Mostrando entradas con la etiqueta editorial. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta editorial. Mostrar todas las entradas

domingo, 3 de junio de 2012

10 Razones por las que Admiro a Israel




La historia de Israel es uno de los capítulos más grandiosos en los anales de la historia.

por David A. Harris


En las noticias dicen: "Si no hay sangre no vende". Por ende, la historia completa de Israel rara vez es contada.
Y con la constante ráfaga de ataques anti-Israel – desde la mayoría árabe de la ONU a las sanciones-boicot-desinversión; desde el lobby generado por las habilidosas ONG a la alianza roja y verde (radical musulmán de extrema izquierda) – no queda mucho lugar para mostrar la imagen completa tampoco.
Pero la historia de Israel merece ser contada. Es, para parafrasear a Winston Churchill, uno de los capítulos más grandiosos en los anales de la historia.
Esto es lo que más admiro:
Primero: la identidad del pueblo judío está construida sobre tres pilares: una fe, un pueblo y una tierra.
La tierra es inextricable para la ecuación. Incluso cuando los judíos fueron echados de la tierra por la fuerza – como ocurrió más de una vez – nunca, ni por un momento, perdieron la conexión con ella; siempre fue el centro de sus plegarias y de su sistema de creencia. Jerusalem, física y metafísicamente, es el centro de la existencia judía. La determinación de los judíos para reafirmar ese lazo por miles de años sólo puede generar asombro.
Haz clic aquí para recibir gratis el email semanal de AishLatino.com.
Segundo: quienes habitaron la tierra, o retornaron a ella, antes del renacimiento del Estado en 1948 enfrentaron desafíos indescriptibles.
Esos desafíos podrían fácilmente haber derrotado a personas menos decididas. El terreno mismo era árido e inflexible, los pantanos estaban infestados de enfermedades, el agua era escasa, las bandas de pillos árabes los ponían en riesgo. Pero ellos persistieron.
Tercero: esos pioneros, en contra de todas las posibilidades, hicieron florecer un campo tras otro, un árbol tras otro, un trabajo tras otro (para judíos y árabes por igual), y un vecindario tras otro.
Y asimismo, hicieron florecer al hebreo moderno. Tomaron un lenguaje antiguo y lo hicieron contemporáneo, y gracias a eso se convirtió en la lengua del nuevo Estado.
Cuarto: las políticas de estado no eran simples.
Tomó 50 años desde la visión de Teodoro Herzl del renacimiento de la nación judía hasta el Plan de Partición de 1947 de la ONU, que determinó que un estado judío y un estado árabe emergerían de la Palestina gobernada por los ingleses. Durante esas cinco décadas – y con todos los altibajos globales, las artimañas de los gobiernos y fuertes políticas – el liderazgo judío en la tierra perseveró. Fueron impávidos.
Quinto: ese mismo liderazgo judío entendió que media torta era mejor que nada. A pesar de que los judíos hubieran querido un estado más grande, y creían que los hechos históricos los hacían merecedores del mismo, el pragmatismo prevaleció por sobre el maximalismo. Y ahí radica la diferencia fundamental entre los líderes judíos y árabes de la época, y esa ha sido la diferencia desde entonces.
El Plan de Partición de 1947 podría haber solucionado las aspiraciones de judíos y árabes por igual (es decir palestinos, pero el término todavía no era utilizado en la ONU). Hubiera habido dos estados para dos pueblos viviendo juntos, idealmente, en paz y cooperación. Pero la insistencia árabe para quedarse con toda la tierra desató una guerra. La guerra creó un problema de refugiados, y el sueño de “tener todo” continúa siendo alimentado por demasiados líderes palestinos.
Sexto: la guerra de 1948 para aniquilar al nuevo estado podría haber sido la primera y última guerra de Israel, pero no lo fue.
Superados ampliamente en número y con inferioridad armamentística, los 650.000 judíos podrían haber sido exterminados por los cinco ejércitos árabes que estaban atacando, incluyendo a los jordanos que habían sido entrenados por los ingleses. Pero los judíos comenzaron con entusiasmo, pelearon con armas a menudo difíciles de conseguir, y eventualmente ganaron, mientras que perdieron el uno por ciento de su población – y esa fue la primera de las muchas guerras que Israel ganaría para defender su propio derecho a la existencia.
Séptimo: la capacidad de Israel de defenderse a sí mismo no es nada menos que extraordinaria. Un país del tamaño de Nueva Jersey, y sin una topografía militar favorable, ha resistido repetidos ataques de todo tipo – guerras, baterías de misiles, atentados suicidas, secuestros, manipulación de leyes y libelos de sangre modernos.
La moral y el compromiso de los israelíes a cumplir con sus obligaciones nacionales – cuando, sin lugar a dudas, preferirían quedarse estudiando, socializando y viajando – es destacable. Solos, sin haber pedido nunca la ayuda de tropas de otras naciones, defendieron el estado. Y el ingenio técnico de Israel para enfrentar cada nuevo desafío con éxito ha sido una lección para otros países. Desde Entebe a la Cúpula de Hierro, desde Osirak a la planta nuclear de Siria, Israel ha brindado respuestas viables a amenazas aparentemente insuperables.
Octavo: Israel ha forjado una sociedad mucho más cohesiva y vibrante que lo que muchos predecían.
¿Cómo, preguntaban los escépticos, podría Israel absorber judíos de cantidades de países con diferentes lenguajes, tradiciones políticas, normas culturales y prácticas religiosas? ¿Cómo podría Israel forjar un estado democrático cuando tantos refugiados vinieron de tierras árabes no democráticas y de sociedades comunistas – y todo esto en una región (el Medio Oriente), en donde no hay ninguna tradición de sociedades libres y abiertas? ¿Cómo podrían coexistir los judíos religiosos y los seculares? ¿Cómo podría Israel absorber a más de 100.000 judíos etíopes que vinieron de aldeas sin electricidad u otras comodidades modernas? ¿Y cómo podrían los no judíos, especialmente una gran comunidad árabe, participar como ciudadanos del Estado de Israel?
Todo esto es un trabajo en curso, todavía no hay una armonía absoluta pero, después de 64 años del renacimiento de Israel, puede decirse que las fuerzas centrípetas que unen al estado son mucho más fuertes que las centrifugas que tiran hacia el otro lado – y, dada la magnitud de cada uno de los desafíos, esto no es un hecho nada despreciable.
Noveno: dadas las incansables amenazas y peligros, Israel podría haberse recogido, abandonado la esperanza y renunciado a la paz, pero no lo ha hecho.
En cambio, Israel ha abrazado al mundo, compartiendo su amplio conocimiento en la materia con los países en desarrollo, y a menudo, estando entre los primeros en la escena cuando acontecen desastres. Ha apoyado la vida de una manera que es difícil de imaginar. Y, a pesar del fracaso de un esfuerzo de paz tras otro desde los históricos tratados con Egipto (1979) y Jordania (1994) – por no mencionar las experiencias de retirada del sur del Líbano sólo para que Hizbolá, sustentado por Irán, ocupara el lugar desalojado, o de Gaza, sólo para que Hamás, cuyos estatutos llaman a la destrucción de Israel, tomara el control – Israel aún se aferra a la creencia de que la paz, basada en una importante resignación de territorio y en una solución de dos estados, es posible.
Y décimo: lo que los turistas ven por ellos mismos cuando vienen a Israel.
Como muchos visitantes primerizos comentan, ellos no tenían idea que Israel era tan pequeño ni que sus desafíos de seguridad eran tan complejos.
No tenían idea de que el árabe es un idioma oficial y que los árabes israelíes, incluso aquellos que se oponen a la existencia misma del estado, han sido elegidos para el parlamento israelí.
No sabían que las iglesias y mezquitas se encuentran en todos lados, con absoluta libertad de culto.
No tenían idea lo antiguo y moderno que es el país al mismo tiempo.
No entendían la avanzada democracia que es, incluyendo una prensa llena de vida, una magistratura independiente, una variedad de organizaciones sin fines de lucro, abundantes partidos políticos y una cultura argumentativa y autocrítica.
Y no tenían idea lo orgullosos – y optimistas sobre el futuro – que son la mayoría de los israelíes.
Por casi 2.000 años, los judíos sólo podían soñar – y rezar – por el renacimiento de Israel. Hoy es una realidad. Y yo me cuento entre los afortunados que la ven desarrollarse frente a sus propios ojos.

jueves, 19 de abril de 2012

Recordar la vida, no la muerte

Ana Jerozolimski Nuevamente, como todos los años, el pueblo judío recuerda y honra la memoria de sus hijos asesinados por los nazis y sus colaboradores en el Holocausto, en la Segunda Guerra Mundial. Nuevamente, como siempre, en todos los confines del mundo, dondequiera que haya colectividades judías, se realizan ceremonias solemnes de recuerdo y homenaje. En nuestro país, donde viven en libertad y como ciudadanos dignos varios sobrevivientes de la Shoa (Holocausto), se realiza este miércoles 18 por la noche, víspera del día recordatorio, como es ya tradicional, el Acto Central de Iom Hashoa, en los salones de la Comunidad Israelita. Alí, ante autoridades nacionales y público en general, como todos los años, la presencia de los sobrevivientes, acompañados generalmente por sus hijos y nietos, es un tributo a la vida. En Israel, en el acto central en Yad Vashem, el Museo Recordatorio del Holocausto y el Heroísmo, se encenderán las seis antorchas tradicionales, una por cada millón de víctimas. Cada uno de los elegidos, simboliza un mundo. Sobrevivientes que lograron llegar a Israel después de la guerra y que con su vida misma y su trabajo en pro de los semejantes, honraron la memoria de los muertos. Todos ellos son el testimonio directo de la hecatombe..pero también del poder de la vida. Y sentimos hoy que lo central del recuerdo es que los seis millones de judíos asesinados, no son sólo un número seco y amorfo que resume una tragedia, sino seres humanos que vivían, tenían familias y sueños, reían y lloraban..hacían planes de futuro..como todos. Habría que pensar en los seis millones como en Ana Frank. A través del diario que escribió y que su padre Otto halló después de la guerra, esa niña inteligente y llena de energía asesinada en Bergen Belsen, entró a los corazones de millones en el mundo todo, no sólo de judíos. Es que a través de su rostro conocido y de sus propias palabras, es posible identificarse con una vida en particular, con una forma de sentir, con los sueños y preocupaciones de alguien “de verdad”. Quienes lograron sobrevivir, tuvieron la dicha de la nueva oportunidad, de formar nuevas familias y de ver hijos y nietos nacer…Aún así, pensar en lo que tuvieron que vivir durante la guerra, desgarra el alma. Eso es lo que sentimos al leer en el periódico israelí Yediot Ajronot una nota de Reuven Weiss, que cuenta la historia de uno de los 51.000 objetos entregados a Yad Vashem en el transcurso del último año, en el marco del singular proyecto “Juntando los trozos”, que exhorta a ciudadanos particulares a llevar al museo recuerdos que hayan guardado consigo de la Shoa, para que sean testimonio público. En el centro de la nota, aparece una foto, de una mujer de bellos rasgos, sonriente..al parecer enamorada. Y esta es su historia, contada por quien fue su primer esposo, Pavel Fisk, en el testimonio que prestó al Museo del Holocausto en Nueva York antes de morir. Una foto doblada, guardada durante años, oculta, para preservar la memoria y la cordura...además del amor.. “A la entrada de las duchas en Auschwitz-Birkenau nos quitamos la ropa, nos sacamos todo. Yo me quedé solamente con una cosa: una foto de mi esposa Anni con la que me había casado tres días antes, en Terezin. Doblé la foto de modo que quede muy pequeña y me la puse en la boca. Desde ese momento y hasta el final de la guerra, llevé la foto conmigo todo el tiempo, escondiéndola a veces en la boca, a veces en la ropa , otras en un bolsilo. Era algo que me conectaba con la vida afuera, con la vida normal”. Pavel Fisk logró salir con vida de las duchas de la muerte…pero el sueño de su vida con Anni ya había sido herido de muerte. Anni Lewinger había nacido en territorio checo en 1924. La guerra la separó de su esposo. Ambos tuvieron la suerte de sobrevivir. Un conocido de la familia que ella formó años después en Israel con su segundo esposo Israel Tsjori, contó a las hijas de la pareja (que no sabían que su madre había estado casada antes , durante la guerra), que Pavel Fisk nunca dejó de buscarla. El encontró a Fisk, cuenta que lo llevó en sus espaldas por distintos lugares de Europa y que él iba siempre gritando “Anni….Anni…”. Finalmente Fisk logró ubicar al amor de su vida, se reunió con ella y vivió en Checoslovaquia con ella un tiempo, pero luego se separaron y Anni viajó sola a Israel, instalándose en el kibutz Dan. El llegó hasta allí y nuevamente intentaron reconstruir lo perdido…pero luego de un tiempo, volvieron a separarse. Tiempo después Fisk viajó a Estados Unidos, donde más tarde formó una nueva familia y se convirtió en un respetado sicólogo. Claro está que algo no funcionó en la pareja. Nosotros creemos que los horrores de la guerra no podían no dejar secuelas—y que incidieron también en los sentimientos más profundos de dos personas enamoradas. Los hijos de Anni y su segundo esposo buscaron a Fisk cuando su madre ya había fallecido. Lograron ubicar a su viuda en Estados Unidos y ella les entregó las grabaciones con el testimonio que había dado al Museo del Holocausto, en el que entre otras cosas, contaba sobre la foto escondida. Corrieron al álbum familiar y allí hallaron la foto, con señales claras de lo doblada que había estado mucho tiempo.Cabe suponer que Anni la recibió de Fisk cuando volvieron a reunirse después de la guerra. Es notorio en la foto , que había estado doblada en cuatro. En su parte inferior hay restos de un texto ya muy desgastado, que Anni había escrito a su esposo antes de darle la foto. La hija mayor de Anni contó años atrás, antes de morir, que lo único que habían logrado descifrar de esas palabras, fue ´Que vuelvas sano y salvo´. Anni y Pavel no murieron en Auschwitz. Lograron casarse de nuevo, y cabe suponer, volver a soñar, aunque por separado, después de la guerra. Aún así, imaginamos una vida en la que la felicidad de seguir adelante, iba empañada por dentro de lo terrible de lo vivido antes,..Lo saben los hijos de la segunda generación, hijos de sobrevivientes algunas de cuyas historias hemos oído, que cuentan que de niños, creciendo en una casa en la que era tabú hablar de la Shoa, no sabían qué hacer cuando sus padres, o uno de ellos, gritaba cosas terribles mientras dormía….Sufrían de verlos sufrir, de imaginar qué encerraban esas pesadillas, de no poder ayudar..y por sentir miedo sin entender. Claro que peor todavía fue el destino de todos aquellos que ya nunca más pudieron soñar. Como aquella jovencita cuya historia es una de las 51.000 entregadas este año a Yad Vashem, cuando su hermana mayor, que logró salvarse y sobrevivir, se desprendió entre lágrimas de un papel que había guardado desde aquellos oscuros años de la guerra. Era una pequeña esquela que su hermana, que acababa de cumplir 15 años, le escribió cuando eran llevadas al campo de exterminio del que sólo una salió. “No quiero morir”, decía el papel en tono de clamor. “Quiero vivir”.

