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sábado, 3 de diciembre de 2011

Deciden emigrar a Israel


Para los judíos latinoamericanos Israel es ahora la ‘tierra de las oportunidades


En el ulpan no sólo se dan clases de hebreo también se ofrecen ferias de empleo para que los nuevos inmigrantes puedan hallar trabajo.
En vez de desarrollarse profesionalmente y de profesar su religión en tierras foráneas, judíos latinoamericanos prefieren emigrar a Israel en busca de consolidar su identidad cultural y de forjarse un mejor porvenir.
Y es que el anhelo milenario de regresar a Sion ha sido una constante en la historia del pueblo judío y este deseo se ha visto respaldado bajo la Ley del Retorno, establecida en Israel el 5 de julio de 1950.
Siguiendo esta normativa, miles de judíos de todo el mundo emigran por medio del programa ‘Aliá’, término hebreo que significa inmigración, sobre una ‘Alfombra roja’ que corren las agencias judías a nivel mundial, las cuales brindan las herramientas necesarias a los nuevos inmigrantes a fin de que consigan adaptarse a su nuevo hogar.
Según Baruch Kostsewa, director del Centro de Absorción para Nuevos Inmigrantes Ulpan Etzion, con sede en Israel, una de las llaves para lograr la asimilación de la cultura israelí es el dominio del idioma hebreo. "El árabe es otra de las lenguas oficiales, pero como a Tierra Santa vienen de todas partes del mundo, aquí se hablan más de 140 idiomas, lo que convierte a Israel en un país de inmigrantes".
"El proceso de adaptación depende de la predisposición que se tenga a los cambios. No están solos en la transición, nosotros les ayudamos a que su proceso de integración a la sociedad sea exitosa", destacó Kostsewa.
SUEÑOS Y DESAFÍOS
El ulpan es un centro de enseñanza del idioma hebreo que busca que los nuevos inmigrantes logren una profunda conexión con la idiosincrasia israelí.
Esta institución alberga por un periodo de cinco meses a 200 jóvenes de todo el mundo, entre las edades de 23 y 35 años.
Entre el grupo de judíos latinoamericanos que empezaron clases en el mencionado ulpan figura Débora Livovsky, de 26 años, quien estudió diseño industrial en su natal México.
Con el afán de asentarse en Israel y el deseo de alcanzar mejores oportunidades en la vida, esta joven decidió emigrar en julio a través del programa ‘Aliá’. Livovsky buscaba conocer sus raíces y comenzó el proceso al sumergirse en el aprendizaje del idioma hebreo.
"En el ulpan nos dan talleres y ferias de trabajo para poder encontrar empleo. Aquí veo un mejor futuro, pude haber elegido otro lugar para estudiar pero opté por Israel porque en otro país sería un inmigrante más, aquí soy parte de la sociedad", testificó a La Raza Débora Livovsky.
Persiguiendo el mismo ideal que su compatriota, Daniel Tawul, de origen judío mexicano y de 24 años, emigró a Israel en busca de conocer más sobre su cultura y para hacer una maestría en finanzas.
"Económicamente en Israel hay más facilidades para obtener una maestría que en México, allá la situación no está muy bien, existe una guerra de carteles por el narcotráfico. Sí existe riesgo de atentados en este país como en cualquier lugar. Sin embargo, las estadísticas señalan que en Israel hay más muertes por accidentes de tránsito que por ataques terroristas", declaró Tawul.
Ezra Zeev Gutterman, de 28 años, recuerda la época en que era policía en su natal Colombia. Gutterman trabajaba para el departamento antinarcóticos y su última intervención como agente del orden fue en el operativo de rescate de Ingrid Betancourt, quien fue secuestrada por más de seis años por las FARC.
"El ser policía no es un trabajo bien remunerado en Colombia, pero es apasionante. Al casarme decidí cambiar la pasión por generar un mejor futuro para mis hijos", comentó.
"Estuve residiendo en Estados Unidos y cuando iba a solicitar la residencia decidimos con mi esposa que era mejor venir a nuestra verdadera tierra. Sí hay peligro aquí pero confiamos en Dios e Israel está preparado para cualquier conflicto", añadió Gutterman.

martes, 7 de diciembre de 2010

SOJNUT: Info para radicarte con tu familia

INFORME ESPECIAL
Cada familia de olim es diferente. Hacer de la aliá de estas familias un proyecto exitoso y satisfacer las necesidades de cada uno de sus miembros constituye un gran desafío. Gracias a la experiencia adquirida durante 18 años, y tomando en cuenta la integración exitosa de miles de familias de nuevos inmigrantes, consideramos que este programa es el que mejor se adapta a sus necesidades.
¿POR QUÉ?
• Existe un marco educativo preparado especialmente para los niños.
• Los Kibutzim se enorgullecen de mantener un entorno natural, limpio y tranquilo, ideal para las familias.
• Pueden encontrarse distintos grupos de personas con intereses afines.
• Durante el verano y las vacaciones, existen campamentos y actividades para niños de todas las edades.
• Existen actividades culturales y recreativas, instalaciones deportivas, áreas de juego y piscinas en la mayoría de los Kibutzim
• Los Kibutzim ofrecen condiciones ideales para aprender hebreo
Detalles del Programa para las Familias

