miércoles, 11 de agosto de 2010

UNA HISTORIA TEMEROSA

UNA HISTORIA TEMEROSA

Me asuste del judaísmo a la edad de 14 años, después de leer la historia de Abraham e Itzjak, en la cual Dios le ordena a Abraham que sacrifique a Itzjak. Recuerdo la escena en mi libro escolar. Abraham con una barba larga, tenia en una mano el
cuchillo y en la otra al pequeño niño asustado, y ese niño se veía igual que yo.


Un ángel estaba intentando evitar la acción de Abraham ¿Cómo podía convencerlo que era solamente una prueba? ¡vaya prueba!.
Esa escena se quedo en mi mente por mucho tiempo hasta que fui alejándome del judaísmo. Crecí, fui a la Universidad pero mi judaísmo quedo atorado en el libro de texto de un niño de 14 años.

Se me ha dicho que ninguna persona racional tomaría una decisión respecto de su negocio basado en lo que sabía cuando tenia 14 años. No decidirías con quien casarte basado en lo que sabias sobre el amor a los 14 años. Pero muchos de nosotros parecemos satisfechos al eliminar la religión basados en lo que estudiamos a los 14 años, y yo fui uno de esos tontos.


Claro que siempre supe que era judío e inclusive hice una audiencia para tratar de incorporarme a un teatro en Idish en Nueva York. Me veían con el pelo rubio y los ojos azules y decían "Si tenemos un papel para un nazi te llamamos".
Aunque me sentía atraído al drama y misterio del judaísmo otros aspectos me alejaban.

¿ Que tenia en común con aquellos hombres de barba, sombrero negro y peot?.
Pero mientras el tiempo pasaba, empezaba a ver las cosas diferentes. El catalizador fue mi hijo Michael. Un día me pregunto: "Papa ¿de donde vienen tus ancestros?

Esto fue lo que me incito. No estaba seguro. Yo sabia que mis padres venían de Rusia de algún lugar llamado Mogilev. De repente me di cuenta de que no sabía nada sobre mis antepasados. Todos estaban muertos, no tenia antepasados..

Eso me deprimió. Me asusto. No tenia antepasados.
¿Puede una persona saber quien es si no sabe quienes son sus antepasados?
Estaba descansando en mi cuarto meditando por enésima vez, cuando levante la mirada y vi en la pared mi colección de litografías de Chagall. Su serie de la Biblia. Y me toco, pues ahí estaban mis antepasados.
gentileza de www.porisrael.org

UN GRAN CAMINO POR RECORRER.

UN GRAN CAMINO POR RECORRER.

Sé que mi travesía aun no acabo. Tengo un gran camino por recorrer.
Cuando apenas regrese a estudiar la Tora, estaba motivado. Solo tenia 350 paginas para estudiar. Pero cuando empecé a estudiarla seriamente, entendí porque dicen que es una vida de estudio, ya que me tomo mas de dos meses salir del relato del jardín Del Edén.
Antes que pudiera acabar, mi espalda se lesiono y pase una operación. Dos semanas después tuve un ataque cardiaco y mi vida estaba acabada por tener que aprender a volver a hablar.


Ahora ya no soy tan engreído como solía ser. Ahora no tomo el lenguaje por sentado.
Como no tenía problemas con el, parecía tan natural. Piensas y lo expresas verbalmente. No te das cuenta que existen miles de terminaciones nerviosas en tu mejilla, tu lengua, tus labios. Nunca piensas en el movimiento de tu lengua contra tus dientes, todas combinadas con tus cuerdas vocales, hablar es un milagro.
Y los milagros solo vienen de Dios. Y están a nuestro alrededor.
Recuerdo haber sido despertado por un temblor. Por poco fui tirado de la cama. Ese poder ¿de donde vino? ¿Alguna vez has visto un huracán que levanta a los largos árboles como palillos? Es impresionante.
¿Alguna vez has visto el cielo en una noche oscura? existen cientos de billones de estrellas en otras galaxias. A billones de años luz de distancia. Un milagro tan increíble asombra la mente..


Pero yo estoy esperando un pequeño milagro. Espero que no sea demasiado tarde para mi. Si Dios es un Dios paciente probablemente me dará el tiempo suficiente para estudiar las cosas que tengo que saber para entender que es lo que nos hace a los judíos ser la conciencia del mundo.
Cortesia :Shlomo Sosnotzky
Difusion: www.porisrael.org