lunes, 26 de marzo de 2012

Antisemitismo en Francia

En un mundo donde los jefes de estado asesinan a los enemigos de su país y observan la ejecución por circuito cerrado, la muerte de unos niños y su padre en un lejano barrio de Toulouse no causa demasiada aflicción. Como no la causa lo que ahora mismo está ocurriendo en Darfour, Afganistán, Irak, Congo, Somalía o Siria, entre otros. Según información de este mismo periódico, el año 2011 es el que registró mayor cantidad de guerras en la historia, más de veinte en el lapso, una cifra que induce pavor. Aquí en el tranquilo Uruguay, dos ciudadanos comunes, enfermeros ellos, ya no recuerdan cuántos crímenes cometieron ni desde cuándo, presumen dos centenas.
Se sabe que determinar si esto constituye un embrutecimiento progresivo del "homo sapiens", es estéril. La eterna discusión sobre el progreso o el retroceso moral humano, la querella entre "los antiguos y los modernos" carece de solución; requiere un imposible canon moral ajeno al condicionamiento de los tiempos.
Lo que no hay duda es que el arte del exterminio ha avanzado de modo exponencial en relación a actores con persistentes reflejos cavernícolas. Lo que no impone el cinismo; obliga a vencer la insensibilidad.
Sin embargo, el asesinato de esta familia en Francia tiene una particularidad que escapa a referencias temporales o a mutaciones culturales de largo aliento. Todos murieron por ser judíos, tal como les pudo ocurrir en Alejandría, antes del nacimiento de Cristo, o en Cesaria, Damasco, Tiro, Escalón, Telemaida o Gadara algo después. Para confirmarlo bastan los clásicos: Tácito, Suetonio, Plinio el Viejo, Horacio, Tíbulo, Ovidio, Quintiliano o Marcial. Recién el padre Justiniano acusa a los judíos de haber "asesinado al Justo". Declarados deicidas los pudieron inmolar los visigodos, o cualquier europeo en la Edad Media, del mismo modo que cercana la modernidad los expulsaron de las ciudades, o los vejaron, humillaron y encerraron en guetos de 1280 en adelante, para más tarde echarlos del continente. O ya hombres libres, pudieron morir en Auschwitz, en Treblinka o en Sobibor, siglos más tarde para depurar la germanidad.
El matador fue aquí un francés islamista, que se consideraba un muyahidín, un combatiente de Dios, primero eliminó tres soldados compatriotas que entendió renegados, luego, de camino y por descarte, a los niños y a su padre rabino, porque le resultó sencillo hacerlo.
Como los cruzados, que antes de recuperar el santo sepulcro y masacrar musulmanes sacrificaban judíos de camino, como al pasar, para templar el espíritu y mejor servir a Cristo. Decía ser soldado de la "yihad", pero estos, cuando son de verdad pelean contra ejércitos, no contra niños. Éste era un terrorista, de una guerra que lleva dos mil quinientos años, ochenta generaciones de seres humanos, sin alterar su rostro. Un combatiente del antisemitismo.
Lo rescatable fue que tanto los musulmanes de Francia, como los israelíes o los propios palestinos lo rechazaron. Se negaron a ser invocados. Fue la mejor señal, dejar claro que una cosa es el conflicto entre estados y otro el de quienes lo agitan para mejor servir la causa de la judeofobia.
Ojalá estos gestos se multiplicaran, sólo así, invocando razones y no dogmas podrá edificarse un camino de reconciliación que sirva a pueblos y no a dioses y a mitos.

sábado, 3 de marzo de 2012

El trascendente legado de Menajem Begin






Menajem Begin, el sexto primer ministro de Israel, falleció el 4 de Adar 5752, para el calendario gregoriano, el 9 de marzo de 1992. En el 20avo aniversario de su muerte, se producen varios eventos conmemorativos en el país.
Nace el 16 de agosto de 1913 en “Brisk de Lituania” (Brest-Litovsk, ahora en Bielorrusia), hijo de Hassia y Zeev Dov Begin, hermano de Herzl y Rachel, la partera fue la abuela del Pirmer Ministro, Ariel Sharon.
El polémico líder, que historiadores y periodistas están poniendo nuevamente bajo la lupa, ha sido prolífico y multifacético, firmó la paz, hizo la guerra, hizo respetar la ley y era partidario de la integración árabe.
Cursó estudios de derecho en la Universidad de Varsovia. Miembro del movimiento sionista, se enroló en el movimiento juvenil Betar a los 16 años de edad. En 1938 pasó a ser el líder de Betar Polonia, organización de 70.000 miembros que formaba parte del movimiento nacional fundado por Zeev Jabotinsky. Al invadir los alemanes Polonia, huyó a Lituania, donde fue arrestado y llevado a un campo de concentración soviético (1940-1941) hasta que se unió a un ejército polaco formado en la URSS para combatir a los nazis. En el año 1942 se trasladó a Palestina, donde se convirtió en comandante del Irgún Zewai Leumí, grupo guerrillero que intentaba expulsar a los británicos.
Tras la fundación del Estado de Israel en 1948, transformó el Irgún en el Partido Herut (Libertad). Elegido miembro del parlamento de Israel, Knéset, en 1949 se convirtió en un poderoso líder conservador de la oposición; fue ministro sin cartera desde 1967 hasta 1970. En el año 1973 los partidos de oposición formaron el bloque Likud (Unidad), del que fue co-dirigente, y al ganar las elecciones de 1977, se convirtió en primer ministro. En 1978 a él y al presidente egipcio, Anwar al-Sadat, se les concedió conjuntamente el Premio Nobel de la Paz por su dirección en las negociaciones que dieron como resultado la firma del Tratado de Paz de Camp David al año siguiente. Poco después, anexó formalmente la parte árabe de Jerusalén y la proclamó “capital única e indivisible” de Israel.
Como parte de los eventos recordatorios, hoy los historiadores pueden contar con nuevos archivos disponibles para el análisis de la figura de Begin. El Archivo General del Estado de Israel presenta hoy por primera vez tres documentos que contienen algunas de las declaraciones de Begin sobre la ley y asuntos legales. Estos documentos fueron recogidos, en la preparación de un volumen en memoria de Menachem Begin. También marcan el 20 aniversario de la apertura del edificio del Tribunal Supremo.
Menachem Begin fue el predecesor de los primeros ministros en tener una calificación jurídica formal, aunque nunca ejerció como abogado. Su formación jurídica dejó una profunda impresión en él. Formaba parte de uno de los aspectos importantes de su visión del mundo, e influyó en muchas de sus acciones en política exterior e interior. Se aseguró que de ninguna de sus actividades públicas sobrepasasen los límites de la ley, y que se ajustasen a las decisiones del sistema judicial.
Como primer ministro, Begin determinó que la ley y el sistema judicial siempre se sitúan por encima del gobierno. “Hay jueces en Jerusalén”, declaró, después de que el Tribunal Supremo aceptó la posición del Estado en la expropiación de tierras para el asentamiento de Beit El, en 1978. Además, ha tenido un gran interés en el texto exacto del acuerdo de paz entre Israel y Egipto.
En 1977, durante los primeros meses de su mandato, Begin también se desempeñó como ministro de Justicia. Durante ese período, recomendó al presidente Efraim Katzir perdonar a
Yehoshua Ben-Zion, contemplando su grave enfermedad. Ben-Zion fue el director gerente del Banco Israel-British. Tras el colapso del banco en julio de 1974, fue declarado culpable de malversación y condenado a 12 años de prisión. En vista de la crítica pública, en septiembre de 1977 Begin explicó a Yoel Zussman, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, por qué había decidido recomendar el indulto (Documento Nº 1 (en hebreo), ISA/G/9565/1).
A pesar de ser un ferviente partidario de la ideología del Gran Israel, como un seguidor de Zeev Jabotinsky, el líder sionista revisionista, Begin exigió la plena igualdad para los ciudadanos árabes dentro de las fronteras de Israel. Una de las expresiones de esa creencia era su apoyo para el nombramiento de un juez árabe a la Corte Suprema de Justicia. Se planteó por primera vez la idea cuando se desempeñaba como ministro sin cartera en el gobierno de Levi Eshkol, poco después de la Guerra de los Seis Días en 1967. Su asesor en asuntos árabes, el Dr. Moshe Sharon, propuso el nombramiento de un juez árabe de uno de los Juzgados de Distrito de la Corte Suprema de Justicia, y Begin en octubre de 1977 respondió a su propuesta (Documento 2 (en hebreo), ISA/G9566/9), pero el nombramiento nunca se hizo. No fue sino hasta 1999 que un juez árabe, Abd er-a-Zouabi Rachman, recibió un nombramiento temporal a la Corte Suprema de Justicia por primera vez. En 2004, Salim Joubran fue nombrado a la Corte Suprema de Justicia (después de un período temporal en 2003).
De acuerdo con el tratado de paz con Egipto, firmado en marzo de 1979, Israel fue obligado a evacuar todo el Sinaí, incluyendo sus fuerzas militares y bases aéreas. Israel construyó nuevas bases militares en el desierto del Negev, incluyendo campos de aviación, con la ayuda americana, y la tierra anteriormente en manos de los beduinos de Israel fue expropiada para ese fin. A principios de abril de 1979 un equipo del Departamento de Obras Públicas llegó a un lugar cercano a Lagia para construir una carretera, a pesar del hecho de que los beduinos, que reclamaron la propiedad de la tierra e hicieron un llamamiento anterior al Tribunal Supremo (conocido como el Alto Tribunal de Justicia), que había emitido una orden judicial contra la expropiación y el inicio de la construcción. En esos días, la policía convocó a los líderes beduinos en la zona de la estación de policía más cercana en la mañana que se inició la construcción, lo que les impidió actuar contra ella.
El prof. Yitzhak Zamir, el fiscal general, tomó medidas disciplinarias contra los policías involucrados en la violación de la orden judicial. Algunos recibieron una amonestación por escrito y otros fueron convocados a un tribunal disciplinario. El principal de ellos fue el comisario del Distrito Sur en el Ministerio del Interior. Varios ministros, encabezados por el Ministro del Interior Dr. Josef Burg, salieron en su defensa, alegando que él no sabía de la orden del Tribunal Supremo.
El gobierno discutió el tema el 29 de abril de 1979. El doctor Burg, que estaba en el extranjero, estuvo representado por Chaim Kubersky, director general del Ministerio del Interior, quien leyó una carta escrita por el Burg. Sin embargo, Begin declaró: “El fiscal general en el Estado de Israel tiene un estatus especial, pero no creo que este estado se base en una ley específica [...] Debido a este status, el gobierno no interfiere en las decisiones del Fiscal General.” El gobierno emitiría un comunicado que “propugna el principio de la supremacía de la ley de todos los órganos del Poder Ejecutivo, incluyendo el propio gobierno” (Documento 3 (en hebreo), ISA/A/4273/3). El tribunal disciplinario exoneró al comisario del distrito Sur y sus colegas en julio de 1980.

lunes, 27 de febrero de 2012

Una exitosa apuesta a la paz

Ana Jerozolimski

Vienen de culturas distintas, de realidades variadas y a menudo enfrentadas.Pero son vecinos y comprenden que su mejor opción es cooperar. Es que los fundadores, docentes y estudiantes israelíes y árabes del Instituto Arava que funciona en el kibutz Ketura en el sur de Israel, comprenden que el entorno en el que se hallan-el desierto- debe acercarlos y no ser excusa para perpetuar sus diferencias.

“Esta es una de las grandes luces en medio de la oscura situación de Oriente Medio”, dice Leah Kayman del kibutz Ketura, testigo del trabajo del instituto desde su fundación hace 15 años, quien cuenta que en cada semestre, los aproximadamente 40 estudiantes de turno se dividen en un tercio israelíes , un tercio árabes (sean jordanos, palestinos o árabes ciudadanos de Israel) y un tercio de jóvenes llegados del exterior.

