sábado, 7 de agosto de 2010

EL SHABAT LA FIESTA MAS IMPORTANTE PARA LOS JUDIOS

Ya nos hablaron de su importancia los profetas. El profeta Yejeskel enfatiza la importancia del Shabat comparándolo con el resto de la Torá.
“Y les di mis leyes, y mis estatutos les di a conocer, para que los haga el hombre y viva en ellos. Y también mis Shabatot les entregué como señal entre ellos y yo para que sepan que yo soy El Eterno que los consagro” (Yejeskel 20, 11-12).Así también lo hace el profeta Yeshaiahu enfatizando que cuidar el Shabat es equivalente a no hacer ningún mal. “Así dijo D-os: “Respeten los estatutos y hagan justicia, porque cercana está mi redención y la revelación de mi rectitud. Bienaventurado es el hombre que así hace y el ser que se aferra a ella, quien cuida el Shabat de no profanarlo y retrae su mano de hacer todo mal”” (Yeshaiahu 56, 1-2). La máxima expresión del Shabat se encuentra en el Midrash: “Todo el que observa el Shabat le es considerado como si cumpliera toda la Torá” (Pesikta Rabati) ¿Qué tiene de especial este día para ser considerado tan importante? Muchos motivos fueron dados, analizaremos los más importantes.
1er motivo – El rol y la responsabilidad del hombre en el mundo – Hay un Creador
En el libro de Shemot, en los diez mandamientos se da el siguiente motivo: “…Pues en seis días hizo Hashem los cielos y la tierra, el mar y todo cuanto en ellos hay, y se abstuvo de crear en el séptimo día” (Shemot).Explica este motivo en profundidad el Rab Shimshón Rafael Hirsch (Alemania, siglo XVIII). Cuando Dios creó el Mundo, no creó un Mundo terminado, solo sentó sus bases y le dio al hombre la continuación de la obra, como lo expresa el final de la Creación (Bereshit 2:3) “Bendijo Dios el séptimo día y lo declaró sagrado, pues en ese día Dios cesó de toda su obra que efectuara para hacer”. El Mundo fue creado “para hacer”, para que día con día el hombre lo vaya perfeccionando. Pero Dios le puso dos pautas a esta continuación: “laborar la tierra y cuidarla” como se expresa en la Torá (Bereshit 2:15) “Hashem, el Dios, tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para labrarlo y cuidarlo”. Sin embargo el mundo estaba sujeto al capricho humano y se corría el peligro de que el hombre se creyera dueño de este Mundo y no solo lo trabajara, sino que pudiera abusar del mismo, causándole daños irreparables. ¿Quién podría salvar al mundo de este peligro potencial? Solo el despertar de la conciencia humana, que llevara al hombre a entender que él es solo un empleado y no el dueño. Por esta razón, el primer día posterior a la creación del hombre, cuando éste se preparaba para comenzar con su trabajo, Dios le ordenó abstenerse de trabajar, para que tome conciencia que el mundo no le pertenece, que no puede trabajar indefinidamente cuanto quiera. Una vez por semana Dios nos pide que no creemos nada, ya que la creatividad y su implementación, es la característica distintiva del hombre por sobre el animal y nuestro parecido con Dios.Esta aptitud nos pudiera engañar haciéndonos sentir Dioses, ya que todo está en nuestras manos. Viene Dios y nos dice: “Un día en la semana deja de crear, para que sepas que el Mundo tiene un Creador, recuerda cual es tu rol y sensibilízate para no dañar la creación, ejercita tu papel con responsabilidad”.
2do motivo – La liberación de la esclavitud
En el libro de Devarim, cuando se repiten los diez mandamientos, se da el siguiente motivo: “Y recordarás que esclavo fuiste en la tierra de Egipto y de allí te sacó D-os con mano poderosa y brazo extendido, por lo tanto, tu D-os te ordenó hacer el día de Shabat” (Devarim 5, 15)La esclavitud más común es la de humanos que subyugan a sus semejantes, hay dos clases bien diferenciadas, los amos y los siervos. El siervo esta conciente contra quien debe pelear para liberarse. Sin embargo hay otro tipo de esclavitud más sofisticada, una que pasa desapercibida y a veces hasta es inconscientemente deseada, la esclavitud a los instintos, a las pasiones, a las adicciones y al estatus social.El Shabat, con sus restricciones y con su ambiente sin igual, nos invita a apartarnos de estas esclavitudes, aprovechemos en este día nuestras aptitudes intelectuales para acercarnos a nuestro verdadero amo, D-os, el único que verdaderamente quiere nuestro bien.