lunes, 9 de agosto de 2010

EL SECRETO DE UN HOMBRE SABIO

Un Mensaje en una Botella
por Elyah Leboff
El secreto del hombre sabio.
Mi familia estaba vagamente afiliada a nuestra sinagoga. Íbamos a la mayoría de los actos, siempre que no fueran religiosos. El director del grupo juvenil, Mordejai, empezó a conversar con nosotros durante un desayuno-almuerzo en la sinagoga que se realizaba en honor de una ocasión inusual. Después de un rato, me hizo una pregunta, “¿Qué es más potente, si te pego en tu mano una vez muy fuerte, o muchas veces suavemente?”.
Respondí, “Una muy fuerte”. Por supuesto.
Luego pareció cambiar de tema y me empezó a contar sobre cómo con una botella y un corcho, un poco de bicarbonato de sodio, vinagre y una toalla de papel, puedes disparar el corcho como un cañón. Siendo un joven adolescente, yo estaba fascinado con la idea de hacer un cañón. Mis padres me autorizaron a ir a una “actividad juvenil” especial para ir a la tienda de ferretería a comprar un corcho.
Mordejai me acompañó de vuelta a la casa de mis padres ese día más tarde, con la botella y el corcho. Fuimos a la cocina a buscar el resto de los ingredientes necesarios y luego llevamos todo el artefacto afuera. Disparamos el corcho a través del patio trasero y al jardín del vecino. Yo estaba impresionado.
No fue hasta años más tarde que me di cuenta: Este cañón de corcho era la respuesta a la primera pregunta de Mordejai. Los muchos pequeños golpecitos eran lo mismo que las reacciones químicas dentro de la botella – una lenta acumulación de gas invisible. La presión era finalmente lo suficientemente fuerte como para disparar el corcho fuera de la botella. El equivalente a una gran cachetada sería como apretar violentamente la botella (era de plástico). Si hubiésemos hecho eso, el corcho no hubiera llegado tan lejos.
Más allá de eso, no me di cuenta que Mordejai me estaba enseñando una idea fundamental del judaísmo a través de su pequeño experimento de ciencia. Un tonto espera alcanzar grandes logros de repente. Frente a una larga tarea, se desespera. Mira una estantería llena de libros y dice: “hay tanto que aprender, nunca llegaré a ningún lado”. Una persona sabia, por otra parte, se enfoca cada día en lo poco que puede alcanzar. Él mira a la misma estantería de libros y dice: “Simplemente hoy haré lo que pueda”. Pero página a página, libro tras libro, eventualmente logra dominar a lo largo de su vida librerías de sabiduría. Lento, gradual, en un casi invisible proceso constante, llega tan lejos como un gran esfuerzo repentino.
He vivenciado esto en mis propios estudios: Hace muchos años empecé a estudiar la mitad de una Mishná cada día y ahora, para mi propia sorpresa, estoy avanzando a través del Talmud. Muchos de mis colegas están todavía deseando saber una Mishná, pero están intimidados por el tamaño de la tarea.
Nuestras vidas están mucho más llenas de pequeñas cosas, esas que parecen insignificantes, que hacemos cada día. Si observamos sólo lo nuevo y lo glamoroso, la felicidad nos eludirá garantizadamente. Mi abuelo Joe, después de más de sesenta años de matrimonio, aún se para en el lavaplatos después de la cena y lava los platos en los que él y mi abuela Lakey comieron. Con una sonrisa en su rostro y con voz alegre dice, “Estoy haciendo mi trabajo”. No hay un progreso visible en toda una vida de lavar los platos. No construimos una torre de platos limpios. El resultado frecuentemente es que en vez, nos hemos construido a nosotros mismos.
El esfuerzo que hacemos cada día, a pesar de lo pequeño que pueda ser, es lo que define nuestro carácter. Las noticias de un desastre natural – con sus miles de víctimas hambrientas y sin casa – pueden mover a cualquiera a dar caridad. Pero sólo alguien que da regularmente – un porcentaje fijo de cada sueldo – puede ser llamada una persona caritativa. Sin importar la popularidad de los “actos azarosos de bondad”, los actos constantes de bondad son ampliamente superiores.
Esta lección de esfuerzo acumulativo me está llevando a través del estudio de la vida. Usualmente la meta no es lo que he logrado, sino en lo que me he convertido. Como esposo, lucho constantemente para demostrar aprecio, ser agradecido, apoyador y comprensivo. Como padre, lucho para ser constantemente de ayuda, ser paciente y alegre. Pueden haber contratiempos (habrán contratiempos), pero un fracaso es sólo un pequeño fracaso dentro de muchos éxitos. El puntaje promedio prácticamente no se ve afectado e incluso Dios nos juzga sobre la mayoría de nuestros actos.
Le conté a mis hijos sobre el cañón de corcho y compramos un vino especial para Shabat - vino con una botella con corcho. Estas últimas vacaciones caminamos juntos a un parque cercano, con nuestro corcho, la botella, vinagre, bicarbonato de sodio y toallas de papel en la mano. Disparamos el corcho a través del parque, con el moderado poder invisible liberado por la reacción química. Les estoy revelando a ellos el secreto del hombre sabio