Y nada mejor que demostrar con el ejemplo en la práctica, que la cooperación es posible.Es que aquí, en el Instituto Arava,no se limitan a la coexistencia pacífica sino que pasan a lo activo, a la cooperación para mejorar la situación de los pueblos de la región. Esto, en base al lema clave del lugar: “la naturaleza no conoce fronteras”. “No es una mera frase”, nos aclaran. ”Es una forma de vida”.

“Todos necesitan agua, todos necesitan aire puro y todos necesitan energía”, comentan aquí con gran lógica, hablando del Instituto Arava como “un oasis de esperanza”.Y por eso, se combinan los dos grandes principios y nervios motores del instituto: la cooperación israelo-árabe y el estudio profesional. Cabe recordar que el nombre completo del lugar es Instituto Arava de Estudios del Medio Ambiente.Este emprendimiento se basa en la cooperación judeo-árabe, pero tiene también el propósito concreto de juntar a unos y otros para enseñar.

Es una institución académica y seria de estudios , cuyos cuatro temas cardinales son agua, energía, agricultura y ecología.Es que de fondo está la necesidad de enseñar a los hijos de la región, sean de donde sean, a lidiar juntos con los desafíos poco comunes que el medio ambiente de esta zona presenta a sus habitantes.

El Dr. Clive Lipchin, Director de Investigación en el Instituto Arava , cuenta sobre la variedad de proyectos e iniciativas que se lanzan desde el lugar, sobre el trabajo interdisciplinario y acerca de cómo se estudia orientados hacia la ciencia pero también hacia el aprendizaje de las políticas de Estado sobre los temas ecológicos, a fin de poder saber cómo influir en las mismas y cómo cambiar las cosas en el terreno.

Y agrega con especial orgullo datos sobre proyectos desarrollados en conjunto con entidades palestinas, tanto en Gaza como en Cisjordania. A pesar del hecho que el grupo Hamas gobierna la Franja de Gaza, el Instituto Arava ha desplegado y continúa desarrollando proyectos de cooperación con palestinos de dicha zona y ha recibido de allí estudiantes.

“El manejo de aguas residuales es un tema muy problemático en los territorios palestinos”, cuenta Clive. “Ha habido capacitación de ingenieros palestinos especializados en el tema del agua, lo cual permite exponer a técnicos palestinos y a gente encargada de la elaboración de políticas en la materia, a las tecnologías israelíes que son muy de avanzada”. En estos momentos hay un proyecto con la Universidad Palestina en Gaza, destinado a desarrollar unidades de desalinización de agua en pequeña escala, que funcionen con energía solar. “Ojalá que podamos traer palestinos de Gaza al Instituto y que puedan volver con los conocimientos y la tecnología a la Franja”, agrega.

Con la vecina Jordania –el país con el que Israel tiene la frontera más larga- hay diversos proyectos de cooperación centrados en la zona de la Arava que parece exigir que se trabaje con sabiduría para sobreponerse a las dificultades que supone para su población a ambos lados del límite internacional. Es así que se han realizado emprendimientos singulares en temas agrícolas, de manejo del agua, control de pestes que atentan contra los cultivos, manejo de residuos y, con gran énfasis, energías renovables.

Para todo esto, se trabaja con universidades y ongs, tanto en Jordania como del lado palestino. La financiación llega de donantes privados, de la Unión Europea y de Estados Unidos, pero también de la Cancillería israelí y el Ministerio israelí de Cooperación Regional.

“Nosotros somos a políticos”, aclara el Dr. Lipchin. “No tenemos conexiones directas con el gobierno, aunque recibimos fondos. A menudo actuamos como puente entre una universidad jordana y una israelí y hay quienes hallan, por ejemplo del lado palestino, que les resulta más cómodo trabajar con nosotros que con instancias oficiales del gobierno”.

Al hablar con estudiantes que se encuentran ahora en Ketura en el marco del Instituto Arava, esto es especialmente notorio. Nos rodea la tranquilidad pastoral del desierto y la sensación de que algo singular embarga a todo aquel que se encuentre en la zona. El paisaje tan singular envuelve a todos por igual.

Y esto se comprueba al conversar con la israelí Rajeli el-Shai, el jordano Muhammad Abed el-Daim (de origen palestino) y con Jillien Shreiber, una joven judía de Estados Unidos. Los unen los estudios, la visión de mundo que los llevó precisamente a estudiar en una institución israelí en la que la cooperación judeo-árabe es un pilar y la amistad que evidentemente han desarrollado.

La israelí Rajeli (izquierda), el jordano Muhammad y la norteamericana Jillien, comparten estudios y vivencias en el Instituto israelí Arava.

Se nota en las sonrisas, en las bromas que ´solo ellos entienden y en las miradas cómplices que comparten.

Muhammad , que tiene un primer título en Ingeniería Civil, dice que en dicha profesión, aprendió de hecho cómo arruinar el medio ambiente…mientras que en Ketura, aprende a mejorarlo. Hace dos años llegó por primera vez a Israel como turista. “Fue fantástico venir al país que muchos ven como enemigo. Me resultó apasionante”, cuenta Muhammad. “ Me hice muchos amigos . Al medio año volví como turista y luego sentí necesidad de hacer aquí algo más a fondo, por lo cual me postulé para la Universidad de Haifa, aprendí allí hebreo y ahora estoy aquí, en la otra punta, en el sur, feliz de haber venido”.

Muhammad y Rajeli se habían encontrado ya en el ómnibus, en camino al instituto. Se miraron suponiendo que ambos iban al mismo sitio..Y cuando ella lo oyó hablar en hebreo, supuso que sería un ciudadano árabe israelí. Se alegró al confirmar que era un futuro compañero suyo de estudios, llegado de Jordania.

“Aquí nos une algo especial, pero eso no significa que concordemos en todo”, recalca Rajeli, llegada de la ciudad norteña israelí de Haifa. “Tenemos distintas narrativas históricas, pero es bueno que aprendamos de ambas. Conocerse directamente es lo mejor, aunque podemos suponer que la gente que viene a un lugar como éste, de antemano, no es especialmente prejuiciosa”.

Jillian, la pelirroja norteamericana, cuenta que desea, en el futuro, ser Sub Secretario de Estado en su país. Ríe al aclarar que no aspira a Secretaria ya que el número dos es quien puede, según ella, trabajar realmente y cambiar cosas….Y hay aún lo que cambiar.

Muhammad revela que “en Jordania hay gente que me apoya y quienes me critican, pero lo principal es que mi familia me apoya y como es mi vida, yo tengo que decidir”. Y lo hace con un enfoque equilibrado y maduro. “Yo no tengo nada contra el pueblo de Israel . No estoy de acuerdo con el gobierno israelí, creo que comete muchos errores, pero también los árabes cometen errores. Me parece que hay que ser neutral, conocer la narrativa de uno y la del otro”.

Y tiene los pies sobre la tierra. “Mucha gente cambia sus opiniones cuando viene a Israel, pero creo que nunca habrá 100% de paz, que en el mejor de los casos se coexistirá en paz. Hay muchos estudiantes que vienen y cambian su opinión, pero aún hay muchos temas abiertos entre árabes y judíos. No digo que no se puedan solucionar sino que será complicado”.

Por ahora, la experiencia misma de estos jóvenes, aporta al intento de cambio. Quieren mejorar el medio ambiente…y viéndolos juntos pensamos que justamente desde la dureza del desierto, sale un mensaje de esperanza…que es posible hacer cosas juntos. Lo seguro, es que hay que intentarlo, como en el Instituto Arava.

viernes, 27 de enero de 2012

27 DE ENERO "DIA MUNDIAL DEL HOCAUSTO JUDIO"






------------------------------------------------------------------------------

El 27 de enero de 1945, el ejército soviético entró y liberó Auschwitz, el campo de exterminio y concentración más grande construido por los nazis. La imagen era escalofriante. La evidencia del exterminio masivo brotaba por todos lados. Los alemanes habían destrozado la mayoría de los depósitos en el campo, pero en los que quedaban, los soviéticos encontraron claros reflejos de la crueldad: miles de cadáveres sin cremar y más de siete mil kilogramos de cabello humano. Los sobrevivientes que todavía estaban allí, si bien vivos estaban reducidos a piel y huesos. Un puñado de vidas pudieron ser salvadas de las criminales manos nazis, que ya habían asesinado a más de 6 millones de judíos.


Las personas que ingresaban a los campos no salían de su asombro. El propio Dwight Eisenhower, General del ejército Norteamericano, al visitar el primer campo de concentración liberado por su tropa, Ohrdruf Nord, ordenó fotografiar todo para asegurarse que nunca se olvide la profundidad del horror nazi. "Las cosas que yo vi son indescriptibles" comentó el General frente a miles y miles de cadáveres que evidenciaban lo peor.

Con el mismo espíritu de garantizar a las nuevas generaciones que el mundo no vuelva a vivir un exterminio semejante, la Organización de las Naciones Unidas votó por unanimidad la resolución que estableció el día 27 de enero, como el Día Internacional de Conmemoración anual de las víctimas del Holocausto. Mediante la memoria, la recordación y la educación, se busca evitar nuevos genocidios.

La resolución insta a los Estados miembros a elaborar programas educativos que incluyan la enseñanzas del Holocausto. Además, rechaza toda negación de ese hecho histórico y condena las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades sobre la base de su origen étnico o sus creencias.

Cada 27 de Enero los diferentes países del mundo llevan a cabo conmemoraciones, que en su mayoría cuentan con la presencia de sobrevivientes, y de los presidentes, ministros, parlamentarios de los países, todos comprometidos con recordar y educar a los más jóvenes.

Hace algunas semanas, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad visitó Latinoamérica. El actual vocero de la negación del Holocausto, promotor de matanzas y abusos a los derechos humanos e instigador a la desaparición de un Estado miembro de las Naciones Unidas, fue bienvenido por presidentes de países de nuestra región, lo cual debe preocuparnos y mucho. La negación de esta barbarie solamente permitirá que nuevas atrocidades se cometan. Hoy nuestra herramienta es la educación y la recordación, buscando que las generaciones por venir conozcan lo sucedido y les garanticemos que nunca más volverá a ocurrir. Ojala la comunidad internacional haya aprendido de Auschwitz, y así, a través de la memoria y la educación, evitemos nuevos genocidios y construyamos un mundo justo, solidario y en paz.

sábado, 14 de enero de 2012

El judío que más influyó en la vida de Juan Pablo II


José Antonio Fúster.- El judío y el católico de Wadowice fueron compañeros de pupitre, de trastadas infantiles y de veladas familiares.
• Año arriba, año abajo, durante diecinueve siglos los cristianos se sintieron desligados de los judíos. Tan intenso fue ese sentimiento de desconexión con aquel pueblo apátrida y enrocado (que había matado a Jesús), que el auge de los nacionalismos del siglo XIX consiguió inocular en Occidente un antisemitismo feroz -no religioso- al que no supieron oponerse las Iglesias cristianas.
El sable del policía
Pero el pequeño católico Karol Wojtyla, a quien llamaban Lolek, tenía un amigo judío, Jerzy Kluger, a quien llamaban Jurek. Era su compañero de pupitre, el vecino de la casa de al lado, el amigo con el que una tarde planeó quitarle el sable a un policía que dormitaba en un banco de la plaza de Wadowice en la que vivían. Años después, Jurek le contaría a un periodista que el recuerdo más vivo que guardaba del comienzo de su amistad con quien luego sería el papa Juan Pablo II fue verle corriendo delante de él, dos niños de 5 años a la carrera, perseguidos por aquel policía.
Un católico, de los ocho mil que había en Wadowice, y un judío, de entre los dos mil, aprendieron a conocerse. La familia de Jurek no vivía enrocada. Su padre era un abogado patriota que hablaba en polaco -no en yidis-. Kluger siempre recordó las noches que iba a casa de su amigo para oír contar a su padre historias polacas. A cambio, Lolek iba a casa de Jurek los viernes para verles encender las velas con las que caminaban hasta la sinagoga.
Para Juan Pablo II, aquel conocimiento de los judíos fue maná. Poco antes de terminar la guerra, Wojtyla saltó de un vagón de tren para auxiliar a un niña judía medio muerta de hambre. La recogió, la tapó con su abrigo, la subió al tren y la cuidó. Otros sacerdotes católicos murieron por menos. Durante el resto de su vida, Juan Pablo II se ocupó cada día de restaurar el hilo que une el judaísmo con el cristianismo.
Como obispo, participó en el Concilio Vaticano II, en el que se aprobó la declaración Nostra aetate, en la que, de manera expresa, se absuelve al pueblo judío de la muerte de Cristo y se deplora el antisemitismo. El pontificado de Juan Pablo II será una extensión de la Nostra aetate.
Como muestra, vale el largo y cálido abrazo que el primer papa desde san Pedro que pisaba un templo judío le dio en 1986 al rabino de la gran sinagoga de Roma, Elio Toaff. Juan Pablo II coronó el gesto al decir que los judíos eran “nuestros hermanos mayores”. Un lustro antes, aquel mismo papa visitó Auschwitz -donde fueron asesinadas la madre y la hermana de su amigo Jurek- y se puso de rodillas delante de lo que llamó “el nuevo Gólgota”.
Edith, patrona de Europa
Todo lo anterior y una labor intensa de cocina subterránea (en la que participó Kluger) permitieron que en 1994 el Vaticano restableciera las relaciones diplomáticas con Israel. Pero el Papa no se limitó a intercambiar embajadores, sino que en 1998 publicó una reflexión sobre el Holocausto en la que pedía perdón -sincero y profundo- por los fallos de los hijos de la Iglesia; además, en 2000, Pedro volvió a Jerusalén y se acercó al Muro de las Lamentaciones, en el que introdujo una nota pidiendo perdón a Dios.
Pero además de perdón, también reclamó ante los judíos la libertad y el derecho de los católicos a disentir. Por eso pidió el cese de la guerra con los palestinos y la consideración de la internacionalidad de Jerusalén. Por eso se reunió con el viejo terrorista y premio Nobel de la Paz Yasser Arafat, y con él convino en recriminar al Estado judío, que no a la religión, su inmovilismo en una guerra que sigue en su camino de ser eterna.
Algunos pasos de Juan Pablo II fueron malinterpretados por los judíos, como la canonización en 1998 de la filósofa Edith Stein, la hija de Israel que se convirtió al catolicismo, tomó los hábitos carmelitas y murió gaseada en Auschwitz. A esa canonización la siguió su nombramiento como copatrona de Europa.
A las críticas de algunos judíos, el papa respondió con un precioso regalo final: el que se puede leer en su testamento. Solo dos personas son citadas en las añadiduras que Juan Pablo II hizo a la disposición sobre sus propiedades y sobre su funeral. Uno, católico: su secretario, Stefan Wyszynski, y otro, judío: Elio Toaff, el rabino de Roma. Como en Wadowice.
Primera audiencia
Tras la guerra, Lolek y Jurek pensaron que el otro había muerto. La peripecia vital del judío le llevó por varios países siguiendo a su padre, hasta que se instaló como ingeniero en Londres. De allí fue enviado a Roma y a finales de los cincuenta, hojeando un diario, vio el nombre del arzobispo Wojtyla. Kluger dejó recado a Wojtyla, “aunque sin muchas esperanzas, porque un arzobispo es alguien muy importante”, y Lolek le llamó al instante. Allí prosiguió la amistad interrumpida. La primera audiencia privada tras ser elegido papa fue para Jerzy Kluger y fue a él, en el hospital en el que se recuperaba de los balazos de Alí Agca, a quien confió la misión de preparar el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Israel. Cuando un periodista le preguntó a Kluger que por qué a él, dijo: “Porque yo era su amigo y hablábamos como amigos”.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Sobreviviente de la Shoá realizó su Bar Mitzvá en Ioná: “Nunca es tarde”

