martes, 22 de febrero de 2011

Israel su amor

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Podemos aprender de ello cuál debe ser la correcta forma de vida de un vínculo sano, bueno y deseable: Un vínculo y una conversación “cara a cara”. Tal parece a veces que ya nos acostumbramos a utilizar los sofisticados medios de comunicación: Se puede hablar por teléfono, se puede enviar un mensaje escrito o una carta electrónica, y quizás así se ahorra tiempo – pero se pierde el vínculo


“Y estaban los querubines con las alas extendidas hacia arriba, cubriendo con sus alas por encima de la cobertura, teniendo sus caras vueltas la luna a la otra, hacia la cobertura estaban dirigidas las caras de los querubines” (Shmot 37:9). Así está dicho en nuestra Parashá en cuanto a los querubines. Mientras que en la construcción del Beit HaMikdash (El Templo) de Shlomó se dice que “las alas de los querubines se extendían por veinte codos, y ellos estaban de pie, con sus caras vueltas hacia La Casa” (Divrei HaIamim Bet 3:13). Nuestros sabios notaron esa diferencia, y dijeron que “no es una contradicción, en este caso se habla cuando Israel cumplen con la voluntad Divina, y en el otro caso se habla cuando Israel no cumple con la voluntad Divina” (Baba Batra 99A). Explica el Rashba”m “en este caso, cuando Israel cumple con la voluntad Divina, los querubines orientan sus caras el uno frente al otro, como señal del cariño entre un hombre y una mujer que se aman, e insinúa que D’s ama a Israel. Y en un principio así fueron hechos, con sus caras una enfrente de la otra, para que la Shjina (manifestación de la Presencia Divina) se revele en Israel e Israel hagan la voluntad de D’s. Y cuando no cumplen con Su voluntad, orientan sus caras en dirección a La Casa, por milagro”. Es decir, en el Mishkan (Tabernáculo) los querubines siempre se encontraban en una situación de “sus caras vueltas la luna a la otra” (Shmot 37:9), pero en el Beit HaMikdash dependía de la situación de Israel: Si cumplía con la voluntad Divina, sus caras estaban orientadas una enfrente de la otra, y si no, sus caras se daban vuelta y miraban a La Casa.
Y nuestros sabios agregaron en cuanto a ese cariño de D’s por Israel, que tiene su expresión en la situación de los querubines (Ioma 54): “Cuando los miembros de Am Israel (el Pueblo de Israel) subían a pie a Ierushalaim, les levantaban el Parojet (cortina) y les mostraban los querubines, que estaban enlazados el uno con el otro, y les decían; vean cuán amados son por D’s, como el cariño de un hombre y una mujer”.

Y el Ramba”n en su famosa carta (Igueret HaKodesh) aprende de ello el gran valor del vínculo entre marido y mujer, y dice que “si acaso fuese algo vergonzoso, el D’s no habría ordenado construirlos [a los querubines], y colocarlos en el más santo y puro lugar [Kodesh HaKodashim], y eso está relacionado con un principio muy profundo”.
Nuestros sabios compararon el Reinado del Cielo con el Reinado de la Tierra, y dijeron que “como el Reinado del Cielo, así es el Reinado de la Tierra”. Y quizás en base a todo lo que hemos dicho podemos aprender también algo respecto a la conducta correcta conducta en la vida cotidiana, entre las personas y entre marido y mujer. Porque la Torá, para enseñarnos respecto a la esencia del vínculo entre Israel y D’s utiliza la expresión “cara a cara”: Esa es la expresión del vínculo correcto y profundo entre dos amados, entre dos personas y entre marido y mujer. Podemos aprender de ello cuál debe ser la correcta forma de vida de un vínculo sano, bueno y deseable: Un vínculo y una conversación “cara a cara”. Tal parece a veces que ya nos acostumbramos a utilizar los sofisticados medios de comunicación: Se puede hablar por teléfono, se puede enviar un mensaje escrito o una carta electrónica, y quizás así se ahorra tiempo – pero se pierde el vínculo, la conversación cara a cara, un vínculo que expresa realmente toda la potencia necesaria, y esos medios a veces también generan una separación y distanciamiento inconciente.
Y por ello, nos dice el Rav Kuk que “nuestra obligación es abrir brechas en esa separación entre los hermanos, de corazón a corazón se hablará, y de alma a alma. Y seguramente las cosas serán escuchadas atentamente, y un elevado espíritu volverá al campamento de Israel en la Tierra del Renacimiento, un encumbrado y sublime espíritu, que unirá a los que advierten y a los advertidos” (Moadei HaReaya, Pág. 380). Y a través de esa buena y profunda vinculación, “de corazón a corazón se hablará”, cara a cara, seremos merecedores pronto de ver el fulgoroso rostro Divino para nuestra gueulá (Redención) plena, reconstrucción del Beit HaMikdash y la manifestación de la Shjina dentro nuestro.
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