Los iraníes hablan con un diario israelí, revelando el sombrío estado de los asuntos en la República Islámica.
Radio Jai
Mientras que en Israel estamos preocupados por las amenazas y los preparativos para un posible ataque contra las instalaciones nucleares de Irán, los habitantes de Teherán, Isfahán, Shiraz y otras ciudades iraníes, ya se encuentran profundamente inmersos en otra guerra - la guerra por su supervivencia. Llamadas telefónicas efectuadas en los últimos días, por Yedioth Ahronoth, a varios ciudadanos iraníes, revelaron una imagen fascinante del estado enemigo que se esconde detrás de la retórica de terror de los líderes de Teherán.
Mientras que los principales líderes iraníes, Alí Khamenei y Mahmoud Ahmadinejad, se jactan de que las sanciones occidentales, simplemente, hacen más fuerte a Irán, y emiten declaraciones afirmando que el frente interno de Irán resiste, los iraníes con los que hablamos tienen otras noticias - la situación en el país es terrible.
"Se puede ver muy bien en los mercados y tiendas", dice Razi, el dueño de una tienda textil en Teherán. "La gente sólo compra lo que realmente necesita... Tengo algunos amigos que sólo compran lo más defectuoso, productos podridos en el mercado, al final del día, con el fin de ahorrar unos cuantos centavos más".
'Yo amo a Israel’
Razi dice que pertenece a la clase media de Irán que disminuye constantemente. Se viste, habla y piensa como un occidental pero, para su gran pesar, vive en Teherán. "Huiría si pudiera", dice. "Pero aquí tengo una gran familia y raíces, y prefiero esperar y creer que, alguna vez, todo ésto pasará y podremos volver a vivir como seres humanos".
En las últimas semanas, la moneda local se depreció espectacularmente, los precios de los bienes se dispararon, y la inflación se ha salido de control. Mientras tanto, el gobierno ha reducido al mínimo los subsidios al combustible y alienta a los residentes a caminar o usar el transporte público. "Estamos comiendo menos carne, cuyo precio aumentó considerablemente, y nos conformamos con lo básico. Es bueno para nuestra salud. Tal vez los estadounidenses quieran que todos nosotros hagamos dieta", bromea con amargura.
Cuando le contaron a Razi sobre la reciente campaña israelí de Facebook bajo el lema "Amamos a Irán", se ríe. "Yo haría una campaña similar. Amo a Israel", dice. "Sin embargo, tengo la leve preocupación que, 10 minutos después de mi primera publicación en línea, me encontrarán colgado boca abajo de una grúa de la ciudad".
Acopiando dólares
Khatem, un profesional de bienes raíces, dice que la propaganda del gobierno iraní no está funcionando. "Pueden seguir hablando del Gran Satán y del Pequeño Satán pero, aparte de los fanáticos religiosos, todo el mundo mira hacia occidente. Queremos estar como en Estados Unidos, pero cada mañana nos despertamos a una pesadilla".
"Todos mis parientes sueñan con escapar de aquí, pero se quedan por la fuerza de la costumbre", dice. "El gobierno es corrupto. Todo el mundo lo sabe. No tienen problemas económicos de ningún tipo. Mantienen su dinero escondido en algún lugar y saben que siempre tendrán un lugar a donde huir. También están protegidos en caso de guerra; tienen refugios contra bombas bien construidos, duraderos, a diferencia de los civiles que, finalmente, serán afectados".
Khatem dice que muchos amigos y hombres de negocios occidentales, con los que estuvo en contacto, recientemente cortaron sus lazos con él, en parte debido a las sanciones que impiden hacer negocios con Irán. "Hasta ahora era difícil pero posible. Pero ahora, con las nuevas sanciones en vigor, parece que nos dirigimos hacia un período imposible y mucho más difícil".
Para colocarse en el lado seguro, Khatem ha comenzado a acopiar dólares. No en el banco, sino más bien, debajo de las baldosas. "Si, o más exactamente, cuando la situación se vuelva más difícil y nacionalicen nuestro dinero del banco, sacaré mi dinero, abordaré un avión y buscaré asilo político en Canadá.
‘La gente está asustada'
Los iraníes creen que las protestas anti gubernamentales se renovarán, con toda su fuerza, después que sea derribado Bashar Assad en Siria. "Una vez que Assad caiga, también aquí la tierra comenzará a temblar", dice Razi.
"Les dará a los jóvenes un montón de incentivos y vigor para salir a las calles. En este momento hay alcahuetes por todas partes y tomar parte en cualquier actividad política está estrictamente prohibido", dice.
María, una estudiante de 23 años de edad, de Shiraz, dice que participó en protestas anteriores con sus familiares. Uno de ellos nunca regresó, dice. "Hablar no es bueno; es mejor callarse", dice, describiendo la sobría realidad a su alrededor. "La gente está acopiando alimentos. Tienen miedo. Todo el mundo sabe que algo malo está por suceder".
Las sanciones están funcionando'
Amir, de 40 años de edad, vive con su familia en Esfahan, no lejos de uno de los sitios de enriquecimiento de uranio de Irán. Se da cuenta de que, en caso de un ataque israelí contra las instalaciones, su casa puede ser, erróneamente, alcanzada por un misil. Sin embargo, la escasez de alimentos le molesta más. "No creo que habrá un bombardeo... pero, por otro lado, ya estoy sintiendo la escasez de dinero y comida", dice.
"Bajo el actual estado de cosas, el gobierno no puede realizar transacciones financieras. Ésto es un problema serio", dice. "Mi esposa me dijo que pronto también nos quedaremos sin medicamentos. No podemos seguir así por mucho tiempo. Hay dos opciones: o bien el régimen renuncia al proyecto nuclear o, de lo contrario, tendremos una gran guerra".
Amir dice que Irán es mucho más parecido a Israel de lo que pensamos. Muchos iraníes aspiran a ser como los estadounidenses, y ven a los judíos como verdaderos socios potenciales. "El problema empieza y termina arriba, con nuestros líderes", dice. "Puedo decir, con certeza, como alguien que odia al régimen y quiere que caiga, que las sanciones, sin duda, funcionan".