Ag. Cabanah


Detrás de los 84 años que marca su reloj biológico hay un hombre de espíritu joven. Recorrió campos de concentración, perdió a toda su familia, emigró y rearmó su vida.

“Cuando me liberé, juré transmitir lo que un loco llamado Hitler hizo a la humanidad. No tiene que haber guerras. Cuando transmito, no cuento ni el 10 por ciento de lo que pasó porque ni yo mismo puedo creerlo: inventar una industria de muerte”, reflexiona Moisés Borowicz, portavoz de una historia intensa y desgarradora, pero también un ejemplo de lucha y perseverancia.

Luego de publicar su libro “La profecía del mal”, donde cuenta cómo sobrevivió a la tragedia, se embarcó en un nuevo proyecto: la ceremonia de su Bar Mitzvá.

La sinagoga del Centro Hebreo Ioná fue el sitio elegido para hacerlo. Así, este padre y abuelo que se jacta con orgullo de ser un gran cocinero y lamenta que le hayan hackeado su correo electrónico logró cumplir aquel sueño que se vio truncado por el ascenso del nazismo.

Luego de mucho tiempo de dejar esta cuenta pendiente, Moisés encontró en Ioná una comunidad de la cual formar parte: no sólo presentó su libro, sino que se integró a ámbitos como el grupo para adultos de Mekorot y el taller de humor y se convirtió en fiel miembro del Minián de Shabat.

Lo acontecido el Shabat del 14 de Kislev (9 y de 10 de diciembre) demostró la valentía de quienes honran la vida a pesar de la adversidad.

La experiencia fue tan inspiradora y ejemplar que durante la misma ceremonia otros sobrevivientes se propusieron seguir su camino. Por eso Moisés fue declarado embajador, fiel a su nombre, de este proyecto para acompañar a concretar ese deseo a otras personas que se vieron imposibilitadas de hacerlo en el pasado por las mismas dificultades.

> P- ¿Por qué no llegó a escaparse de la guerra con sus padres y hermanos?
MB- Mi padre había escrito para que nos hicieran los papeles para venir a la Argentina, pero había una orden secreta de no darles visas a los judíos. Cuando finalmente lo conseguimos, era demasiado tarde: ya había estallado la guerra. Entraron los nazis y empezaron los problemas. Primero estuvimos escondidos en un bosque, hasta que nos denunciaron. Después nos llevaron a la cárcel y nos metieron en un tren. Uno de mis hermanos saltó de ahí y nunca supe más de él. El otro murió por una epidemia de tifus. A mí me pasaron por varios campos hasta que al final, el 6 de mayo de 1945, me liberaron. Pesaba 36 kilos, era un esqueleto. Si la guerra hubiera durado tres semanas más, creo que hoy no estaría acá. Estuve un tiempo en Austria y finalmente me comuniqué con mis parientes en la Argentina. Compraron una visa de Paraguay y me vine el 3 de octubre de 1947. Estuve un año viviendo como paraguayo y en el ’48, cuando nació el Estado de Israel, me dieron la radicación y me hice ciudadano argentino. Cuando llegué tenía 20 años. Me quería ir a Israel, pero conocí a una chica y cambié de idea. A los 23 me casé y al año tuvimos a nuestro primer hijo. Cuando mi señora fue a dar luz al segundo, murió en el parto. Estuve dos años viudo y volví a casarme. Tengo un tercer hijo de mi segundo matrimonio y nueve nietos. Ésta es mi triste historia.

P- ¿Cree la gente es consciente de lo que pasó durante la Shoá?
MB- Hay mucha gente, inclusive muchos judíos, que nada saben de lo que pasó. No les interesa, no escuchan, no van a comunidades judías ni a ver películas. El otro día, una señora me preguntó si mi libro era triste. “Porque si es triste no lo quiero”, dijo. Le contesté: “Mirá, de humor no es”. Me dio una bronca terrible. Si es del Holocausto, no es una novela de amor. Los sobrevivientes tuvimos mucha voluntad, seguimos adelante, formamos familias. Estamos luchando para que se recuerde lo que le pasó a nuestro pueblo. Pasaron otras atrocidades, pero nunca se quiso eliminar a un pueblo entero, como deseó Hitler.

P- ¿Cuándo empezó a contar su historia?
MB- La mayoría de los sobrevivientes no hablamos durante 50 años. Lo llevábamos adentro por dos razones: había gente que no quería escuchar, y otros decían por qué nos salvamos y otros no. Eso fue lo más terrible que nos podrían haber dicho. Ni lo había hablado con mi esposa hasta que Spielberg mandó camarógrafos adonde hubiese sobrevivientes que quisieran dar testimonio para la película “Algunos que vivieron”. Hizo 53 mil en todos lados. Cuando di el testimonio, toda mi familia estaba en la cocina. Mi hijo me dijo: “Papá, ¿por qué nunca nos contaste?”. Porque no podía. Pero cuando empecé a contar ante la cámara me di cuenta de que mucha gente quiere saber. Es necesario, es una obligación. Se tiene que saber y no tiene que haber discriminación. Todos somos iguales y lo que pasó no se tiene que repetir.

P- ¿Qué es el judaísmo para usted?
MB- Lo llevo adentro. En realidad, no creo que sea religioso, pero soy muy tradicional. De joven sí porque el pueblo lo era. Mi padre se ponía los tefilín todas las mañanas, y yo lo acompañaba al templo los viernes y sábados. Es un pueblo que luchó por subsistir, y tenemos que estar unidos para seguir adelante. Como miembro de Museo del Holocausto di muchísimos testimonios, me convocaron de escuelas, viajé al Interior. Los jóvenes me agradecen siempre. Algunos ya me conocen y me convocan.

P- ¿Cómo surgió la idea de hacer el Bar Mitzvá en la sinagoga de Ioná?
MB- Yo tenía una deuda. Siempre pensé que me faltaba algo que no cumplí: cuando estalló la guerra tenía 12 años y ya estaba pensando en prepararme para hacerlo. No pude, pero siempre tuve esa idea. Lo había hablado con varias personas y no se hizo. Primero empecé a ir al grupo Mekorot, después a Shabat y le comenté a alguien que tenía ganas de hacer el Bar. Entonces, cuando me lo propusieron, yo encantado, aunque me decían: “¿Estás loco? ¿A esta edad?”. Bueno, nunca es tarde. En Ioná me quieren mucho, me aprecian. Es mi segunda casa.

P- ¿Cómo fue la preparación?
MB- Me resultó fácil porque sé bastante hebreo. El jazán me felicitó por la manera en que leí la Torá. Tengo mucha memoria y facilidad hasta hoy. Vino mi familia y les gustó mucho. Después hice un lunch y estaban todos muy contentos por la preparación. La gente me dijo que nunca había visto un Bar Mitzvá tan lindo. Me gustó muchísimo, lo disfruté. Una sobreviviente me dijo que ella y su hija quieren hacerlo. Vieron que lo hice y les encantó.

P- ¿Qué cuentas tiene pendientes?
MB- Seguir adelante todo lo que pueda, seguir transmitiendo la historia para que se sepa, para que quede un recuerdo, para que sepan lo que nos pasó.

jueves, 3 de noviembre de 2011

El legado de Rabín





Itzjak Rabín simboliza el aporte y el sacrificio de los hijos de los pioneros judíos, la necesidad de establecer la paz, la integridad y responsabilidad del líder y la obligación de la tolerancia democrática.
Miles de judíos, grandes y chicos, conocen la frase "David Rey de Israel vive y existe"; muchos también saben entonar la melodía: "David Melej Israel Jai Vekaiam", pero casi ninguno se detiene a preguntar que significan esas palabras.
Una reflexión convincente acerca de la figura de David puede llevarnos a una respuesta persuasiva respecto al legado de Itzjak Rabín.
La imagen del Rey David no es el resumen del total de las reliquias que fueron descubiertas hasta ahora en excavaciones arqueológicas en sitios con más de tres mil aňos de historia; podría ser incluso que en lugares aún no excavados no se encuentre absolutamente nada relacionado con él; esto no cambiaría el mito.
Mi David, Rey de Israel, es el héroe de la narración bíblica que llora desconsoladamente a su hijo asesinado: "¡Hijo mío, Abshalom! ¡quién me diera que muriera yo en tu lugar!" (Samuel 2; 19-1); en ese parámetro no me importa en absoluto si dicha narración tiene fundamentos arqueológicos o no.
Mi David, Rey de Israel, es quien declama en el Libro de los Salmos versos como "¡Pedid la paz de Jerusalén!... Haya paz en tus muros y reposo en tus palacios" (122-7) o "Los que sembraron con lágrimas, cosecharán con regocijo" (126-5); en ese sentido nada cambia si hay o no una total identificación histórica del autor.
La imagen del Rey David no surgió por sí misma; alguien decidió escribir la narrativa bíblica; alguien también dispuso incluirla en los Libros Sagrados; hubo quién enriqueció aún más el mito con la leyenda. La imagen de David es la creación conjunta de todos aquéllos que decidieron personalizarla tal cual como nos es conocida y también de todo aquél que tomó parte en la decisión de adoptarla, de colocarla en nuestra tradición cultural y de heredarla a nuestros hijos. David "vivirá y existirá" siempre y cuando su imagen esté en nuestros corazones y tenga un lugar especial en nuestro mundo de reflexiones y sentimientos.

El Rey Daviv es tan sólo un ejemplo como lo puede ser cualquier otro personaje histórico: el "legado de Herzl" fué una creación humana, tal como fué el "legado de Ben Gurión" o el "legado de Jabotinsky"; cada uno de ellos no están aquí por sí mismos, alguien los creó, los adoptó y los trasmitió de generación en generación.
Así también sucede con el "legado de Rabín" que es de nuestra propia creación, la cual agregamos a la enorme tradición cultural para todo lo que nosotros ambicionamos que "viva y exista" en nuestros corazones, pensamientos y sentimientos.
Para mí, personalmente, el legado de Rabín se sintetiza en cuatro pilares principales que toda persona honrada puede adoptarlos tales como son y no sólo transmitirlos a sus hijos, sino también ser partícipe de la creación de dicho mensaje.
El primer pilar es la imagen de los hijos de aquellos pioneros judíos que sentaron las bases para la creación del Estado de Israel. La vida de Itzjak Rabín simboliza la epopeya de los hijos de los primeros jalutzim; de una generación que recibió de sus ancestros la visión y se exigió a sí misma llevarla a cabo con total entrega y sacrificio; o como lo afirmó el mismo Rabín, cinco días antes de ser asesinado, en un acto recordatorio a soldados caídos: "Tengo más amigos inscriptos en lápidas que amigos vivos".