sábado, 7 de agosto de 2010

EL SHABAT LA FIESTA MAS IMPORTANTE PARA LOS JUDIOS

Ya nos hablaron de su importancia los profetas. El profeta Yejeskel enfatiza la importancia del Shabat comparándolo con el resto de la Torá.
“Y les di mis leyes, y mis estatutos les di a conocer, para que los haga el hombre y viva en ellos. Y también mis Shabatot les entregué como señal entre ellos y yo para que sepan que yo soy El Eterno que los consagro” (Yejeskel 20, 11-12).Así también lo hace el profeta Yeshaiahu enfatizando que cuidar el Shabat es equivalente a no hacer ningún mal. “Así dijo D-os: “Respeten los estatutos y hagan justicia, porque cercana está mi redención y la revelación de mi rectitud. Bienaventurado es el hombre que así hace y el ser que se aferra a ella, quien cuida el Shabat de no profanarlo y retrae su mano de hacer todo mal”” (Yeshaiahu 56, 1-2). La máxima expresión del Shabat se encuentra en el Midrash: “Todo el que observa el Shabat le es considerado como si cumpliera toda la Torá” (Pesikta Rabati) ¿Qué tiene de especial este día para ser considerado tan importante? Muchos motivos fueron dados, analizaremos los más importantes.
1er motivo – El rol y la responsabilidad del hombre en el mundo – Hay un Creador
En el libro de Shemot, en los diez mandamientos se da el siguiente motivo: “…Pues en seis días hizo Hashem los cielos y la tierra, el mar y todo cuanto en ellos hay, y se abstuvo de crear en el séptimo día” (Shemot).Explica este motivo en profundidad el Rab Shimshón Rafael Hirsch (Alemania, siglo XVIII). Cuando Dios creó el Mundo, no creó un Mundo terminado, solo sentó sus bases y le dio al hombre la continuación de la obra, como lo expresa el final de la Creación (Bereshit 2:3) “Bendijo Dios el séptimo día y lo declaró sagrado, pues en ese día Dios cesó de toda su obra que efectuara para hacer”. El Mundo fue creado “para hacer”, para que día con día el hombre lo vaya perfeccionando. Pero Dios le puso dos pautas a esta continuación: “laborar la tierra y cuidarla” como se expresa en la Torá (Bereshit 2:15) “Hashem, el Dios, tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para labrarlo y cuidarlo”. Sin embargo el mundo estaba sujeto al capricho humano y se corría el peligro de que el hombre se creyera dueño de este Mundo y no solo lo trabajara, sino que pudiera abusar del mismo, causándole daños irreparables. ¿Quién podría salvar al mundo de este peligro potencial? Solo el despertar de la conciencia humana, que llevara al hombre a entender que él es solo un empleado y no el dueño. Por esta razón, el primer día posterior a la creación del hombre, cuando éste se preparaba para comenzar con su trabajo, Dios le ordenó abstenerse de trabajar, para que tome conciencia que el mundo no le pertenece, que no puede trabajar indefinidamente cuanto quiera. Una vez por semana Dios nos pide que no creemos nada, ya que la creatividad y su implementación, es la característica distintiva del hombre por sobre el animal y nuestro parecido con Dios.Esta aptitud nos pudiera engañar haciéndonos sentir Dioses, ya que todo está en nuestras manos. Viene Dios y nos dice: “Un día en la semana deja de crear, para que sepas que el Mundo tiene un Creador, recuerda cual es tu rol y sensibilízate para no dañar la creación, ejercita tu papel con responsabilidad”.
2do motivo – La liberación de la esclavitud
En el libro de Devarim, cuando se repiten los diez mandamientos, se da el siguiente motivo: “Y recordarás que esclavo fuiste en la tierra de Egipto y de allí te sacó D-os con mano poderosa y brazo extendido, por lo tanto, tu D-os te ordenó hacer el día de Shabat” (Devarim 5, 15)La esclavitud más común es la de humanos que subyugan a sus semejantes, hay dos clases bien diferenciadas, los amos y los siervos. El siervo esta conciente contra quien debe pelear para liberarse. Sin embargo hay otro tipo de esclavitud más sofisticada, una que pasa desapercibida y a veces hasta es inconscientemente deseada, la esclavitud a los instintos, a las pasiones, a las adicciones y al estatus social.El Shabat, con sus restricciones y con su ambiente sin igual, nos invita a apartarnos de estas esclavitudes, aprovechemos en este día nuestras aptitudes intelectuales para acercarnos a nuestro verdadero amo, D-os, el único que verdaderamente quiere nuestro bien.
3er motivo – No sólo de cuerpo está compuesto el ser humano
El mundo no es lo que únicamente se puede percibir con los sentidos, hay mucho más detrás de todo esto. Un mundo que tiene otra dimensión. La dimensión espiritual. Es fácil decirlo y creo que para ninguno de nosotros es novedad. Sin embargo, lo que creo que sí es novedoso, es entender que esta existencia tiene tantas necesidades como la misma vida material.Imaginemos que una madre, luego del nacimiento de su tan ansiado hijo, dijera que ahora está muy ocupada para atenderlo y que el niño deberá permanecer en lista de espera hasta que ella reordene su vida. Esto significa que el bebé no recibirá ni atención, ni comida, ni higienización, ni visitas al médico, etc. Obviamente, una situación de este tipo dejaría a esta madre irresponsable en las puertas del manicomio. Así también la vida espiritual tiene necesidades, la única diferencia es que estas necesidades no se sienten. Cuando se tiene hambre, el estómago nos da la señal de aviso, no empieza a doler la cabeza y perdemos las fuerzas. Cuando nuestra alma está hambrienta no tiene mecanismos instintivos para hacernos sentir esta carencia, y por lo tanto nos pudiéramos pasar la vida entera literalmente “matando de hambre al alma”.¿Cuánto le dedicamos a nuestra alma?Aunque más no sea, nos pide Dios, que por lo menos un séptimo de nuestra vida la dediquemos a alimentar a nuestra alma.
4to motivo – La psicología del Shabat
Vivimos hoy en día en un mundo acelerado. Los sicólogos tienen más trabajo que nunca. Las necesidades económicas se han incrementado, en parte por el aumento del costo de vida y en gran parte por las exigencias sociales que nos enseñan que es inconcebible la vida, sin auto, vacaciones, ropa nueva, etc. El estrés, la enfermedad del siglo pasado, está tan o más vigente que antes. Las grandes empresas han aprendido a sacarle el jugo a sus gerentes; les dicen: “Tú trabajas ocho horas”, pero los proyectos que reciben para implementar, sólo Superman puede completarlos en ese corto tiempo, lo que hace que se sumen las noches y los fines de semana para esta tarea. La envergadura de los proyectos es de tal proporción que difícilmente puedan los responsables dormir tranquilos.Hemos aprendido a llevar el trabajo a la casa, a las vacaciones. Con una lap-top manejamos todas nuestras obligaciones. También el estar ocupado es parte de la salud mental, no siempre importa en qué, pero el individuo moderno necesita sentir que está ocupado aunque más no sea viendo televisión, jugando al Nintendo, hablando de todo tipo de temas o simplemente matando el tiempo en algo.Sin darnos cuenta hemos entrado en una rutina esclavizante y la tensión media-alta es una constante, la distensión, un privilegio de pocos. El Shabat, alternativamente, nos ofrece un oasis psicológico, un método para distenderse y evitar el estrés, pero además, un método para transformar la tensión en placer. Está escrito en los diez mandamientos respecto del Shabat (Shemot 20:9): “Seis días trabajarás y harás todo tu trabajo”. Preguntan los Sabios: ¿Acaso es posible hacer todo el trabajo, siempre quedará algo inconcluso? Explican, que la Torá nos quiere enseñar que cuando llega el Shabat debemos ver a todo nuestro trabajo como si ya hubiera sido completado. Aunque queramos, entrado el Shabat, ya no podemos hacer nada, deberemos esperar indefectiblemente hasta después del Shabat, y si debemos esperar, ¿qué sentido tiene preocuparse; como lo expresa el famoso dicho: “La preocupación es innecesaria, si el problema tiene solución, entonces soluciónalo y si no para que te preocupas”. Uno tiene que vivir el Shabat para sentir lo que es pasar de la vorágine del trabajo a la paz del Shabat. Cuando nos disponemos a salir al Shul y se encienden las velas en el hogar, al ritmo de las palabras Shabat Shalom, la casa se transforma, el ambiente se distiende y una magia de tranquilidad y paz invade a cada uno de nosotros. Ya estamos en otra dimensión, ya no hay por qué preocuparse, todo deberá esperar a la salida del Shabat.
5to motivo – La unión familiar
En el mandamiento del Shabat, la Torá pone especial énfasis en la familia y la sociedad: “Guardarás el día de Shabat para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu tarea, pero el día séptimo es Shabat, para Hashem, tu Dios, no hagas ninguna tarea, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu sirviente, ni tu sirvienta, ni tu ganado, ni tu asno, ni el forastero que habita dentro de tus puertas, para que descansen tu sirviente y tu sirvienta como tú. Acuérdate de que fuiste siervo en la tierra de Egipto y que Hashem tu Dios, te sacó de allí con mano poderosa y brazo extendido. Por consiguiente, Hashem tu Dios, te ordena que guardes el Shabat (Devarim 5:12-16).La Torá nos enseña que el descanso debe ser en familia y que debe incluir a todos los que frecuentan nuestro círculo privado, como empleados o empleadas. El Shabat es el momento ideal para reunirnos con nuestros hijos y familiares alrededor de una mesa y poder compartir nuestras experiencias de la semana que pasó, comentar sobre asuntos relevantes y enriquecernos espiritualmente por medio de reflexiones de judaísmo que nos permitan debatir sanamente. Para que esto sea posible debemos obligatoriamente suspender, televisión, teléfono, salidas, trabajo, entrevistas y todo tipo de distintos compromisos. Nada puede quitarnos este tiempo precioso que destinamos para la familia. Todas las prohibiciones del Shabat justamente nos generan el marco apropiado para evitar distracciones en este sentido. Como comentábamos anteriormente, es realmente hermoso poder sentarnos con nuestros hijos y preguntarles sobre la escuela, leer un libro con ellos, cantar con ellos canciones de Shabat, estar atentos a las mil y una insignificancias que tienen para decirnos, pero que para ellos, es lo más importante del mundo. Estar juntos, realmente juntos al fin. La ubicación de cada integrante de la familia en la mesa, el kidush, la bendición a nuestros hijos, la cabecera donde se sientan el padre y la madre de la familia, el vocabulario adecuado que se debe utilizar para una mesa de Shabat, nos enseña la jerarquía familiar, nos marca claramente los límites. La ausencia prolongada de experiencias como ésta, aunada al poco tiempo que podemos dedicar entre semana, pudiera llegar a generar un vacío familiar y desvirtuar las jerarquías. Este día no nos exime de nuestro compromiso diario con nuestros hijos, pero sí refuerza nuestra conciencia de la importancia de la familia. Entendemos ahora, que la abstención del trabajo no tiene como motivo principal recuperar fuerzas para seguir siendo productivo la próxima semana, esto se lograría durmiendo dos o tres horas más, el desafío es invertir este tiempo en los que más queremos.
La identidad judía
6to motivo – El antídoto contra la asimilación
Hay dos causas para la asimilación. 1) La pérdida de nuestros valores judíos fundamentales, 2) la pérdida de la vida judía. El cuidado del Shabat es un buen antídoto para la asimilación. Por un lado el Shabat nos enseña los valores, de la existencia de un Creador (ver 1er motivo), nos redime de la esclavitud a nuestros instintos, a nuestras pasiones, a las adicciones, a la sociedad, etc. (ver 2do motivo), nos enseña la trascendencia espiritual (ver 3er motivo), une a la familia (ver 5to motivo); y por otro lado genera una capa protectora contra la asimilación al provocar un cambio sustancial en nuestra vida judía, no es una mitzvá de un momento dado en el año, es un precepto continuo y cíclico. Ningún gentil va a estar interesado en unir su vida a una persona que vive 24 horas, un día a la semana, en otra dimensión. No trabajar, no viajar, no cocinar, dedicar el día al rezo y al estudio, etc. El cumplimiento del Shabat no sólo nos hace distintos un día a la semana, sino que cambia nuestra visión de toda la semana. Ahora podemos entender por qué la Pesikta (Midrash) dice “Todo el que cumple el Shabat es como si cumpliera toda la Torá”. No es una exageración, al concientizarnos de los valores antes mencionados, tomamos conciencia de muchos otros aspectos importantes del judaísmo, si creo en Dios y entiendo que la espiritualidad debe tener un papel protagónico en la vida, entonces no sólo el Shabat es importante, también lo es el kashrut, las fiestas, las leyes de la pureza familiar y por sobre todo la educación de los hijos en este camino. Dijeron los Sabios: “Más de lo que los judíos cuidaron al Shabat, el Shabat cuidó a los judíos”. El Shabat salvó de la asimilación a los judíos en la época de los griegos, arriesgando sus vidas por su cuidado. Salvó la identidad de miles de judíos en la inquisición que encendían velas de Shabat en los subsuelos de las casas, mantuvo la identidad de miles de inmigrantes europeos y sefaraditas que estuvieron dispuestos a perder su trabajo para conservar este valor tan importante. Mantuvo la dignidad judía en los guetos y campos de concentración. Y sigue siendo hasta hoy día el mejor regalo a nuestro pueblo, como lo expresa el Midrash (Yalkut Shimoni; Parashat Ki Tisá). “Le dijo D-os a Moshé: ‘Un hermoso regalo tengo en mi depósito, su nombre es Shabat, y quiero entregárselo a Israel