3er motivo – No sólo de cuerpo está compuesto el ser humano
El mundo no es lo que únicamente se puede percibir con los sentidos, hay mucho más detrás de todo esto. Un mundo que tiene otra dimensión. La dimensión espiritual. Es fácil decirlo y creo que para ninguno de nosotros es novedad. Sin embargo, lo que creo que sí es novedoso, es entender que esta existencia tiene tantas necesidades como la misma vida material.Imaginemos que una madre, luego del nacimiento de su tan ansiado hijo, dijera que ahora está muy ocupada para atenderlo y que el niño deberá permanecer en lista de espera hasta que ella reordene su vida. Esto significa que el bebé no recibirá ni atención, ni comida, ni higienización, ni visitas al médico, etc. Obviamente, una situación de este tipo dejaría a esta madre irresponsable en las puertas del manicomio. Así también la vida espiritual tiene necesidades, la única diferencia es que estas necesidades no se sienten. Cuando se tiene hambre, el estómago nos da la señal de aviso, no empieza a doler la cabeza y perdemos las fuerzas. Cuando nuestra alma está hambrienta no tiene mecanismos instintivos para hacernos sentir esta carencia, y por lo tanto nos pudiéramos pasar la vida entera literalmente “matando de hambre al alma”.¿Cuánto le dedicamos a nuestra alma?Aunque más no sea, nos pide Dios, que por lo menos un séptimo de nuestra vida la dediquemos a alimentar a nuestra alma.
4to motivo – La psicología del Shabat
Vivimos hoy en día en un mundo acelerado. Los sicólogos tienen más trabajo que nunca. Las necesidades económicas se han incrementado, en parte por el aumento del costo de vida y en gran parte por las exigencias sociales que nos enseñan que es inconcebible la vida, sin auto, vacaciones, ropa nueva, etc. El estrés, la enfermedad del siglo pasado, está tan o más vigente que antes. Las grandes empresas han aprendido a sacarle el jugo a sus gerentes; les dicen: “Tú trabajas ocho horas”, pero los proyectos que reciben para implementar, sólo Superman puede completarlos en ese corto tiempo, lo que hace que se sumen las noches y los fines de semana para esta tarea. La envergadura de los proyectos es de tal proporción que difícilmente puedan los responsables dormir tranquilos.Hemos aprendido a llevar el trabajo a la casa, a las vacaciones. Con una lap-top manejamos todas nuestras obligaciones. También el estar ocupado es parte de la salud mental, no siempre importa en qué, pero el individuo moderno necesita sentir que está ocupado aunque más no sea viendo televisión, jugando al Nintendo, hablando de todo tipo de temas o simplemente matando el tiempo en algo.Sin darnos cuenta hemos entrado en una rutina esclavizante y la tensión media-alta es una constante, la distensión, un privilegio de pocos. El Shabat, alternativamente, nos ofrece un oasis psicológico, un método para distenderse y evitar el estrés, pero además, un método para transformar la tensión en placer. Está escrito en los diez mandamientos respecto del Shabat (Shemot 20:9): “Seis días trabajarás y harás todo tu trabajo”. Preguntan los Sabios: ¿Acaso es posible hacer todo el trabajo, siempre quedará algo inconcluso? Explican, que la Torá nos quiere enseñar que cuando llega el Shabat debemos ver a todo nuestro trabajo como si ya hubiera sido completado. Aunque queramos, entrado el Shabat, ya no podemos hacer nada, deberemos esperar indefectiblemente hasta después del Shabat, y si debemos esperar, ¿qué sentido tiene preocuparse; como lo expresa el famoso dicho: “La preocupación es innecesaria, si el problema tiene solución, entonces soluciónalo y si no para que te preocupas”. Uno tiene que vivir el Shabat para sentir lo que es pasar de la vorágine del trabajo a la paz del Shabat. Cuando nos disponemos a salir al Shul y se encienden las velas en el hogar, al ritmo de las palabras Shabat Shalom, la casa se transforma, el ambiente se distiende y una magia de tranquilidad y paz invade a cada uno de nosotros. Ya estamos en otra dimensión, ya no hay por qué preocuparse, todo deberá esperar a la salida del Shabat.