El segundo pilar es la idea de la paz; el compromiso moral y total del Estado de Israel de tratar constantemente de establecer la paz con países y pueblos vecinos.
La primera obligación de un estado democrático es proteger la vida de sus ciudadanos ante los peligros del terror y las guerras. La paz es el mecanismo de defensa más profundo. Nada más significativo para esta concepción moral que las propias palabras del General Rabín, Comandante en Jefe de Tzáhal, durante la Guerra de los Seis Días frente al Muro de los Lamentos: "¡Tendríamos que llamarlo el Muro de la Paz!".
El tercer pilar es la integridad incondicional del líder y estadista para con su pueblo. Es sabido que Rabín decidió renunciar a su primer mandato como primer ministro debido a una cuenta bancaria de 3.000 dólares que su esposa Lea dejó abierta en EE.UU - cuando la ley israelí lo prohibía - al concluir su cargo de embajador en ese país. Varios años después, el afamado periodista Dan Margalit, quien en su momento descubrió y publicó el caso, conversó con Rabín y le manifestó que si él hubiera negado cualquier conocimiento acerca de dicha cuenta, no habría publicado la nota. Margalit relata que Rabín le respondió con la timidez que lo caracterizaba pero sin titubear: "¿Y qué querías; que mintiera?"
El cuarto pilar es la idea de la tolerancia democrática; la obligación moral y total de cada ciudadano de reprimir toda acción posible que ponga en peligro el orden democrático; desechar la injuria y la ofensa, tener en cuenta que palabras demonizadoras tiradas al aire son bien captadas y pueden crear ideas tendensiosas, planes diabólicos, numerosos peligros, hechos lamentables y una destrucción politica, social y espiritual. ¿Qué puede caracterizar más el dolor de esta obligación moral que la imagen del primer ministro Rabín cayendo baleado en la espalda por un judío religioso, nacionalista y fanático?
Itzjak Rabín simboliza el aporte y el sacrificio de los hijos de los pioneros. Itzjak Rabín simboliza la necesidad de establecer la paz. Itzjak Rabín simboliza la integridad y responsabilidad del líder. Itzjak Rabín simboliza la obligación de la tolerancia democrática.
Todos nosotros estamos en condiciones de comprender ese legado de Rabín, adoptarlo en nuestra tradición cultural y transmitirlo a las generaciones venideras: entrega, paz, integridad, responsabilidad y democracia.

domingo, 16 de octubre de 2011

Liberación de Shalit modifica la política de Medio Oriente



Acuerdo entre Israel y Hamas. La liberación debilita el poder de Abbas y el pedido de la Autoridad Palestina del reconocimiento de un Estado Movimiento pidió mas de 1.000 presos a cambio






El intercambio de prisioneros entre Hamas e Israel podría cambiar las relaciones regionales, fortaleciendo a Egipto, Hamas y al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en tanto plantea un agudo desafío a la Autoridad Palestina.
Un resultado puede ser un movimiento palestino más decidido a la confrontación e imbuido por Hamas que podría, a largo plazo, incrementar las dificultades de Israel y recoger inspiración de las estimulantes protestas populares que se registran a lo largo de Medio Oriente. Asimismo, podría estrechar más la relación entre Hamas, Egipto y Turquía.
En función del acuerdo anunciado el último martes, Israel liberará a más de 1.000 prisioneros palestinos a cambio de la liberación del sargento Gilad Shalit, un soldado israelí secuestrado en una operación a través de la frontera, realizada por Hamas, en 2006, quien ha estado retenido en la franja de Gaza desde ese entonces.

El presidente de Israel, Shimon Peres, anunció que Turquía -que en una reacción furiosa redujo sus relaciones con Israel en el último año-, había jugado un papel inesperado para ayudar a concretar el acuerdo. Turquía tiene cercana relación con Hamas.
Algunos de los detalles del acuerdo Hamas-Israel no han sido revelados, lo que hace difícil determinar los motivos que tuvieron las dos partes para, de pronto, lograr un acuerdo, después de no haberlo hecho en los últimos años. Sin embargo, la creciente agitación en la región tuvo un papel importante, al igual que la política interna.
Hamas está preocupado por su base en Damasco, la capital siria, debido a la revuelta contra el presidente Bashar Assad. Está explorando tanto en Turquía como en Egipto para posibles bases futuras y este acuerdo lo ayudará en la búsqueda.
Por su parte, Israel teme que después de las elecciones en Egipto el gobierno podría no ayudar, por lo que pensó que era mejor actuar ahora.
Además, Hamas, y en menor medida, Israel, parecieron estar reaccionando a los esfuerzos de la Autoridad Palestina, dominada por el grupo Fatah, de obtener la calidad de miembro de Naciones Unidas. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, conquistó la admiración de gran parte de su pueblo, al plantear el caso, en el Consejo de Seguridad, para obtener un Estado y rechazar los pedidos de Estados Unidos para que se abstuviera de hacerlo, negándose a retornar a las negociaciones con el Estado judío, sin que se congele la construcción de asentamientos en Cisjordania.
Hamas, que manda en la franja de Gaza y llama a la destrucción de Israel, ha criticado el planteo de la Autoridad Palestina, señalando que carece de dignidad y ofrece legitimidad a Israel.
Por el momento, Abbas tiene dificultades para reunir suficiente apoyo en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y entre las potencias europeas. Mientras, Hamas promete a las familias de prisioneros desesperadas que pronto volverán a reunirse con sus seres queridos, algunos de los cuales han estado en la cárcel durante más de dos décadas.
En el caso de Natanyahu, lograr el retorno de Shalit, cuya imagen está por todos lados en Israel, ofrece un impulso político significativo. El anhelo popular por su retorno es, de muchas maneras, comparable al movimiento de protesta social que comenzó durante el verano con indignación por los altos costos de los bienes de consumo y la desigualdad de los ingresos. Cruza las líneas ideológicas y se centra en lo que se percibe como el fracaso del gobierno para cumplir su contrato social con la gente: hacer todo lo que puede para lograr el retorno de sus soldados.
REPERCUSIÓN. Obtener el regreso de Shalit a su familia probablemente suavizará la imagen de Netanyahu como una persona que está demasiado enfocada en la geopolítica.
También puede llevar al movimiento de protesta a reducir sus críticas contra él construyendo la unidad en una sociedad, con frecuencia, fracturada, y extendiendo su periodo en el gobierno.
Para Hamas, el momento del acuerdo de canje es casi ideal. La furia por las condiciones de los presos palestinos en Israel ha crecido en la Margen occidental. Por ejemplo, el miércoles último, hubo una jornada de huelga en apoyo de los presos.
En la ciudad de Hebrón, en Cisjordania, ante miles de sus habitantes reunidos en la plaza principal en apoyo de los prisioneros, el líder local de Fatah, Kifah Al Owiwi, felicitó a Hamas -es una rareza- y le pidió que trabaje con más ahínco para reconciliar a los movimientos.
Hamas puso énfasis en sus negociaciones con Israel en insistir que todos los grupos palestinos, así como los árabes israelíes y residentes en Jerusalén, estén representados en la liberación de los prisioneros.
"Hamas está ganando poder local y regionalmente y ello fortalecerá el avance de los reclamos para la reconciliación con Fatah", dijo Khalil Shihaki, experto en ciencias políticas.
VIOLENTOS. Israel y Hamas son enemigos declarados, pero las autoridades israelíes también están furiosas con Abbas por su acción en Naciones Unidas.
"Preservar la imagen de Abbas ya no es tan importante para Israel, que estuvo contento con darle una bofetada", dijo Yitzhak Reiter, profesor de estudios islamistas y de Medio oriente.
Al mismo tiempo, Israel se preocupa por tener que enfrentar la liberación abrupta de decenas de militantes procesados, algunos de ellos en Cisjordania. En un informe de inteligencia para periodistas israelíes, se reveló que serían liberados los autores de algunos de los ataques más sangrientos,
El asesor de Seguridad Nacional de Israel, Yaakov Amidror, expresó que, debido a que las Fuerzas Armadas de Israel mantienen estrecho control sobre la Margen occidental, no le preocupaban tanto los hombres que serían liberados allí.
Al parecer, en las negociaciones, los dos lados cedieron en algunas posiciones que han sostenido durante mucho tiempo. Hamas estuvo de acuerdo en remover de su lista de prisioneros a algunos de los más notorios desde el punto de vista de Israel. Hamas aceptó que algunos prisioneros fueran enviados al exilio por un periodo de algunos años.
"El mayor desacuerdo dentro de Hamas fue si debíamos aceptar la expulsión de un número tan grande de prisioneros", dijo Ribhi Rantisi, un militante de Hamas en Gaza.
El vocero de Hamas en Gaza, Fawzi Barhoum, manifestó que al comienzo de "cinco años de negociaciones difíciles" Israel había exigido la liberación de Shalit "sin precio" y solo ofreció aliviar el bloqueo a Gaza. Sostuvo que Israel había cedido, en parte, debido a que la Primavera Árabe estaba cambiando la situación en los países vecinos.
También pareció sugerir que algunos prisioneros podrían ser liberados por países árabes, al señalar que "toda deportación de un líder prominente o de personas detenidas de cárceles de la ocupación a cualquier país árabe durante" podría demostrar ser solo temporaria en el nuevo clima y sería "un paso para retornar a Palestina".
Dudas. Por su parte, Israel acordó permitir que más prisioneros vuelvan a Cisjordania, pese a que la historia de esas liberaciones sugiere que algunos de los asesinos que quedaron en libertad reanudaron la violencia. Uno de los motivos por los que lo hizo, es que considera que las fuerzas de seguridad palestinas están más dedicadas a frenar la violencia y tienen más eficacia en su acción.
Las fuerzas de seguridad pueden cambiar su enfoque si no se reanudan las conversaciones sobre un Estado Palestino, si el Congreso de Estados Unidos corta la ayuda a la Autoridad Palestina, a raíz de su planteo en Naciones Unidas, y si crecen los temores de la creciente influencia de Hamas.
Además, si Siria implosiona y Egipto no logra aplicar reformas democráticas, el canje por Shalit puede terminar dañando más los intereses de Israel.
El intercambio se realizará el martes
Jerusalén | El intercambio del soldado israelí Gilad Shalit por 1.027 presos palestinos, de los que aún no se conocen los nombres, será un proceso largo y complejo. Si no surgen contratiempos, Shalit podría regresar a casa el martes, pero la liberación y dispersión de los palestinos se desarrollará durante un plazo más largo.
Según los términos del acuerdo, 203 serán exiliados y aún hay que pactar las condiciones con los países que se ofrezcan a acogerlos.
Las autoridades penitenciarias israelíes dijeron esperar "reacciones de frustración" en las cárceles por parte de numerosos reclusos.
Actualmente cumplen condena o permanecen detenidos sin acusación concreta unos 6.500 palestinos, parte de los cuales iniciaron a principios de mes una huelga de hambre para protestar contra el trato que reciben.
También era de esperar un sentimiento de frustración entre las familias palestinas no beneficiadas por el acuerdo. Incluso los padres de Gilad Shalit, Noam y Aviva, comentaron que pese a su felicidad sentían inquietud porque no sabían hasta qué punto los cinco años de cautiverio habrían cambiado a su hijo.
Noam y Aviva Shalit fueron recibidos por el presidente de Israel, Simón Peres, quien rindió homenaje a la "compostura" con que habían desarrollado su larga campaña.
En principio, según fuentes israelíes y palestinas, la lista de presos a liberar debería publicarse a principios de esta semana. Dos días después de conocerse los nombres el intercambio se pondrá en marcha. En una primera fase, el martes, dejarán la cárcel 450 presos palestinos. Esa fase coincidirá con la liberación de Shalit, que será conducido a la frontera de Gaza con Egipto y entregado a las autoridades egipcias.
Es posible que permanezca horas o días bajo atención psicológica antes de hacer declaraciones

jueves, 6 de octubre de 2011

Yom Kipur y la máquina del tiempo






Seguramente más de uno habrá tenido esa fantasía: poder tomar algún tipo de máquina del tiempo, viajar a través de las distintas épocas y ver cómo será nuestra vida dentro de veinte o treinta años.


A muchos de nosotros, cuando éramos chicos nos intrigaba conocer, por ejemplo, cómo iba a ser eso del año 2000. Hacíamos cuentas para saber cuántos años tendríamos con la llegada del nuevo mileno y fantaseábamos con imaginarnos con quién viviríamos, si ya estaríamos casados o tendríamos hijos y nietos.

¿Quién no fantaseó con tener una máquina del tiempo y saber con anticipación los resultados de algún sorteo de lotería? O pensando en algo más cercano, ¿no nos gustaría viajar por el tiempo para averiguar si habrá paz entre israelíes y palestinos o si Bibi y Obama serán reelegidos.

Hay muchos países donde se acostumbra a cambiar la hora, dependiendo si se acerca el verano o el invierno, adelantando o atrazando el reloj. Muy pocas cosas pueden resultar casi mágicas como dicha acción. Uno podría llegar a preguntarse cómo puede ser que si en realidad ya vivimos esa hora, volvamos a vivirla nuevamente. ¿Acaso no habremos dicho más de una vez: "si tuviera la oportunidad de volver a vivir ese momento"?

Que ganas nos da a veces de volver al pasado para cambiarlo. Si tan sólo pudiésemos retroceder en el tiempo y hacer esa pequeña alteración, corregir ese lapso donde la embarramos, ese momento tan singular y significativo.

Todos quisiéramos tener esa segunda oportunidad. Es más, si conmemoramos Yom Kipur, es porque estamos dispuestos a reconocer que durante el tiempo cometidos bastantes errores, nos lamentamos por ellos y quisiéramos modificarlos y modificarnos. Ese proceso de arrepentimiento no es sólo un ejercicio intelectual; implica cambio y reparación.

En estos días los judíos nos congregamos justamente porque pretendemos identificar situaciones en nuestras vidas a las que nos gustaría retroceder para vivirlas de otra forma; palabras que dijimos que quisiéramos haber omitido; decisiones que no tomamos y de las que ahora nos arrepentimos.