jueves, 5 de agosto de 2010

Israel vive y existe

Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único


Los términos "hebreo", "israelita" o "judío" han sido utilizados como sinónimos y equivalentes a lo largo de la historia. La Biblia se refiere a Abraham como "ivrí" (hebreo), probablemente por haber emigrado de la otra margen (oriental) del río Eúfrates e "ivrí" significa "de la otra margen". Israel fue el segundo nombre de Jacob, nieto de Abraham. Sus doce vástagos y los descendientes de éstos, fueron conocidos como "los hijos de Israel" o el pueblo o nación israelita.

"Judío" deriva de Judá, hijo de Israel, la más importante de las Doce Tribus. El nombre de "judío" se extendió a todo el pueblo cuando el Reino de Judea sobrevivió a la destrucción del Reino Septentrional de Israel en el año 722 antes de la Era Común, cuando las diez tribus fueron conducidas al cautiverio. En la actualidad, el pueblo se denomina judío, su religión judaísmo, su lenguaje hebreo y su tierra Israel.

Este pueblo, Israel, inició su existencia como una familia cuyos orígenes se remontan a Abraham el Hebreo, que vivió hace aproximadamente 3600 años. La fe monoteísta firmemente sostenida por Abraham y el "pacto con Dios", establecido por él y reafirmado por sus descendientes, identificó a esta familia como adherentes a una fe singular. La familia no se abrogó derechos de exclusividad sobre esta fe, sino que por el contrario se esforzó por atraer nuevos adherentes a ella.

Cuando esta familia "ebria de Dios" y aquellos que se unieron a su fe se extendió, aceptaron la Torá como su ley divina, tomaron posesión de la Tierra a ellos prometida por el Señor del Universo; en ese momento asumieron las características de una nación, con una lengua común, que vive en un territorio determinado, compartiendo un pasado y un destino comunes y ejerciendo los tributos de soberanía nacional.

Conforme a su origen, los judíos siempre se consideraron por doquier como integrantes de una familia, una familia vasta, para ser más exactos, y a menudo dispersa, mas a pesar de todo una familia.

