domingo, 15 de agosto de 2010

La Zarza no se Consumió

Dominar los Peligros del Conocimiento
En el judaísmo, el acto de procreación entre marido y mujer se describe con “conocer”, referido al conocimiento, daat . Este es el verbo utilizado en la Torá para describir el primer matrimonio: “Adam conoció a su esposa Javá”. 1 Pero el conocimiento puede ser peligroso, como dijo el rey Shlomó, el más sabio de todos los hombres: “Aumentar nuestro conocimiento aumenta nuestro dolor”. 2
Para protegerlo de los peligros asociados al conocimiento, se le prohibió a Adam comer del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal. De la misma manera, se enseña al hombre y la mujer que hasta que estén unidos en sagrado matrimonio deben sobreponerse completamente a sus deseos negativos de mantener relaciones maritales.
Pero cuando el marido y su esposa se unen, es necesario que sean capaces de utilizar el Árbol del Conocimiento –el origen de la unión entre marido y mujer- desarrollando y separando su aspecto positivo (el bien) de su aspecto negativo (el mal). Una vez casados, la pareja no puede llegar a conocerse mutuamente ni tener hijos sin ese mismo deseo que antes estaba prohibido. Utilizar el mismo deseo con el propósito de la procreación sagrada es un ejemplo de cómo algo que antes era en beneficio propio ( lo lishmá , לא לישמה ) puede transformarse en algo completamente desinteresado ( lishmá , לישמה ). El mismo deseo que antes debía ser completamente subyugado, ahora se convierteen el origen de algo bueno, revelando el aspecto más esencial del “[Árbol del] Conocimiento del Bien”, el lado que lleva al cumplimiento del mandamiento de Dios de ser fructíferos y multiplicaos. 3
El Estado Futuro del Árbol del Conocimiento
Los versos que describen la prohibición de comer del Árbol del Conocimiento dicen: “ Havaiá Elokim ordenó a Adam diciendo: 4‘De todo árbol del jardín comerás. Pero del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal, de él no comerás'”. 5 En su libro Mei Hashiloaj , el Ishbitzer Rebe nos brinda una interpretación más novedosa de estos versos:
“En el futuro, cuando sea rectificado el pecado de Adam, habrá un refinamiento del significado del verso que prohíbe el consumo del Árbol del Conocimiento, que se leerá así: “De todo árbol del jardín comerás y del Árbol del Conocimiento del Bien”, luego “y el Mal, de él no comerás”. Dando a entender que será posible comer sólo del bien que está en el árbol y sólo lo malo estará prohibido.
Además, Dios revelará retroactivamente que incluso en el pasado, todo lo que [cada judío] hizo, sólo comió de lo bueno del árbol. La trasgresión que pensó había cometido fue sólo desde su punto de vista y no tuvo mayor impacto que la piel del ajo. 6
Esta es una lectura verdaderamente futurista del verso, demostrando cuál será el estado futuro del matrimonio, cuando lo femenino ascenderá e influenciará a lo masculino. Así será la unión entre el tzadik (y por cierto “En Tu nación, todos son tzadikim” 7) y la Torá: el tzadik ya no será influenciado por la Torá, es decir limitado y dependiente de la interpretación literal de la Torá, sino que él influenciará a la Torá, al cambiar la puntuación gramatical revelando nuevos significados.
Separar el Mal del Bien
Y por cierto, sólo después de haber contraído matrimonio la pareja puede alcanzar el estado de conciencia superior necesario para entender esta lectura futurista del verso. Podrán separar los dos tipos de conocimiento contenido dentro del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal.
El mal que contiene es la conciencia de sí mismo, el ego que cuando se combina con los deseos sexuales lleva al desperdicio de nuestra fuerza procreativa. 8 La causa de esta conducta impropia es el egocentrismo de la persona que toma el lugar de la energía que debería invertirse en el prójimo. Entonces es fácil de entender por qué la desviación hacia uno mismo de la energía de las relaciones lleva a acciones que son sólo para satisfacción propia.