¿Sería posible hacerlo? ¿Retroceder en el tiempo y cambiarlas? Todos diríamos que no, que es pura fantasía, a menos que hablemos de ciencia ficción.

El Rabino Yosef Dov Soloveitchik sostenía que a diferencia de lo que ocurre con cualquier otro pueblo, en el judaísmo tenemos la posibilidad de retoceder al pasado y modificarlo.

Para la mayoría de las culturas, decía Soloveitchik, el tiempo fluye desde ayer a hoy y desde hoy a mañana. El pasado modela al presente y el presente determina el futuro. Causa y efecto.

Pero en el judaísmo, insistía el Rabino, es el futuro quien determina el presente y define el significado del pasado. Por ejemplo, si algo grave le ocurre a una persona, ¿implicará ello que se termine su fe, o bien una oportunidad para aumentar la que ya tenía? ¿Un error será apenas eso, o bien una oportunidad para aprender? No podemos responder sólamente tomando en cuenta el pasado. Éste sólo tendrá sentido a la luz de lo que elijamos hacer con él, hoy y mañana.

Por supuesto que no se trata de una máquina para viajar por el tiempo. Pero sí hay cosas que podemos hacer; tomar decisiones basadas en nuestra visión de qué clase de pueblo queremos ser y en qué clase de mundo queremos vivir.

Pero volvamos al terreno personal. Conmemoramos Yom Kipur porque hicimos actos de los cuales nos arrepentimos; lo que hicimos mal o lo que dejamos de hacer.

Cuentan que un maestro solía relatar que un día se le apareció uno de sus discípulos y le comentó que había un problema: se estaban robando cosas de valor entre sus alumnos.

El erudito reunió a todos y les habló: "Lo que voy a decir - afirmó - es sólo para una persona de esta sala, pero como no se de quién se trata les hablaré a todos: Alguien está robando de sus compañeros, y nosotros aquí no aceptamos esas normas. Si lo que falta aparece en mi oficina antes de mañana, consideraré este asunto cerrado. Si ello no ocurre, advierto a quien lo hizo que de aquí en adelante pueden pasar dos cosas, y ambas malas: Puede ser que siga robando hasta que un día lo atrapen, sea avergonzado en público y denigrado por su familia y amigos. Pero también puede ocurrir que siga robando y nunca sea detenido; eso sería incluso peor, porque entonces cada día de su vida tendrá que verse a sí mismo como un delincuente. Ahora, quiero que considere esto con mucho cuidado: ¿Eso es lo que realmente pretende por el resto de sus días?".

Los artículos aparecieron a la mañana siguiente en la oficina del maestro y los robos se acabaron. Un alumno decidió que lo que haría con su vida estaría determinado, no por lo que hizo en el pasado, sino por su visión de cómo quisiera verse en el futuro.

Nuestra visión de futuro, más que la memoria, es la que determina cómo debemos obrar en la vida. Si aceptamos este mensaje, habremos entendido también el gran poder que tiene el arrepentimiento.

Las máquinas del tiempo no existen ni existirán. Y aunque nos guste fantasear con la posibilidad de viajar hacia el pasado o hacia el futuro, resulta imposible. Pero lo que sí tenemos, y es real, es la posibilidad de tratar de cumplir con todo lo que nos propusimos pero nunca pudimos concretar; tratar de modificar todo aquello de lo cual nos arrepentimos.

No tenemos obligación de ser prisioneros de nuestro pasado y podemos ser arquitectos de nuestro futuro.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Los palestinos y la historia



“Aquel a quien extravía Alá, no hallará más el camino” Corán. IV. 142


Hoy quiero incursionar en un tema cuya complejidad atrae poderosamente la atención de los científicos sociales, esos intrusos que procuran ver las cosas como son y no como las pintan las pasiones o las ideologías. Dicho tema también interesa al mundo entero, atento a la confrontación entre dos etnias del Cercano y Medio Oriente que, pese a ser hermanas, libran un duro conflicto que a la vez es político y geoestratégico, físico y mediático, ideológico y moral. Tal es lo que sucede con la sangrienta y dolorosa contienda entre el Estado de Israel y los musulmanes palestinos. Según las enseñanzas del Tanaj y del Corán, Abraham (Ibrahim en árabe) fue el padre de Ismael, hijo de Agar( hagar “la que huye”), la esclava obligada a refugiarse en el desierto, y de Isaac, hijo de su mujer Sara (sarah, “la dominadora”).

Esa lucha no solamente se ha entablado por el dominio de un territorio y la obtención de una justa soberanía sino también, en el caso de los palestinos en particular, por la legitimidad de los nombres y la verosimilitud de las tradiciones, un campo propicio para el quehacer de los antropólogos, los historiadores y los politólogos.

El enfrentamiento no se agota en el choque armado entre los israelíes -no todos creyentes , pues muchos de ellos desestiman la religión del Tanaj y el Talmud-, y los árabes - tampoco todos musulmanes, como lo ejemplifican los cristianos libaneses-. Por otra parte, como se sabe, residen y trabajan pacíficamente en el Estado de Israel un millón y medio de árabes, todos musulmanes, pero no candidatos a “mártires” dinamiteros.

Los palestinos están divididos en dos bandos: por un lado el intransigente Hamas y por el otro, Al Fatah, mas conciliador. El Hamas, concentrado en Gaza, quiere borrar a los israelíes del mapa, e igual destino procuró para Al Fatah, confinado en Cisjordania, donde gobierna la Autoridad Palestina. Dicho grupo fue expulsado con grandes pérdidas de vidas de la Franja de Gaza por los violentistas del Hamas, su enconado enemigo. Este sangriento conflicto entre adoradores de Alá apenas si se menciona por los mass media. Que, por otra parte no es el único, porque el de chiítas y sunitas, que abarca el Islam entero, tiene caracteres catastróficos. Sin embargo no figura en el memorial de agravios del Islam, encarnizado con el Occidente, promotor de las sangrientas cruzadas medievales a Tierra Santa e innumerables agresiones militares, como las que en nuestros días se desarrollan en Irak y Afganistán.

Los antiguos pueblos que reivindican los palestinos de ambos bandos como “antecesores” directos, lo que les otorgaría el derecho histórico de ser los dueños de la tierra que, según afirman, les han robado los “usurpadores sionistas” venidos de afuera, son:

a) los filisteos que, no bien desembarcados, se enfrentaron con los cananeos y los hebreos, etnias presentes desde hacía muchos siglos en la región y que, al cabo de cruentas batallas, los exterminaron, y

b) los cananeos, cuya desaparición somática y cultural certifican la historia y la geografía, luego de una larga y enconada lucha con los hebreos, complementada por un doble proceso de mestización y aculturación de los grupos sobrevivientes, incorporados ya a la civilización de quienes mas tarde serían llamados judíos.

Los cretenses-filisteos del lejano ayer no son los antepasados de los actuales palestinos. La cáscara del nombre no coincide con el grano de la cosa. Los “palestinos” de hoy nada tienen que ver con los viejos “pueblos del mar”, entre cuyos patronímicos figura, como se verá luego, el de pelestim. Del mismo modo tampoco son descendientes de los cananeos, que se fueron esfumando como pueblo y como etnia al combatir primero y luego mixigenarse con los hebreos ( del egipcio apiru, nómada, errante), y a tal punto, que nada resta de ellos sino la memoria de su abolida presencia.

El Estado de Israel

Comienzo advirtiendo un detalle que el furor de las actuales discusiones a veces no permite tener en cuenta: el Estado de Israel es una cosa y su gobierno otra. Se puede estar en contra de las resoluciones de sus conductores políticos -como muchos israelíes, desde adentro, lo han manifestado ante evidentes desaciertos y como quienes, desde afuera, abogan por su renuncia, criticando y condenando muy duramente sus acciones – pero sin negar el derecho a existir en pacífica convivencia con sus vecinos. Quienes lo quieren aniquilar, con todo y sus habitantes, son potenciales genocidas, como en la realidad histórica fueron los nazis. La República Islámica de Irán proclama a los cuatro vientos que luego de ahogar a los israelíes en el Mediterráneo “quemará totalmente” ( que esto significa la voz griega holocausto) los aparatos del Estado y sus pertenencias. Muchos de los autodenominados “progresistas” vernáculos aprueban esos desplantes criminales. O los callan, como también sucede con los amnésicos que “olvidan” o “desconocen” la diaria matanza que los egipcios, islámicos al igual que sus víctimas, practicaban con los palestinos de Gaza asesinándolos en los túneles que aquellos excavaban para burlar ese no citado ni criticado bloqueo. Se cuentan por cientos los muertos. Hoy, luego de la llamada “primavera islámica” , o “protesta juvenil”” o “revolución de las redes” parece que la frontera se ha borrado y existe un fluido ir y venir de los habitantes de Gaza. El ataque a un convoy y el asesinato de una familia de israelíes que viajaba en automóvil, realizados cerca de Eilat hace unas semanas así lo atestigua.

El proceso fundador del Estado de Israel se inicia en la Naciones Unidas el 29 de noviembre de 1947, luego de una serie de luchas y atentados, duramente condenados por los dirigentes judíos opuestos al terrorismo. Nadie es inocente en este tipo de retornos, similares a los nostos de los griegos a sus patrias, luego de la guerra de Troya. Ulises, de vuelta a Itaca, acabó con los “pretendientes” que hostigaban a su mujer, dilapidaban sus bienes y ocupaban su casa. Y como sucede con la totalidad del falible género humano – cuyos integrantes no son antropoides erguidos ni ángeles caídos- entre quienes procuraban regresar al solar de sus mayores hubo unos pocos exaltados mete bombas. Su tardío accionar sobrevino en los episodios finales, cuando ya se levantaban cientos de kibutzim fundados por una pacífica mayoría de laboriosos y esperanzados inmigrantes que hacían aliá para ocupar y hacer productivas a tierras yermas muy poco pobladas. Testimonios de viajeros y viejas estadísticas así lo confirman. No se trataba de una solapada invasión sino del retorno al solar de los antepasados. Ben Gurion reprochó siempre a Beguin su violento oficio de terrorista en las filas del Irgun Zvai Leumi.

Al promulgarse la Resolución 181 de la Asamblea General, resonó fuerte y convincentemente la voz del representante uruguayo Enrique Rodríguez Fabregat, cuyos argumentos constituyeron una pieza jurídica y política de alto valor humano. Meses después, en mayo del 1948, se produce la Declaración de Independencia. No bien se aprueba la Resolución de las Naciones Unidas redoblan las hostilidades de quienes por entonces no se llamaban palestinos sino árabes habitantes de Palestina. El ataque de los ejércitos islámicos se produce cuando se retiran los británicos que ocupaban, colonialistas empedernidos al fin, esos ajenos territorios que el Irgun reclamó a sangre y fuego. Israel, salvajemente agredido al otro día de su proclamación como Estado –hecho que asume la entidad de un Pecado Original, cuya permanencia ensombrece a los descendientes de aquellos atacantes, si nos atenemos al estigma bíblico- era un Estado pequeño que ocupaba “la sexta parte del 1% de la masa de tierra de Medio Oriente”. Recién comenzaba a organizarse y armarse con materiales bélicos, muchos comprados en Checoslovaquia – tampoco existía una aviación de guerra- en respuesta al manifiesto propósito de los árabes, quienes procuraban destruirlo. Sin que tuviera tiempo de respirar siquiera soportó la avalancha de cinco de los siete países integrantes de la Liga de Estados Árabes, fundada en el año 1945. En ella figuraban Egipto, Irak, Siria, Transjordania, Arabia Saudita, Yemen y Líbano. Los ejércitos islámicos, desorganizados e ineficientes, es cierto, no pudieron borrar de la faz de la tierra a los israelíes y a su novel Estado, instituido, como antes expresé, sobre los eriales de una desértica región y no sobre feraces y prometedoras comarcas. No hubo recuerdo de este terrible abuso por parte de quienes protestaron vivamente por la erección de un muro - en detrimento de una buena parte de la superficie de Cisjordania, donde se asientan colonos judíos, amén de los codiciados acuíferos- que, en definitiva, acabó con los atentados terroristas y sus devastadores efectos. Fueron miles y miles las víctimas de esta indiscriminada violencia. Se sigue criticando vivamente dicho obstáculo; en cambio no se criticó por los “políticamente correctos” el muro metálico subterráneo en vías de construcción, ni los “topos” palestinos asfixiados por los egipcios, cuyo bloqueo a la Franja de Gaza fue tan riguroso como el israelí. Nada se dice tampoco acerca del muro de miles de km. levantado por Arabia Saudita para evitar la entrada de “los terroristas del Yemen”, que por cierto no son judíos sino árabes musulmanes.

¿Qué palestinos?

Vamos a examinar ahora los dichos de quienes niegan la existencia milenaria de los palestinos en esa región, tal cual éstos lo han sostenido una y otra vez.

El ilustrado tratadista libanés Ph. Hitti, autor de dos libros fundamentales sobre la historia de los árabes, escribió: “No existe ninguna cosa llamada Palestina en la historia, absolutamente no”. Si, existía, pero como artificial y rencorosa creación de los romanos, no como territorio originario donde se asentaron Israel, Judá y la irredenta Tierra Santa conquistada y perdida por los Cruzados.