La pertenencia a esta familia queda determinada por la vía materna. El niño de toda mujer judía es considerado un miembro de la misma. Mas dicha pertenencia nunca estuvo limitada por el nacimiento. En todo momento estuvo abierta para todos aquellos que aceptaron compartir su fe y que de esta manera fueron "prohijados" por ella. Así, el convertido al judaísmo, no sólo se asocia con los hijos de Israel en la práctica religiosa, sino que a través de ella el prosélito se convierte en un hijo de Israel, pleno partícipe de su legado y sus privilegios, asumiendo también sus cargas y tribulaciones. Al aceptar la fe judía, el prosélito se incorpora al pueblo o a la nación judía. Al cumplir con los preceptos religiosos del presente y al asumir la misión espiritual del futuro, se une al pasado colectivo.

Si bien la inclinación natural de cada familia tiende a la exclusividad y al cuidado de sus propios intereses, esa familia peculiar nunca fue exclusivista. En épocas de persecución se vio más de una vez obligada a aislarse -como medio de autodefensa- pero generalmente se volvió al exterior y abrazó la totalidad del mundo. Cuando se erigió el santuario central en Jerusalén, los judíos lo consideraron una "casa de oración para todos los pueblos" (Isaías 56:7. Ver también Reyes 1, 8:41-3).

Paradójicamente, al acentuar su peculiaridad esta familia singular reflejó la forma más nobles de universalismo. El universalismo que caracteriza a la fe de Israel, se refleja no sólo en sus formulaciones teológicas y en sus visiones del futuro, sino en la composición misma de su pueblo. Este pueblo -aparentemente "exclusivista"- incluye personas con distintas tonalidades de piel, de los más pálidos a los más obscuros, Y con una vasta gama de pluralidad cultural. A pesar de sus facetas múltiples y de los diversos lenguajes que hablan, los judíos se consideran emparentados entre si: verdaderos hermanos procedentes de una familia semítica común. Aunque en principio es la religión el factor primordial de unión (los neófitos se admiten en la colectividad sobre la base de la religión), el sentimiento de parentesco es muy fuerte. Este misterio se vuelve más profundo todavía, si tomamos en cuenta que incluso judíos que se rebelan contra la fe y descartan las creencias y prácticas religiosas, siguen considerados judíos y generalmente se sienten unidos a él por lazos de parentesco.

Este sentimiento de pertenencia que se manifiesta en el pueblo judío es más una experiencia "mística" que un fenómeno racional. Quizás sea ésta una de las razones que explican por qué los judíos no pudieron ser ubicados en las categorías utilizadas por los sociólogos e historiadores para definir las naciones, razas, religiones y otros grupos humanos. Obviamente, los judíos no constituyen una raza (porque "raza" es un concepto biológico). Tampoco son únicamente una religión o una nación, aun cuando lo sean de acuerdo a las definiciones comunes de los términos "religión" o nación". El problema es resuelto generalmente utilizando el término "pueblo" en vez de "religión" o "nación". La dificultad para definir al pueblo judío se debe en parte a su peculiaridad. Se trata de una singularidad que, de acuerdo al creyente, fue establecida permanentemente por la Voluntad Divina: "Y vosotros seréis para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa" (Éxodo 19:6).

En una oportunidad el pueblo judío fue definido en estos términos poéticos:

"Hay un río en el océano. Las sequías más terribles no lo consumen ni las inundaciones más devastadoras lo desbordan. Su fuente está en el Golfo de México y su desembocadura en el Océano Ártico. Es la Corriente del Golfo. No existe en el mundo otra corriente más majestuosa. Es más rápida que el Misisipi y que el Amazonas, y su volumen es mil veces mayor. Las aguas de esta corriente, a la altura de las costas de Carolina, son de un azul índigo y están tan perfectamente mareadas que se distinguen a simple vista de las aguas del océano circundante. A veces parte de un navío navega sobre las aguas de esta corriente y la otra parte sobre aguas del océano -tan agudo es el contraste entre estas aguas y tanta la reluctancia, por así decir, de la Corriente del Golfo a mezclarse con las aguas comunes del mar. Este fenómeno físico tan curioso tiene su contrapartida en el mundo moral. Existe un río solitario en medio del océano de la humanidad. Las más violentas eclosiones de la tentación humana -aunque avivadas siete veces en las hogueras del fanatismo religioso- jamás consiguieron consumirlo aun cuando durante dos mil años sus aguas se han teñido de rojo por la sangre de sus mártires. Sus fuentes se remontan a los albores de la historia de la humanidad y su desembocadura se encuentra en alguna parte de las sombras de la Eternidad. También él rehúsa mezclarse con las olas que baten a su alrededor y la línea que separa su incansable oleaje de las aguas comunes de la humanidad es perceptible a simple vista. Es el pueblo judío."

Aunque pequeño, separado y distinto, Israel nunca fue un pueblo que se recogió en sí mismo. Permaneció solitario pero no aislado. La historia judía está entrelazada con la de todas las naciones y todos los imperios: "Los judíos ... fueron testigos y actuaron en la mayor parte de la historia de la humanidad, la registraron por escrito, la configuraron, fueron su origen y la desarrollaron. Pero sobre todo la padecieron más que cualquier otro pueblo" escribió Ernest van der Haag. La historia de los judíos ha sido la historia de su interacción con el resto del mundo -aunque eruditos occidentales, educados en una sociedad dominada por el cristianismo, evidencian miopía en cuanto al rol del judío y del judaísmo en esa historia y tienden a tratar con condescendencia todo lo que se refiera a los judíos o al judaísmo. Sólo excepcionalmente los libros de historia, de sociología o de filosofía contienen elementos significativos sobre el pueblo o el pensamiento judío a partir de los comienzos de la Era Común.

El prejuicio antijudío se reflejó durante largo tiempo en los textos y programas de estudios de las universidades cristianas y fue legado al mundo académico laico aun después que se desvaneciera la influencia teológica y se secularizaran las instituciones. Incluso judíos que se integraron a ese medio académico sufrieron la sutil influencia de este prejuicio y lo admitieron sin reparos. Ignorando en general su propia historia y filosofía, aceptaron la idea de que no existe un pensamiento judío original y específico después del período bíblico o de que, si existe, no merece el esfuerzo de un estudio erudito.

A pesar de que el pueblo judío y sus libros sagrados fueron negados, despreciados, rechazados, perseguidos y confinados a lo largo de la historia, lograron poner en acción aquellas fuerzas que marcaron adelantos y cambios revolucionarios en las religiones occidentales, en las ciencias naturales y médicas y en la filosofía social. La contribución de los judíos, ante todo individual, en cada uno de los campos de la actividad creadora, su participación en el progreso del conocimiento humano, en la eliminación del sufrimiento, en el desarrollo del comercio, podría llenar volúmenes enteros. El énfasis tradicional del judaísmo en la justicia social -a través de la acción social- ha tenido en efecto innegable en la época contemporánea.