Del otro lado, el bien contenido en el Árbol del Conocimiento es descripto en la Biblia como el “buen adhesivo”, es decir la energía de la conciencia que es dirigida a conocer y relacionarse con la esposa desde un lugar de verdadero compromiso y devoción.
Aunque la energía dedicada a conocer a nuestra esposa necesariamente lleva a tener conciencia de nuestro ser -porque sin la conciencia no puede haber excitación sexual- justamente en este contexto llegamos a revelar que hemos comido sólo del bien, y toda trasgresión que imaginemos haber cometido, ya no tiene a nuestros ojos más valor que la piel del ajo. Utilizadas en el contexto sagrado del matrimonio, las semillas del Árbol del Conocimiento se revelan como sagradas, y lo que es sagrado es algo guardado en nuestro interior más profundo 9 y no puede ser influenciado por ninguna fuerza negativa.
El Fuego Dulce en el Sné (zarza)
Una vez casados, el esposo y la esposa deben aprender cómo ingresar a un estado nuevo. Desde una situación en la que necesitan subyugar sus deseos superficiales -porque todavía son extraños y no están adaptados uno al otro- a un estado en el cual se están transformando constantemente a través de revelar la chispa Divina que hay en ellos. Esto está descripto como el servicio Divino de “ConóceLo en todos tus caminos”, encuentra a Dios incluso en ese lugar o situación donde Él podría parecer como extraño.
Al hacer eso, la pareja aprende el secreto revelado a Moshé Rabeinu cuando vio que “el sné arde, pero el sné no se consume”. Esta zarza representa el deseo que antes del matrimonio era percibido como algo ajeno (y por lo tanto detestado). 10 El fuego que arde en nuestro interior es el fuego sagrado de nuestro anhelo de servir a Dios y cumplir Su voluntad. El milagro es que a pesar de que el fuego de nuestra dedicación a Dios arde dentro nuestro, al ser un fuego Divino no consume 11 nuestros deseos superficiales, sino que los eleva para que puedan ser utilizados para servir a Dios. El deseo mismo se transforma en un fuego sagrado que revela, en vez de consumir, las chispas Divinas que viven dentro nuestro.
El milagro del fuego dulce de Dios fue revelado específicamente a Moshé Rabeinu, el pastor fiel, considerado la conciencia/conocimiento colectiva del pueblo Judío. Como tal, se le confió la tarea de rectificar y refinar la conciencia de cada individuo judío, a través de la Torá que se le dio en el Sinaí y a través de que su alma continúa/extiende en el líder de cada una de las generaciones.
En su primera encarnación (como Moshé Rabeinu, el redentor de la esclavitud de Egipto), en la profecía frente a la zarza ardiente, el sné , se le ordenó refrenarse de tener relaciones íntimas con su mujer en aras de una comunión espiritual absoluta con la Providencia Divina. Esto sugiere por supuesto, que en ese momento había cierta contradicción entre la elevación espiritual y la intimidad física marital. Pero incluso entonces se le reveló a Moshé, simbólicamente, que en el futuro, cuando su alma retorne para su encarnación final como el alma del Mashíaj, el redentor final de nuestro exilio actual, esta contradicción ya no existirá. En tanto Mashíaj, Moshé Rabeinu ya no tendrá que separarse de su esposa.
Esta es una de las razones de que al casarse, el esposo declara que está siguiendo la costumbre de Moshé e Israel. Al aferrarse a la imagen de Moshé Rabeinu, la pareja puede asegurar su conexión con el aspecto Divino interior de su unión, la Presencia Divina que los acerca. A través de esta chispa interior de Divinidad que los une pueden elevar sus deseos (que por sí mismos pueden ser un fuego que consume, acabando con ellos y con su matrimonio), transformándolos en un fuego radiante que ilumina la Presencia Divina entre ellos.
Basado en el libro en hebreo Iain HaMesameaj , “El Vino que Alegra”, volumen II, página 87-9, del rabino Itzjak Ginsburgh.
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