Auni Bey Abdul-Hadi, por su lado declaraba: “No existe ningún país que se llame Palestina. Palestina es un término inventado por los sionistas. No hay ninguna Palestina en la Biblia. Nuestro país ha sido por siglos parte de Siria. Palestina es ajena para nosotros”. (British Peel Commision, 1937) Otro árabe dijo: “No hay diferencias entre los jordanos, palestinos, sirios y libaneses. Somos todos parte de una misma nación. Es solo por razones políticas que subrayamos con énfasis nuestra identidad palestina […] La existencia de una entidad palestina separada solo sirve por propósitos tácticos. La fundación de un estado palestino es una nueva arma para continuar la batalla contra Israel”. (Zuhair Mush, comandante de la OLP, Organización para la liberación de Palestina).

Más de un lector se sorprenderá al leer declaraciones provenientes de árabes. Voy a reforzarlas con una más contundente todavía. Se trata la de un escritor y periodista, también de origen árabe, que vive lejos de su tierra pues, de haber permanecido en ella, habría sido considerado como un mushrikum (pagano) o un kafir (de kufr, “el que oculta a Alá”, infiel), amén de otros inconvenientes de mayor entidad, que no detallo….

“De hecho no existe tal cosa como el pueblo palestino, o una cultura palestina, o una lengua palestina, o una historia palestina. Nunca existió un Estado, ni ha sido jamás encontrado ningún resto arqueológico o moneda palestina. Los actuales ´palestinos` son un pueblo árabe, de cultura árabe, lengua árabe, historia árabe. Tienen sus propios Estados árabes desde donde emigraron a la tierra de Israel hace aproximadamente un siglo atrás con el fin de contrastar la emigración judía. [….] Ellos eran jordanos (otra reciente invención británica, porque jamás existió un pueblo conocido como jordano) y después de la Guerra de los Seis Días, en la que Israel derrotó de manera categórica y aplastante la coalición de estados árabes [….] experimentaron una especie de milagro antropológico y descubrieron que eran palestinos, algo que no sabían el día anterior [….]. Esta gente, teniendo una nueva identidad, debía construirse artificialmente una historia, es decir, debían robar la historia de algún otro, y debían hacerlo de tal modo que las víctimas de tal robo no se quejaran, ya que no debían existir más. Entonces los líderes palestinos se arrogaron dos linajes contradictorios de antiguos pueblos que habitaron la tierra de Israel: los cananeos y los filisteos” (Joseph Farah, periodista. Mitos del Medio Oriente).

No finalizo aún. A estas voces de personajes notorios se suma la de un militante activo de la OLP, Walid Shoebat: “¿Por qué el 4 de junio del 1967 yo era un jordano y de repente, al otro día me transformé en un palestino? A nosotros no nos importaba que hubiera un gobierno jordano. La enseñanza de que debíamos lograr la destrucción de Israel era parte definida en nuestro currículo, pero nos considerábamos a nosotros mismos como jordanos hasta que los judíos regresaron a Jerusalén. Entonces improvisadamente todos fuimos palestinos: quitaron la estrella de la bandera de Jordania y en un momento tuvimos la bandera palestina”.

¿Estas son meras afirmaciones caprichosas o trasuntos de una innegable realidad? ¿Existen detrás de estos categóricos dichos dos peripecias históricas separadas por tres milenios y protagonizadas por dos distintas estirpes de filistim -una extinguida, la verdadera, y otra viviente, la “inventada”- o provienen de calumnias o tergiversaciones de la historia a cargo de voceros “traidores” o “comprados por los enemigos sionistas e imperialistas”?

Para facilitar el entendimiento de esta intrincada urdimbre voy a distinguir los antiguos filisteos de los actuales palestinos del terruño; aquellos llegados desde la isla de Creta hasta las costas mediterráneas del Cercano Oriente, hace más de treinta siglos, y éstos, aparecidos en el escenario levantino a partir de una serie dramática de acontecimientos, muy próximos a los actuales días.

Los Pueblos del Mar

Los llamados Pueblos del Mar estaban integrados por gentes de tipo mediterráneo –pequeños dolicocéfalos morenos- que hablaban una lengua uska, hermana de las extinguidas ibérica, tartesia y etrusca, de las que sobrevive solamente la euskera o vasca. Los invasores desembarcaron en las costas levantinas 1.200 años antes de nuestra era y avanzaron tierra adentro, luchando contra los hablantes de lenguas semíticas allí establecidos. Semitas son las lenguas y no los pueblos. En consecuencia, si nos referimos a comunidades semitoparlantes mentamos a los árabes y los judíos a la vez. Decir antisemitismo al barrer es incorrecto. No confundir, pues, antisemitismo con judeofobia o islamofobia, término este último que se está difundiendo vertiginosamente en Europa, compartido con el incorrecto de Eurabia, donde residen ya 52 millones de musulmanes.

El pueblo del mar desembarcado en las playas de la franja de Gaza era el minoico o cretense, expulsado de su isla por una avanzada griega de lengua aria, propia de los indoeuropeos.

A los invasores se les llamó peleshet, voz derivada de pelesh, “ intrusos”, deformando intencionalmente el nombre que a sí mismos se daban los recién llegados. Este no era otro que el arcaico gentilicio de los filisteos. El nombre “filisteos” se aplicó a la confederación de los citados navegantes cretenses que hicieron pie en la costa de Gaza y se enfrentaron con los cananeos y hebreos. Estos habitantes antiguos del Canaán los llamaron keretim y pelestim respectivamente. La presencia de los inmigrantes armados a guerra provocó la alianza de los antes nombrados hebreos y cananeos contra un enemigo común. Filisteos y pelestim, pues, eran la misma cosa. Las leyendas de Sansón, vencido por las malas artes de la filistea Dalila, y de David, el joven hondero que mata al gigante filisteo Goliat, recuerdan solamente dos de los tantos episodios de una larga lucha.

En lo que va de este breve estudio he nombrado solamente a los hebreos y no a los judíos, quienes, según suponen algunos historiadores, comenzaron a llamarse así cuando el persa Ciro liberó del cautiverio en Babilonia, que duró desde el 586 al 536 antes de nuestra era, a la flor y nata de la dirigencia religiosa, del mando político y del pensamiento creador.

Por esas ironías de la historia los cretenses-filisteos recién llegados fundaron Gaza, a la que denominaron primitivamente Minoah, en recuerdo de la perdida patria minoica. Los filisteos resistieron largo tiempo el asedio de los hebreos, avanzaron, retrocedieron, dieron combate, lo perdieron, y los sobrevivientes, inevitablemente, se fueron mezclando. Perdieron su identidad y su corporeidad, desaparecieron del mapa y de la historia. Cuando los ejércitos invasores de sucesivos imperios – asirios, babilonios, persas, macedonios, lágidas y seleúcidas- pasaron su rastrillo mortal sobre las tierras bíblicas, los contingentes filisteos apenas subsistían o habían sido ya liquidados por los hijos de la tierra.

Al llegar Pompeyo con las legiones romanas hacia el 63 de nuestra era, acabando a la brava con un breve período de independencia judía, solo quedaba la memoria de sus depredaciones. Luego del último estertor de la despareja lucha de los judíos contra el poderoso imperio romano, que desencadena en el 73 de nuestra era la epopeya de Masada, el emperador Adriano cambia el nombre de Judea por el de Syria philistina (palestina), un toponímico odioso a los judíos, para castigarlos con el perpetuo recuerdo de los derrotados filisteos. Y, de paso, arteramente, para borrar de la tierra el nombre de Judá, el original, el legitimado por una innegable solera etnográfica. Jerusalem, por su parte, pasó a llamarse Aelia Capitolina. La gran mayoría de los judíos - aunque No todos- expulsados violentamente, comenzó su dispersión por el Viejo Mundo. Un fenómeno parecido, pero igualmente catastrófico, había ocurrido hace 2586 años, cuando Nabucodonosor II se apoderó del Reino de Judá, y, al tiempo de destruir por primera vez el Templo, aprisionó a la dirigencia de los hebreos, aunque tampoco a todos, trasportándolos a Babilonia. Ya me referí antes a este episodio. Pero no hubo entonces una Diáspora (casi) total, Tefuzot, sino un forzado Exilio selectivo, Galut.

Una última precisión ligüística: los invasores venidos del mar se llamaban a sí mismos palasta, dado que en Egipto, donde también llegaron, se les conoció como palusata. Otras denominaciones son la del acadio hablado por los asirios, palastu, y la de los hebreos, pelestim o plistim. De aquí provienen la voz griega philistinoi y la latina philistinus. Y la castellana palestinos.

Los antiguos señores de la tierra

Antes de la llegada de los hebreos al país de Canaán lo habitaron diversas etnias, una de las cuales, siete mil años antes de nuestra era, levantó la ciudad Er Riha, o sea Jericó. Las tribus van y vienen en este convulso escenario hasta que en el milenio VI antes de la actualidad se conforma la nación cananea, integrada por una fusión de pueblos, uno de los cuales, el asentado en el litoral mediterráneo, dio origen a los kana´ana, o sea “traficantes”. A estos avezados marinos, fundadores de lejanas factorías, los griegos llamaron phiniki, “rojizos”, y de ahí “fenicios”. Sus ropas estaban teñidas de rojo con el múrice, tinte extraído de una especie de caracoles marinos. Otros grupos de cananeos se extendían desde los altos del Golan hacia al sur, en ambas márgenes del río Yarden (Jordán).

No es posible resumir la tumultuosa historia del Canaán, región ocupada también por otros pueblos como los jebuseos, constructores de la amurallada Jerusalem (Yerushalayim). Entre las tribus que llegaron al Canáan 3850 años antes del presente figuraba la de los nomádicos apiru (hebreos). La permanencia de los hebreos en la Tierra Prometida se extiende por dos siglos, hasta el 3650 antes de nuestros días. Ocurre entonces la invasión egipcia y el subsiguiente cautiverio del que se liberan entre las discutidas fechas del 3450 o el 3150 antes de la actualidad y regresan a la Tierra Prometida, donde luchan a muerte con los cananeos. Importa advertir, dando un salto atrás, que los hebreos, en el momento de su inicial arribo al Canaán, no se mezclaron con sus vencidos adversarios, pues el mestizaje estaba prohibido por los patriarcas. Sobrevino el mestizaje con los remanentes cananeos porque las relaciones entre hombre y mujer se burlan de los decretos del poder terrenal y los mandatos de los ministros de Dios. Durante el reinado de David dicho proceso había terminado. Nace entonces el Maljut Yisrael, el Reino de Israel.

La espada del Islam

Los invasores islámicos ocupan esa región en el año 637 de nuestra era. Posteriormente los Cruzados se apoderan de Jerusalem en el año 1099 y acaban con todos sus habitantes. Por dos siglos, hasta ser expulsada, la cristiana Europa medieval tuvo en jaque a quienes habían ganado esos territorios mediante el Jihad (“esfuerzo” y no Guerra Santa) de la espada. No obstante, las reiteradas arremetidas de la cruz no pudieron expulsar a los “perros infieles”, como por entonces se motejaban recíprocamente musulmanes y cristianos. Permanecían allí unas pocas comunidades judías cuando la región fue ocupada por los turcos del Imperio Otomano y posteriormente por los británicos, finalizada la Primera Guerra Mundial. Despoblada, desolada, la patria ancestral era por entonces un reseco territorio, donde medraban escasos asentamientos de judíos y transitaban los camelleros árabes. No había millones ni cientos de miles de “palestinos” en la zona sino unos dispersos aduares y aldeas.

Visto lo anterior surge sola la pregunta: ¿los palestinos forman una nación distinta a la de los árabes o son árabes llegados a esa zona desde otros puntos y denominados así luego de la guerra del 1967? Mantengo mi epojé, mi suspensión del juicio, hasta que se demuestre la presencia del gentilicio “palestinos” aplicado a los árabes allí residentes y de los palestinos como tales antes de la fecha arriba señalada. Porque si se aplica el jus soli en el territorio que los ingleses rebautizaron Palestina, vienen a ser palestinos tanto los árabes como los judíos. Eso si, aquellos eran musulmanes devotos de Alá, el autor celestial del Corán, y éstos reverenciaban al Yahvé del Tanaj. Y según la historia bíblica, se trataba de medio hermanos semíticos, no de desconocidos.

ANEXO I.

A continuación se transcribe un fragmento de una carta enviada al autor de esta nota por un uruguayo, no judío, que trabajó durante cuatro años en Jerusalem.

“Creo que no se presta suficiente atención a algo obvio: la apropiación indebida del término ´palestinos`. En efecto, palestinos eran TODOS los habitantes de Palestina; tan palestinos eran los árabes como los judíos. De tal modo es así que antes de la creación del Estado de Israel dos importantes instituciones de la comunidad judía en los EE.UU. fueron el Bank of Palestine y el diario Palestine Post (hoy Jerusalem Post); en Uruguay teníamos el Banco Palestino Uruguayo, de capital judío. Los llamados "palestinos" (palabra que ellos pronuncian "falastin") son solamente los residentes árabes de Palestina.

Como tu muy justamente señalas, una cosa es el pueblo judío y otra el Estado de Israel. Las criticas a la política y las acciones del Estado, lamentablemente muy justificadas en muchos casos, no implican en absoluto la negación del derecho del pueblo judío a un hogar nacional en su tierra ancestral. Esa ha sido siempre la posición diplomática y humana de nuestro país, marca indeleble de la elocuencia y compasión de nuestro primer delegado en Naciones Unidas, Enrique Rodríguez Fabregat. Tenemos que seguir defendiendo ese principio.” H.R.