Para un pueblo que ha sido siempre numéricamente insignificante, "la menos numerosa de las naciones" -"hameat mikol ha-amim", para utilizar la expresión bíblica- el haber obtenido un índice tal de logros, el haber estado presente tanto tiempo en la escena de la historia mundial, el haber sobrevivido intentos de asimilación y aún de exterminio, implica que "algo más" que sus propias facultades está en juego.

El judío creyente considera este "algo más" como el cumplimiento de la profecía divina que afirma "todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente" (Génesis 28:14) y como una reivindicación del Pacto de Israel con Dios: Porque eres pueblo santo al Señor tu Di-s y el Señor te ha escogido para que le seas un pueblo singular entre todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra" (Deuteronomio 14:2). El judío creyente acepta este hecho con humildad y devoción y lo considera como yugo y carga, al mismo tiempo que una distinción. Se considera un siervo del Señor y está preparado a cumplir Su voluntad en todo momento. El servicio del Señor adopta diversas formas: la dedicación de la propia vida al estudio de la Torá, la fiel observancia del ritual y de los preceptos éticos, la lucha por la justicia y la equidad social. El judío observante transita todos estos caminos.

Todo lo que el judío observante lleva a cabo -por "insignificante" y "leve" que parezca exteriormente- posee para él significación cósmica ya que realiza la voluntad del Señor.

El judío escéptico, por el otro lado, que no se considera siervo del Señor, rechaza la idea de que Israel goza del favor divino, o de que debe cumplir una misión histórica especial. Estos conceptos, incluso emitidos por un gentil, le resultan molestos y se apresura a repudiarlos. Pero es la misma historia judía la que se ha encargado de contradecir los intentos de repudiarla y de negar su sentido, ya que no se permitió a los judíos convertirse en un pueblo "como los otros", ni transformarse en una mera nación entre las demás naciones.

Nosotros creemos que todas las demás naciones y pueblos del mundo tienen una misión que cumplir, impuesta por la voluntad divina, porque Dios es Dios del Universo todo y no solamente de los judíos. También consideramos que debemos cumplir un rol singular, del cual la historia misma es testigo. Esto implica una misión especial en la vida, la razón misma de nuestra existencia. Dicha misión no consiste en convertir al judaísmo al resto de la humanidad, sino en conducirla, a pesar de sus diferencias y creencias, a reconocer la soberanía de Dios y a aceptar los valores básicos revelados a nosotros por ese Dios. Esto ha de servir de instrumento a través del cual se otorgará la bendición a "todas las familias de la tierra" (Génesis 12:3).

Esta misión es el fundamento para los judíos que esperan el día "en que todo el mundo se perfeccionará bajo el reino del Todopoderoso y toda la humanidad evocará Su nombre". Solamente en estos términos -de carácter sobrenatural- puede encontrarse una explicación plausible para la capacidad de Israel de sobrevivir a los múltiples obstáculos que amenazaron su existencia y para explicar su éxito en conmover el pensamiento de otras naciones. Es en estos términos que podemos descubrir el significado de la Diáspora, de los sufrimientos históricos de Israel, así como sus logros, su fortaleza y su restauración en Sión.

Rabbi Haym Halevi Donin

martes, 3 de agosto de 2010

Rabinos ortodoxos con todo el poder

Por Jerrold Kessel y Pierre Klochendler
JERUSALÉN, ago (IPS) - Jerusalén es una ciudad santa, pero maldecida por esa misma condición. La zona de la explanada de las Mezquitas, para los musulmanes, o el Monte del Templo, para los judíos, muestra las diferencias entre, y dentro, de cada religión.
El muro occidental, último resto del antiguo Templo judío, se volvió un símbolo de unidad cuando en 1967, Israel se arrogó el control de la Ciudad Vieja, tras la guerra árabe-israelí.

El Monte del Templo deja al descubierto las diferencias entre los propios judíos israelíes y expone las diferencias entre Israel y organizaciones judías liberales de Estados Unidos.

El muro fue escenario, en julio, de un enfrentamiento entre la policía, judíos ortodoxos y una organización de judías israelíes y estadounidenses por un lugar para practicar su religión.

En el judaísmo ortodoxo, las mujeres no tienen un espacio para orar.

El incidente comenzó cuando integrantes de Mujeres del Muro trataron de orar allí con la Torá, libro sagrado del Judaísmo, y la policía detuvo a la presidenta de la organización, Anat Hoffman.

"No hicimos nada malo", gritaba, mientras la policía la arrastraba a una camioneta de la fuerza. "Nos ajustamos al dictamen del Tribunal Supremo. No hay motivos para que me lleven presa", continuó.

Presionado por rabinos ortodoxos, el alto tribunal de Israel prohibió a las mujeres, en 2003, leer la Torá en la plaza del muro occidental.

Pero para evitar las continuas protestas, el tribunal dictaminó que podían reunirse en un sitio alejado. La parte conocida como arco de Robinson, que no está a la vista de los fieles ortodoxos.

Las mujeres libran una lucha política "fanática", protestó el rabino responsable del muro, Shmuel Rabinowitz.

"Personas de todas las confesiones y de distintos tipos de corrientes judías son bienvenidos. Pero deben respetar las costumbres de quienes suelen vienen a rezar y comportarse como corresponde", indicó.

"Sólo cantábamos y rezábamos con la Torá rumbo al arco de Robinson para terminar nuestro servicio", apuntó Hoffman.

No es la primera vez que la detienen a ella y a otras integrantes de la organización. En enero, la interrogaron, le tomaron huellas dactilares y la amenazaron con acusarla de cometer un delito grave.

"No se permiten mujeres aquí", reza un cartel a la entrada de la sección reservada a los hombres. Ellas pueden escuchar, pero no asistir a los varones. Una barrera a la altura de la cabeza se los impide.

Se trata de una batalla de género entre judíos. Los ortodoxos instan a las mujeres que cuestionan la predominancia masculina en la religión a respetar su lugar.

"Hoy, las mujeres no pueden cargar la Torá", se lamentó Hoffman. "Mañana no podremos mirarlo, luego tampoco acercarnos al muro. Cuando quieras acordar, Jerusalén estará segregada. Hacia eso vamos", añadió.

