domingo, 24 de enero de 2010

EL ARBOL DE LA MANZANA

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope y el le daba sombra. El amaba al árbol y el árbol amaba al niño.

Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol.

Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:
"¿Vienes a jugar conmigo?" pero el muchacho contestó "Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos".
"Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes".
El muchacho se sintió muy feliz.
Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz.

Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste.

Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
"¿Vienes a jugar conmigo?" "No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos.
¿Puedes ayudarme?"... " Lo siento, pero no tengo una casa, pero...tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa".
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.

Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado. "Vienes a jugar conmigo? le preguntó el árbol. El hombre contestó "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?". El árbol contestó: "Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz". El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.

Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: "Lo siento mucho, pero ya no tenga nada que darte ni siquiera manzanas". El hombre replicó "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar...Por ahora ya estoy viejo".
Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo, "Realmente no puedo darte nada.... la única cosa que me queda son mis raíces muertas". Y el hombre contestó: "Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar.
Estoy tan cansado después de tantos años". "Bueno,las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa".

El hombre se sentó junto al árbol y este feliz y contento sonrió con lágrimas.

Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros padres. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá...

Cuando crecemos los dejamos .....sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o estamos en problemas... No importa lo que sea, ellos siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices. Tú puedes pensar que el muchacho es cruel contra el árbol, pero es así como nosotros tratamos a nuestros padres...

viernes, 8 de enero de 2010

Se cumplen 100 años del movimiento kibutziano

Se cumplen 100 años del movimiento kibutziano
Durante este año, el movimiento kibutziano celebra sus 100 años de vida y, según parece, está muy lejos de la idea original que acompañó su creación. Sólo un cuarto de los kibutzim conservan su modelo colectivo e igualitario mientras, el resto, abona salarios a sus miembros.

Así surge de un estudio desarrollado por el Instituto de Investigación del Kibutz, en la Universidad de Haifa. De otro estudio surge que, el 70% de sus miembros, obtienen menos de 7000 shekalim, mensuales y el 12% recibe por encima de 12.000 shekalim. La investigación da a conocer que 188 kibutzim (72% del total), se conducen de acuerdo al modelo "kibutz renovado", es decir, que transcurrió por un proceso de privatización y distribuye salarios diferenciales a sus miembros. 65 kibutzim (25%) se conducen como "kibutz colectivo" y 9 kibutzim (3%) según el modelo "modelo mixto".
El "kibutz colectivo" es definido como aquel en el que no existe relación entre la labor que desempeña un miembro y el presupuesto que percibe. Es decir, la remuneración es equitativa.
El "modelo mixto" es aquel en el que un porcentaje reducido del ingreso por la labor realizada, representa un componente en el presupuesto del miembro, sumado a un componente equitativo a todos y, a veces, un componente comprendido por los años de antigüedad.
El "kibutz renovado" es el privatizado, el modelo más difundido hoy. En ese estilo, todo ingreso por labor realizada, descontados los impuestos, sustituye el presupuesto del miembro. En el kibutz renovado se preserva la propiedad compartida sobre los bienes del kibutz y una "red de seguridad", sistemas que protegen los beneficios de los miembros en temas de salud y asistencia, jubilaciones, pensiones y educación.
En relación al pago igualitario a los que trabajan en una labor adicional (más allá del trabajo regular) surge del estudio que, de los 18 entre los 65 kibutzim colectivos, existe, por lo menos, un modo de pago por horas extras, mientras el más difundido lo constituye el pago por el trabajo en Shabat (sábado).
En palabras del coordinador de la corriente "colectiva" del movimiento kibutziano, Elisha Shapira, "La novedad más interesante es que existen kibutzim que resolvieron permanecer equitativos: más miembros comprenden que, en el traspaso del kibutz colectivo al diferencial, la mayoría es perjudicada y solo una minoría mejora su condición. Cuando se inicia la privatización, el compañero percibe más dinero y supone que su condición mejorará pero, al llegar el momento de pagar por la salud, educación y otros servicios elementales, descubre que su situación empeoró y todavía no me referí a que, en muchos kibutzim, los veteranos no tienen garantizada la jubilación que fijó el Movimiento, que llega a tan sólo 2750 shekalim".
"El desafío más importante es el diseño de su imagen, luego de años de crisis económica y social continuada por dos décadas", dice Zeev Shor, Secretario del Movimiento Kibutziano. "El movimiento atravesó la crisis, a excepción de algunos pocos que aún deben ordenar compromisos propios. Todos son estables desde lo económico y, los hijos, vuelven a casa. 2500 nuevos compañeros se registraron en el 2009, 60% hijos del kibutz que retornaron a su casa".

"En los años de la crisis, hubo compensaciones en el estilo de vida del kibutz y también en los kibutzim renovados. Se preservó la responsabilidad mutua y la asistencia a los más débiles", agrega Shor Cidipal
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