ANEXO II

“En 1919 el sultanato otomano, el último de los grandes imperios musulmanes, fue finalmente derrotado; su capital, Constantinopla, ocupada; su soberano, capturado, y la mayor parte de su territorio, dividido entre los victoriosos imperios británico y francés. Las antiguas provincias otomanas de habla árabe del Creciente Fértil se dividieron en tres entidades nuevas, con fronteras y nombres nuevos. Dos de ellas, Irak y Palestina, quedaron bajo mandato británico; el resto, bajo la denominación de Siria, fue entregado a los franceses. Más tarde, Francia subdividió su mandato en dos, dando a una parte el nombre de Líbano y conservando el de Siria para la otra. Los británicos hicieron prácticamente lo mismo en Palestina, estableciendo una división entre las dos orillas del río Jordán. La parte oriental fue llamada Transjordania, más adelante simplemente Jordania; el nombre de Palestina se reservó para la parte occidental, dicho de otro modo, la parte cisjordana del país”. (Bernard Lewis, La crisis del Islam, Ediciones B, Buenos Aires, 2004, p.10). Este señor “imperialista” es muy odiado por los musulmanes. Pero lo que afirma en el fragmento transcripto es históricamente correcto e innegable.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Para que tengan presente todos los que piensan votar este mes en la ONU por un estado palestino




-Un Estado palestino independiente podrá vivir en paz con Israel si es creado de común acuerdo, en negociaciones de paz entre las partes, negociaciones imprescindibles para hallar soluciones concretas a los numerosos problemas aún existentes en el terreno y en la agenda bilateral israelo-palestina. Un Estado “impuesto” por la Asamblea General de la ONU no es receta de buena vecindad ni solución concreta de nada.

-No inspira confianza oir una y otra vez al Presidente palestino Mahmud Abbas rechazando reconocer a Israel como “Estado judío”, aunque adorne su negativa diciendo que por él, que Israel llame a su Estado como quiera y él no interfiere en eso. Lo que se esconde detrás de esa negativa no es un enfoque liberal de Abbas de que Israel será lo que desee ser, sino un deseo de influir desde adentro, tanto a través de los árabes ciudadanos de Israel como manteniendo abierta la exigencia de que los refugiados de 1948 puedan volver a sus antiguos hogares, ubicados en lo que es hoy el territorio soberano de Israel.

Abbas ha rechazado que el tema de los refugiados se resuelva sólo dentro de las fronteras del futuro Estado palestino y ha dando a entender que se debe solucionar dentro de Israel. ¿Para qué quieren entonces un Estado palestino? ¿No sería lógico que quiera llevar allí a todo su pueblo para convertirlo en un hogar prometedor para sus hijos?

-En la práctica, en el terreno, aunque la Asamblea General reconozca por amplia mayoría a un Estado palestino, nada va a cambiar, a menos que las cosas estén coordinadas con Israel. El gobierno israelí, como es sabido, no sólo se opone al paso unilateral palestino, sino que ha advertido que puede reaccionar con sus propios pasos unilaterales . Más allá de la opinión que se tenga a favor o en contra de la reacción israelí y de cómo se evalúe quién carga con la mayor responsabilidad por la falta de negociaciones, el hecho es que una medida unilateral ante la ONU no es receta para una mejora de la situación en el terreno, sino para la posibilidad de una preocupante escalada.

-Si realmente no cambia nada en la práctica, las grandes expectativas que el liderazgo palestino creó ante su pueblo, pueden terminar con nefastos resultados. Es que inclusive si la Autoridad Palestina se opone oficialmente a la violencia y aclara que no apoyará una escalada armada, la sola frustración que la gente sentirá al ver que ni siquiera después de un reconocimiento en la ONU hay un cambio radical, puede conducir a un fuerte estallido de violencia.

-Hace unos días, el Presidente Abbas anunció que su intención es volver a negociar con Israel luego de recibir de la ONU el reconocimiento como Estado. ¿No era que según él no hay negociaciones porque Israel no quiere negociar? ¿De dónde saca que Israel aceptará negociar en las nuevas condiciones, tras un desafío internacional de esta índole? Al parecer, la verdadera intención es , después del reconocimiento, intensificar las presiones sobre Israel, explicando al mundo que son “un Estado ocupado”.

Al respecto, en un estudio detallado del tema, el analista Pinjas Inbari del Jerusalem Center for Public Affairs (ex cronista del diario de izquierda Al Hamishmar), escribió: “En su artículo del New York Times, Abbas fue franco: ´la admisión de Palestina en las Naciones Unidas allanaría el camino para la internacionalización del conflicto como un asunto legal, no sólo político. También allanaría el camino para que presentemos reclamaciones en contra de Israel en las Naciones Unidas, en organismos del tratado de derechos humanos y la Corte Internacional de Justicia´”.

La intención parece clara: no mejorar la base sobre la cual podrán sentar futuras negociaciones, sino complicar cada vez más la situación de Israel (el Premier Salam Fayyad habló explícitamente de colocarlo en un rincón y aislarle) . Ese no es un buen vaticinio.

-En la discusión interna palestina, han sido varias las figuras que vieron con serias reservas la marcha hacia la ONU, comprendiendo que el liderazgo se había subido a un “árbol demasiado alto”, del que no sabe cómo-y por ende ya no desea-bajar. Según el Profesor Muhammad Dajani, catedrático de Ciencias Políticas en la universidad Al Quds y fundador del movimiento “Wasatía” que propone un Islam moderado, el liderazgo palestino capta que creó tales expectativas con sus declaraciones sobre la ida a la ONU, que si da marcha atrás, la gente quedará frustrada..y ya prefiere que la frustración venga luego, contra Israel.

-La creación misma del Estado independiente, aunque sin duda es un deseo auténtico y sincero del pueblo mismo, no necesariamente parece ser el objetivo central del liderazgo. Quien más ha hecho hasta el momento, sin duda, para desarrollar las instituciones necesarias en el Estado y para crear las bases para que el funcionamiento en el terreno sea como el de un Estado que debe ser tomado en cuenta como un hecho, es el Primer Ministro Salam Fayyad . Dicho sea de paso, él mismo aclaró repetidamente que setiembre del 2011 fue el plazo que él mismo dio, pero no para ir a la ONU, sino para haber completado el desarrollo de las instituciones palestinas de modo que el Estado , en la práctica, esté ya en marcha. Sin embargo, en el grupo Fatah del Presidente Abbas le hacen problemas, tratan de complicarle las cosas no siempre con disimulo..y ni que hablar de Hamas que se opone explícitamente a que él sea el jefe de un gobierno conjunto.

-Si de declaraciones de trata, pues el Estado palestino ya fue declarado, en noviembre de 1988, por Yasser Arafat. “Ya tenemos una declaración”, dijo el Premier Fayyad. “El tema, por lo tanto, no es declarar el Estado nuevamente sino el Estado en sí. Por ende, dejemos de lado todas las excusas y completemos nuestros preparativos” . En otras palabras, trabajemos, dijo Fayyad. Y no se refería a una diplomacia internacional que no traerá nada nuevo al pueblo. Y lo más claro y lógico lo dijo Fayyad el 28 de junio último en una entrevista que concedió a la agencia AP.Cuando el cronista le preguntó si el reconocimiento de un Estado palestino en la ONU cambiará la situación en el terreno, respondió: “Mi respuesta es no. Si Israel no es parte del consenso, no cambiará las cosas, ya que para mí, el tema es terminar la ocupación israelí”.

-Pues la “ocupación israelí” no puede terminar sin negociaciones. Israel salió en forma unilateral de la Franja de Gaza, tras desalojar a 8.000 colonos allí y en dos asentamientos al norte de Cisjordania, sin coordinar nada con la Autoridad Palestina, y lo que recibió fue, hasta ahora, más de 10.000 cohetes, misiles y morteros disparados por Hamas y otros grupos radicales , hacia el sur del país . Si Israel simplemente se levanta y se va de Cisjordania (imaginemos que podría hacerlo, como si no hubiera allí 300.000 israelíes en los asentamientos), esos mismos misiles podrán aterrizar en Tel Aviv, Jerusalem y el aeropuerto internacional Ben Gurion.

Claro que eso, en principio, puede pasar también si Israel se retira en el marco de un acuerdo, que los radicales no respeten y que lo desafíen con misiles, cuando estén bien ubicados en los sitios de los que saldría Israel.Pero negociando, tomando medidas concretas en el marco de un acuerdo de paz definitiva, es posible defenderse de otra forma..y prepararse para cualquier eventualidad.

-Probablemente el mayor problema al que el liderazgo palestino no ha logrado dar respuestas que calmen la intranquilidad de Israel, es la sensación clara de que los palestinos quieren sí las retiradas, el reconocimiento, y varias condiciones..pero que plantean todo de forma que el conflicto quede abierto a futuras exigencias.

Ahmad Abu Ruteima, un activista de Hamas en Gaza, describió recientemente el objetivo de lo que en el discurso interno palestino muchos mencionan ya como una “tercera intifada” que debería estallar después de setiembre: "La lucha es acerca de la existencia misma de Israel y no acerca de las fronteras de 1967”. Pero no sólo Hamas. También en Al Fatah, percibido como el moderado, el grupo que encabezó las negociaciones con Israel, hay quienes hablan en forma similar.

Así lo explicó el ya citado Pinjas Inbari: “Un miembro de alto rango del Consejo Revolucionario de Fatah, Hatem Abd al-Qader, señaló que, en el caso que Israel obstaculice los planes políticos palestinos, Abbas se retirará, la AP se disolverá, y nada impedirá que los palestinos retornen a la lucha. Y aún cuando se celebren elecciones, el nuevo presidente provendrá de la generación más joven, abolirá los acuerdos de Oslo y conducirá a los palestinos a la lucha”.

-Las líneas del 67 que suelen ser presentadas como la fórmula mágica que traería la paz eterna a la zona, son engañosas. Ya mencionamos repetidamente que desde esas líneas Israel fue atacado,..o sea cuando no había territorios ocupados ni tampoco asentamientos. O sea que a ojos árabes ( y debemos decir también a ojos palestinos, ya que la OLP de Ahmed Shukeiri fue creada en 1964, antes de la “ocupación), la verdadera ocupación, de fondo, es otra: la creación misma de Israel en 1948. Claro está que ese no es el discurso conocido internacionalmente y somos conscientes de que mencionar este argumento, puede sonar a oídos de algunos como un intento de aferrarse a la versión de los más radicales, para quitar legitimidad a las posturas de los moderados.

Pero lamentablemente, no es así. Nuevamente, recurrimos al destacado analista Pinjas Inbari, en otra referencia al hoy ya famoso artículo que el presidente palestino escribió hace pocos meses en The New York Times. “Abbas encendió el enojo del gobierno israelí por lo que llamó una distorsión de la historia. Su descripción de los eventos de 1947 es contraria a la documentada historia sabida por Israel: mientras Abbas afirmó que sólo Israel recibió su parte en el plan de partición y que entonces atacó a los palestinos y los expulsó, Israel recordó el hecho que los palestinos y los árabes rechazaron el plan y atacaron a Israel, y que los palestinos huyeron del país como resultado de una guerra que su parte había iniciado. Abbas, sin embargo, no es historiador, y no escribió el artículo como una tesis histórica, sino como un estadista que tiene una demanda. Su argumento es que, con las Naciones Unidas habiéndole dado a Israel su participación en el plan de partición, ahora es el turno de los palestinos de obtener su parte. Por lo tanto, incluso antes de que las Naciones Unidas reconozcan las líneas de 1967 como fronteras, la OLP plantea la demanda de las fronteras de 1947”.

-La situación interna palestina es de conflicto y abierta enemistad, aunque disfrazada de acuerdo de reconciliación entre Hamas y al Fatah en camino a un intento de implementación. El propio Premier Fayyad ha dicho en más de una ocasión que en esa situación, el Estado no puede funcionar. Y ni que hablar de lo referente a Israel en esta ecuación, el hecho que Hamas no sólo discute con Al Fatah, sino que continúa preparándose para una guerra contra Israel. Y mientras puede, intenta perpetrar atentados. Este miércoles, se reveló que hace una semana fueron detenidas varias decenas de miembros de Hamas en Cisjordania, que formaban células armadas que planeaban diversos ataques en Jerusalem. El 21 de agosto estaba planeada una explosión en un atentado suicida en Pisgat Zeev, al norte de Jerusalem, en un centro comercial o algún otro sitio de gran concentración de gente. Tan solo 24 horas antes, se logró encontrar en base a información de inteligencia, el cinturón explosivo, que Hamas ya había logrado infiltrar a Jerusalem.

-Mientras hay serias discrepancias y discusiones políticas entre Israel y la Autoridad Palestina, el Presidente palestino sabe que sin la coordinación de seguridad entre sus fuerzas y el ejército israelí, el golpe que recibió de Hamas en Gaza en junio del 2007, se podría repetir en Cisjordania, conduciendo a la caída total de la Autoridad Palestina.

-Abbas debe pensar no sólo en pasar a la historia como el Presidente de Palestina que recibió reconocimiento de la ONU, sino como quien actuó con tal sabiduría que logró crear un Estado independiente que viva y florezca en paz junto a su vecino, Israel. Sabe que no es eso lo que logrará dentro de unos días en la ONU. Entonces ¿para qué seguir?

A él , todo indica que nadie ya lo va a detener.

Pero los Estados que votarán en la ONU todavía están a tiempo de exigir a las partes que vuelvan de inmediato a negociar, a israelíes y palestinos-amenazando de lo contrario, si les parece, con sanciones y reacciones complejas- en lugar de levantar su mano para dar el sí a un Estado palestino que en realidad, no acercará la paz.
Powered By Blogger