"Este es un lugar de unidad, no de discordia ni polarización. No nos olvidemos que hace 2.000 años el Templo de Jerusalén fue destruido por conflictos y odios internos", replicó el rabino Rabinowitz.

"Nuestros enemigos se esfuerzan por deslegitimar al estado judío, y el mensaje de las autoridades es deslegitimar el liberalismo dentro del judaísmo", se lamentó Hoffman.

La batalla de las Mujeres del Muro refleja la forma en que los judíos ortodoxos rechazan el desafío que suponen las organizaciones reformistas.

Las prácticas liberales de Hoffman, líder del movimiento judío reformista en Israel nunca se arraigaron en este país.

Las ceremonias son realizadas por judíos ortodoxos, pese a que la mayoría de los israelíes llevan una vida casi laica y recurren a rabino en ocasiones importantes como nacimiento, matrimonio, divorcio y muerte.

El incidente en el muro occidental coincide con el malestar de los judíos estadounidenses por un proyecto de ley presentado al parlamento israelí (Knesset) que otorgará a los rabinos ortodoxos la potestad de controlar todas las conversiones al Judaísmo en Israel.

A último minuto se pudo evitar un diferendo más, el último en la cada vez más tensa relación entre los judíos estadounidenses e Israel. Ambas partes acordaron tomarse seis meses para hacer una "reevaluación" de la situación.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu evitó la crisis al declarar que el proyecto de ley "podía dividir a los judíos".

Además encargó buscar un acuerdo a Natan Sharansky, presidente de la Agencia Judía, responsable de tender puentes entre la diáspora en el extranjero e Israel.

"Los judíos deben unirse cuando la legitimidad de Israel está bajo fuego", señaló Sharansky, un dicho que suele emplearse cuando este país está en problemas.

Pero Netanyahu reconoce que el "problema" excede las diferencias religiosas dentro del Judaísmo y que el verdadero desafío es manejar el creciente malestar de los judíos estadounidenses con las políticas de su gobierno, cuando realmente necesita su apoyo.

Matrimonios gay.

Opiniones de los rabinos sobre el alcance de la ley de matrimonio igualitario
2/8/2010
AJN.- Tras la sanción de la ley que permite el casamiento entre personas de un mismo sexo, los rabinos de las distintas comunidades judías de la Argentina manifestaron distintas opiniones y se mostraron cautos sobre los alcances de la nueva legislación. En declaraciones a la Agencia Judía de Noticias, el rabino Daniel Goldman, quien ya se manifestó a favor de la unión entre personas homosexuales, dejó en mano de la comunidad la decisión de celebrar una ceremonia religiosa entre personas de un mismo sexo. En tanto, el rabino Tzví Grünblatt, director de Jabad Lubavitch Argentina, afirmó que “la Torá dice y marca que el casamiento es entre dos personas de dos géneros diferentes y está absolutamente prohibida la unión entre personas de un mismo sexo”. El rabino Alejandro Avruj consideró que la sanción de la ley, lo único que hace es “formalizar una situación que de hecho ya existe” en la sociedad argentina. Por su parte, el rabino Efraim Dines se amparó en la Torá para rechazar el matrimonio gay y consideró que la posibilidad de que estas parejas puedan adoptar es “un atropello a los derechos humanos”.

