), que de momento que Iosef les ordenó que dejen uno de ellos en custodia, cada uno de los hermanos se culpó a sí mismo, y quería quedarse él en Egipto, “y los hermanos… cada uno se quejaba diciendo que es él el culpable”.
A primera vista, es extraño: ¿Por qué Iosef les hace sufrir a sus hermanos, y no se les rebela enseguida? El kadosh (santo) autor del comentario “Or HaJaim” explica que todo lo que hizo Iosef, era porque temía que los hermanos lo ataquen. Iosef conoce a sus hermanos y sus fuerzas, y no olvidó que intentaron matarlo. Por ello, nunca le envió un mensaje a su padre diciendo que él reina en Egipto – porque quizás los hermanos teman avergonzarse frente a su padre, y vengan a matarlo. Y agrega que “temía avergonzar a sus hermanos frente a Iaacov e Itzjak y toda la descendencia de Iaacov, y le parecía mejor que su padre sigua apenado a que los avergüence, como dicen ‘es preferible tirarse a la hoguera que avergonzar a su prójimo en público’”.
¿Y cómo supo Iosef que ya no debe temerle a sus hermanos?
Iosef crea alrededor de Binyamin una situación similar a la suya en el pasado. Él honra a Binyamin, lo sienta a su lado, le entrega regalos, e incluso lo pone en una situación tal que está a punto de ser encarcelado – ser tirado al pozo. ¿Qué harán los hermanos ahora? ¿Acaso dejarán otro hermano en el pozo, y se marcharán? ¿O exigirán quedarse todos junto con él? Y así escribe el Abarbanel: “Toda esa prueba que les hizo Iosef a sus hermanos acusándolos de ser espías, era porque todavía tenía dudas en su corazón si aman a Binyamin o todavía odian a los hijos de Rajel, su madre. Y por ello, quiso llevar justamente a Binyamin a la prueba de la copa, para ver si se esforzarán por salvarlo… Y a los ojos de Iosef se comportaron como auténticos arrepentidos, confesando su pecado”.
Los hermanos demuestran que su arrepentimiento es sincero y profundo, cuando Iehudá le hace saber como representante de todos los hermanos que ellos entienden que se trata de un castigo por el pecado que cometieron, “el Señor ha puesto en evidencia la iniquidad de tus siervos” (Bereshit 44:16). Y en segundo lugar “henos aquí siervos de mi señor, así nosotros como aquel en cuyo poder fue hallada la copa” (Bereshit 44:16). Pero Iosef quiere ver a Iehudá - el que provocó su venta y su llegada a Egipto - tomando la responsabilidad personal de Binyamin. Y en efecto, cuando Iehudá dice en nuestra Parashá “tu siervo quede en lugar del mozo, por siervo de mi señor, y el mozo suba con sus hermanos” (Bereshit 44:33), Iosef comprende que el proceso de arrepentimiento de sus hermanos ha culminado, y puede revelárseles y mostrarles el gran amor que él siente por ellos (así escuché explicar al Rav Iaacov Lebanon).
En todas las fases del encuentro con los hermanos vemos el amor de Iosef. Cinco veces él llora cuando ve la angustia de sus hermanos, y cuando ve que las Tribus de D’s se unen, y ellos tienen temor y no son capaces de contestarle, él les explica todo el programa Divino de su venta, “porque el Señor me ha enviado para preservar vida delante de vosotros” (Bereshit 45:5). Él cae sobre el cuello de Binyamin, llora y besa a todos sus hermanos. Y entonces “luego le hablaron sus hermanos” (Bereshit 45:15). Dice Rashi “de momento que lo vieron llorando con todo el corazón, entendieron que su amistad es sincera”.
Ese gran amor es el que vuelve a unir nuevamente a la Casa de Israel en un solo árbol, como dice el profeta en la Haftará. Y es él el que garantiza todas las visiones positivas para con Am Israel (el Pueblo de Israel). Como es dicho en la continuación de nuestra Haftará (Iejezkel 37:26-27): “Y celebraré con ellos un pacto de paz, será un pacto eterno con ellos. Y los estableceré, y los multiplicaré, y pondré Mi santuario en medio de ellos para siempre. Y estará Mi habitación con ellos, y Yo seré el Señor de ellos, y ellos serán Mi pueblo”.
Fuente: Majon Meir

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