5to motivo – La unión familiar
En el mandamiento del Shabat, la Torá pone especial énfasis en la familia y la sociedad: “Guardarás el día de Shabat para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu tarea, pero el día séptimo es Shabat, para Hashem, tu Dios, no hagas ninguna tarea, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu sirviente, ni tu sirvienta, ni tu ganado, ni tu asno, ni el forastero que habita dentro de tus puertas, para que descansen tu sirviente y tu sirvienta como tú. Acuérdate de que fuiste siervo en la tierra de Egipto y que Hashem tu Dios, te sacó de allí con mano poderosa y brazo extendido. Por consiguiente, Hashem tu Dios, te ordena que guardes el Shabat (Devarim 5:12-16).La Torá nos enseña que el descanso debe ser en familia y que debe incluir a todos los que frecuentan nuestro círculo privado, como empleados o empleadas. El Shabat es el momento ideal para reunirnos con nuestros hijos y familiares alrededor de una mesa y poder compartir nuestras experiencias de la semana que pasó, comentar sobre asuntos relevantes y enriquecernos espiritualmente por medio de reflexiones de judaísmo que nos permitan debatir sanamente. Para que esto sea posible debemos obligatoriamente suspender, televisión, teléfono, salidas, trabajo, entrevistas y todo tipo de distintos compromisos. Nada puede quitarnos este tiempo precioso que destinamos para la familia. Todas las prohibiciones del Shabat justamente nos generan el marco apropiado para evitar distracciones en este sentido. Como comentábamos anteriormente, es realmente hermoso poder sentarnos con nuestros hijos y preguntarles sobre la escuela, leer un libro con ellos, cantar con ellos canciones de Shabat, estar atentos a las mil y una insignificancias que tienen para decirnos, pero que para ellos, es lo más importante del mundo. Estar juntos, realmente juntos al fin. La ubicación de cada integrante de la familia en la mesa, el kidush, la bendición a nuestros hijos, la cabecera donde se sientan el padre y la madre de la familia, el vocabulario adecuado que se debe utilizar para una mesa de Shabat, nos enseña la jerarquía familiar, nos marca claramente los límites. La ausencia prolongada de experiencias como ésta, aunada al poco tiempo que podemos dedicar entre semana, pudiera llegar a generar un vacío familiar y desvirtuar las jerarquías. Este día no nos exime de nuestro compromiso diario con nuestros hijos, pero sí refuerza nuestra conciencia de la importancia de la familia. Entendemos ahora, que la abstención del trabajo no tiene como motivo principal recuperar fuerzas para seguir siendo productivo la próxima semana, esto se lograría durmiendo dos o tres horas más, el desafío es invertir este tiempo en los que más queremos.
La identidad judía
6to motivo – El antídoto contra la asimilación
Hay dos causas para la asimilación. 1) La pérdida de nuestros valores judíos fundamentales, 2) la pérdida de la vida judía. El cuidado del Shabat es un buen antídoto para la asimilación. Por un lado el Shabat nos enseña los valores, de la existencia de un Creador (ver 1er motivo), nos redime de la esclavitud a nuestros instintos, a nuestras pasiones, a las adicciones, a la sociedad, etc. (ver 2do motivo), nos enseña la trascendencia espiritual (ver 3er motivo), une a la familia (ver 5to motivo); y por otro lado genera una capa protectora contra la asimilación al provocar un cambio sustancial en nuestra vida judía, no es una mitzvá de un momento dado en el año, es un precepto continuo y cíclico. Ningún gentil va a estar interesado en unir su vida a una persona que vive 24 horas, un día a la semana, en otra dimensión. No trabajar, no viajar, no cocinar, dedicar el día al rezo y al estudio, etc. El cumplimiento del Shabat no sólo nos hace distintos un día a la semana, sino que cambia nuestra visión de toda la semana. Ahora podemos entender por qué la Pesikta (Midrash) dice “Todo el que cumple el Shabat es como si cumpliera toda la Torá”. No es una exageración, al concientizarnos de los valores antes mencionados, tomamos conciencia de muchos otros aspectos importantes del judaísmo, si creo en Dios y entiendo que la espiritualidad debe tener un papel protagónico en la vida, entonces no sólo el Shabat es importante, también lo es el kashrut, las fiestas, las leyes de la pureza familiar y por sobre todo la educación de los hijos en este camino. Dijeron los Sabios: “Más de lo que los judíos cuidaron al Shabat, el Shabat cuidó a los judíos”. El Shabat salvó de la asimilación a los judíos en la época de los griegos, arriesgando sus vidas por su cuidado. Salvó la identidad de miles de judíos en la inquisición que encendían velas de Shabat en los subsuelos de las casas, mantuvo la identidad de miles de inmigrantes europeos y sefaraditas que estuvieron dispuestos a perder su trabajo para conservar este valor tan importante. Mantuvo la dignidad judía en los guetos y campos de concentración. Y sigue siendo hasta hoy día el mejor regalo a nuestro pueblo, como lo expresa el Midrash (Yalkut Shimoni; Parashat Ki Tisá). “Le dijo D-os a Moshé: ‘Un hermoso regalo tengo en mi depósito, su nombre es Shabat, y quiero entregárselo a Israel
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