Tras la sanción de la ley que permite el casamiento entre personas de un mismo sexo, los rabinos de las distintas comunidades judías de la Argentina manifestaron distintas opiniones y se mostraron cautos ante los alcances de la nueva legislación.
En declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN), Daniel Goldman, rabino de la comunidad Bet-El, ratificó su apoyo al matrimonio entre personas de un mismo sexo, aunque dejó en mano de los miembros de su congregación la decisión de celebrar una ceremonia religiosa entre homosexuales.
Consultado sobre la posición que adoptará al comenzar a recibir pedidos de Jupá (palio nupcial), Goldman dijo que aún no puede responder sobre el tema.
“Lo que si sé es que en algunos lugares de Estados Unidos, tengo colegas que realizan matrimonios gays, a mí nunca se me presentó el tema y nadie vino a pedir, en caso de que vengan lo evaluare con mí comunidad y veremos que hacemos y que respuesta damos”, dijo.
No obstante, Goldman aclaró que en principio esta a favor, pero aclaró que “estas no son decisiones personales sino que tienen que discutirse comunitariamente”.
El rabino consideró que este es un tema que “habrá que trabajar con la escuela y los padres heterosexuales y homosexuales”. “Es un proceso cultural que se tienen que ir elaborando”, agregó.
En cuanto a la posibilidad de adopción, Goldman también se manifestó a favor y aclaró que este es un tema que se está llevando a cabo.
“Un padre homosexual antes adoptaba individualmente, ahora todo el tema es que la ley cubre los derechos de que la pareja misma pueda adoptar de modo tal que aquel que no adoptó pueda acompañar a ese chico en la garantía de derechos que tiene” explicó.
Goldman desestimó que el casamiento entre personas de un mismo sexo vaya a afectar el judaísmo de una persona.
Respecto de la ley judía del Get (divorcio), el rabino apuntó que hay toda una discusión alrededor de este punto, ya que en el caso de los matrimonios entre personas de un mismo sexo “no se da una Ktubá se da otro documento”.
“El tema es que como no es una Ktuba es un documento que tiene otro alcance. Tenemos que entender que esto es un proceso cultural que se irá elaborando con el tiempo y que las pautas culturales evidentemente requieren de un periodo que lleven a la práctica todo esto”, señaló.
Por su parte, el rabino Tzví Grünblatt, director de Jabad Lubavitch Argentina, afirmó que “la Torá dice y marca que el casamiento es entre dos personas de dos géneros diferentes y está absolutamente prohibida la unión entre personas de un mismo sexo”.
“Simplemente es una ley civil que habla de la disposición de bienes, pero no convalida si está bien o está mal. En ese aspecto se puede armar o desarmar una ley pero no cambia la cuestión de fondo que tiene que ver con lo que dice la Torá”, subrayó Grünblatt.
El director de Jabad Lubavitch Argentina sostuvo que “es el deber de los líderes religiosos esclarecer a la gente, más allá de los bienes, que es lo correcto y que es lo incorrecto desde la Torá”.
Asimismo consideró que con la legislación aprobada por el Congreso argentino “no le hacemos un bien a la gente”. “Tal vez, pasajeramente, pensamos que tenemos las mejores intenciones, pero más allá de eso no le hacemos un favor”, insistió.
Además, el religioso señaló que “no toda la gente que tiene inclinaciones hacia personas del mismo género tiene inclinaciones absolutas” y señaló que quienes prefieren la unión entre personas de un mismo sexo son “una minoría” incluso dentro del mismo grupo.
Grünblatt instó a pensar “en aquello que es bueno para otros sin intenciones de discriminar”.
“Estamos hablando de buscar, ayudar y ser beneficioso de la manera correcta y de fondo. Por lo tanto, si incluso dentro de un segmento una persona va a asumir lo que la Torá y Dios le dice al hombre que debe hacer, por esa sola persona que hemos beneficiado vale la pena”, afirmó.
Para Grünblatt, la legislación lo que hace es “desentenderse de lo que hace el otro” porque autoriza en la medida que no afecte a los otros.
“Realmente hay muchas cuestiones de lo ético que los humanos no podemos resolver al respecto. Quienes tienen como referencia la palabra de la Torá que rige al hombre en esta cuestiones ética sabe que va más allá de lo que pueda decir una ley”, señaló.
El religioso puntualizó que “no hay que entrar en el error de que esto se convierta en una luz verde a una actitud que sigue siendo incorrecta”.
Grünblatt consideró que la legislación aprobada no tiene influencia sobre el judaísmo pero si sobre los judíos, quien a su entender “no tienen que tomar un mensaje equivocado”.
En tanto, el rabino Efraim Dines aseguró que esta reforma legislativa no traerá “ningún cambio” porque su comunidad legisla “de acuerdo a la Torá”.
“Y la Torá entiende el matrimonio únicamente entre dos sexos diferentes y prohíbe totalmente una cosa no natural y que lo llama abominación. Por lo tanto no cabe de ninguna manera que cuando se legisla de acuerdo a la Torá este tipo de uniones”, agregó.
En declaraciones a AJN, Dines explicó que “la legislación que puede legislar un ente humano y social como un parlamento se basa en factores convencionales como es la mayoría de votos, pero la Torá tiene un origen divino”.
Según su interpretación, Dios legisló “exactamente como debe desarrollarse para mejor y la forma más excelente del mundo que él creo”. “Las criaturas no pueden decidir las decisiones que debe hacer el creador”, señaló.
“Nosotros como judíos llevamos ya milenios aceptando la teoría del creador. Esto no es un tema actual, si la Torá prohíbe las uniones homosexuales y lesbianas es porque existían en ese momento también”, indicó.
Dines aclaró que difunde lo que dice la Torá, por lo que no puede “estar ni en contra, ni a favor” del matrimonio entre personas de un mismo sexo.
“Lógicamente, ya de por si es una unión desnaturalizada porque no es de hombre y mujer y estamos hablando de algo muy delicado que es la adopción que incluye la educación”, indicó.
Siempre en diálogo con esta agencia, Dines indicó que el futuro es “muy triste” para los chicos que puedan ser adoptados por matrimonios homosexuales. “Me parece que hay un egoísmo muy grande porque ellos quieren beneficiarse y no piensan en beneficiar porque no comprenden todas las vivencias que implica”, argumentó.
“A esos chicos les quitaron la oportunidad de tener la oportunidad de poder tener papás y mamás adoptivos, y sin consultarlos automáticamente estarán viviendo en una unión degenerada de la naturaleza. Yo creo que es un atropello a los derechos humanos, a ese niño al cual no se lo consulto”, sostuvo.
En tanto, Alejandro Avruj, rabino de la comunidad NCI - Emanu El, consideró que el cambio en la legislación argentina lo que hace es que “sus ciudadanos tengan los mismos derechos, garantías y obligaciones”.
“Comprendiendo que el formato de familia en los últimos años definitivamente ha cambiado y deberemos estar atentos”, agregó el religioso.
Avuj defendió el carácter diverso de la sociedad argentina y señaló que “todos somos diferentes, todos tenemos nuestra forma de ver a Dios”.
“Somos un pueblo pequeño y entre nosotros somos diferentes no nos hace ser ni mejor, ni peor, sino diverso y distinto, sosteniendo una propia cultura tradición y espiritualidad y así con cada ser humano”, manifestó.
Avruj insistió con que “lo que establece la ley no es que a partir de ahora existirán familias de padres del mismo sexo con hijos sino que lo que hace es formalizar una situación que de hecho ya existe y en la que la sociedad ya se ha abierto a incluir y a integrar”.
“Una de las cosas que tenemos que celebrar es que se haya debatido, si bien a mi entender fue un debate corto para la importancia del hecho que se trata, en donde lamentablemente se ha caído en el simplismo de dejar caer una temática de profundo corte social en la bajada de la politiquería de un lado y del otro”, opinó el religioso en diálogo con AJN.
Avruj consideró que “así como hay que defender el derecho a la igualdad ante la ley también debemos defender la celebración de la diversidad y quizás uno de los puntos que debamos refutar para no necesariamente estar todas las partes de acuerdo”.
Asimismo, Avruj consideró que “si bien los derechos deberían ser iguales, las denominaciones en relación de lo que es una pareja homosexual y heterosexual deben ser diferentes y de esa manera respetar a aquellos que, histórica y tradicionalmente, bajo el nombre de matrimonio se amparan en una serie de valores y tradiciones que este nuevo formato familiar deberá comprender y sintiéndose completamente igual y respetado asumir otra denominación”.
“Con respecto a lo religioso será un tema que tendremos que debatir. Nosotros como la tecnología estamos atrasados en relación a países como Estados Unidos unos 20 años, en el debate de estas temáticas”, sostuvo.
No obstante, Avruj consideró que “sería inaplicable” el ritual de la Jupá, ya que “con solo leer el texto de la Ktuba o comprender las bendiciones que se hacen debajo de la misma, no tiene que ver con segregación, sino que simplemente no tiene forma de cuadrar en este nuevo formato de pareja”.
“Por lo que el debate deberá incluir si es posible celebrar una unión dentro del marco religioso (ritual que ya se viene haciendo en varios lugres como Estados Unidos) y de ser así que tipo de ritual y que tipo de denominación debiera dársele”, indicó.
En cuanto a la posibilidad de que el matrimonio de mismo sexo afecte el judaísmo de una persona, Avruj volvió a defender el carácter diverso de la religión.
“El judaísmo es justamente la expresión más sana del amor a la diversidad. Dentro mismo del pueblo judío hay diferentes formas de comprender vivir el judaísmo y esto no es un tema de modernidad”, consideró.
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