Si bien la base del Proyecto es la misma para las familias y las personas solteras, existen algunas pequeñas diferencias entre ambos programas. En el caso de las familias:
• Durante los primeros seis meses, mientras los padres asisten al ulpán, los niños estudian todo el día en las escuelas del Kibutz. Las guarderías infantiles están abiertas de 7:00 de la mañana a 4:00 de la tarde, todo el año.
• Las familias son alojadas en estructuras pequeñas pero completas, que incluyen baño y kitchenette
• Los padres pueden permanecer con sus hijos durante los primeros días en el nuevo marco educativo, con el fin de facilitar su adaptación.
• Durante los últimos seis meses (si la familia decide continuar con el programa), muchas familias necesitan que uno de los cónyuges trabaje para satisfacer sus necesidades. Generalmente, uno de los cónyuges puede trabajar en el Kibutz mientras el otro asiste a un curso de capacitación o reconversión profesional. Sin embargo, es posible que ambos olim no encuentren trabajo en el mismo Kibutz, por lo que el otro deberá trabajar en otro Kibutz o en una ciudad en los alrededores.
• Los precios varían según el número de niños y los marcos educativos en los que participan.
Cientos de familias han decidido vivir la experiencia del Kibutz. Para muchas de ellas, ésta ha sido una oportunidad de integración maravillosa. Para los que decidieron dejar el Kibutz, esta experiencia les permitió construir su vida en Israel sobre la base de una integración inicial exitosa, mantener los vínculos creados con los miembros del Kibutz, aprender de la experiencia adquirida y sentirse más cercanos y cómodos con el estilo de vida israelí. Por su parte, las familias que han decidido permanecer en el Kibutz han evolucionado social y profesionalmente, ocupan actualmente cargos clave en la fuerza laboral del Kibutz, y constituyen miembros plenos y activos de las comunidades.
Lee la información completa en el sitio web : haz click aquí

jueves, 28 de octubre de 2010

Revelaciones sobre engaños de Arafat denuncia periodista arabe en Israel

Asombran las revelaciones que acaba de denunciar un periodista árabe sobre los engaños de Yaseer Arafat, afirmó el intelectual argentino Marcos Aguinis. En efecto, Khaled Abu Toameh, conocido por su valentía e independencia, acaba de escribir que el ex presidente palestino y premio Nobel de la Paz “engañó a todo el mundo, todo el tiempo”. Cita a Mahmoud Zahar, prominente líder de Hamas, quien viene de revelar que Arafat, cuando no podía conseguir lo que deseaba en la mesa de negociaciones, instruía a su organización para que lanzase ataques contra Israel. Su facción no hesitaba en satisfacer esas órdenes y llevó a cabo decenas de atentados que quitaron la vida a cientos de civiles judíos y árabes, porque no podían hacer la diferencia al estallar una bomba o cometer un ataque suicida. Mientras esto ocurría -continúa Toameh- la Autoridad Palestina seguía integrando la comunidad internacional como una instancia seria y pacífica. “Arafat fingía hacer lo posible para detener las acciones terroristas de Hamas. Su descaro era tan grande que instruía asimismo a Fatah, su propia tendencia, para que no fuese menos activa que Hamas”. Como deja ver Zahar, el presidente palestino “estaba mintiendo rotundamente a Israel y a los generosos donantes occidentales”. Con parte de esas donaciones labró una gran fortuna, que ahora gozan en París su viuda y su hija.
Algunos palestinos que han participado en las recientes conversaciones directas de paz seguramente sabían sobre el doble discurso de su fallecido jefe, porque formaban parte de su íntimo entorno. Ellos son Nabil Sha´ath, Saeb Erekat y Yasser Abed Rabbo. Con este último he dialogado en Ramallah y en Madrid, en un encuentro organizado por Vargas Llosa.
Las declaraciones del terrorista Mahmoud Zahar fueron hechas en la Universidad Islámica de Gaza, para conmemorar el 10º aniversario de la segunda intifada, que estalló en septiembre del año 2000. Recordemos que la misma se produjo al regresar israelíes y palestinos de una larga conferencia en Camp David, coordinada por Clinton. En esa oportunidad, el premier israelí Ehud Barak concedió casi todo lo pedido por Arafat. Pero éste siguió negándose a firmar la paz. Entonces el presidente Clinton, fastidiado, inútilmente le exigió que hiciera sus propuestas finales. No hubo propuestas. Arafat dio por terminadas las negociaciones y regresó haciendo el símbolo de la victoria. ¿Cuál era la victoria? No haber firmado la paz. A los pocos días ordenó la segunda intifada con la débil excusa de un breve y programado paseo que hizo Sharon por la Explanada del Templo.
Barak, en cambio, volvió entristecido por la derrota: todas sus concesiones no alcanzaron. La otra parte se la pasó mintiendo. En definitiva, deseaba algo imposible: el suicidio de Israel.
Esta es la primera vez que un líder de Hamas admite abiertamente que su movimiento llevó a cabo ataques terroristas contra Israel, por instrucciones del líder de la Autoridad Palestina.
Lamentablemente, algunos israelíes, estadounidenses y europeos se negaron, entonces, a abrir sus ojos a la realidad -que Arafat los estaba engañando-. Incluso hicieron la vista gorda cuando se reveló, en aquel entonces, que Arafat estaba financiando al brazo armado de Al Fatah, las Brigadas de los Mártires de al Aqsa, cuyos miembros llevaron a cabo decenas de ataques terroristas en los últimos 10 años.
Arafat fue un líder que condujo a su pueblo de un desastre a otro. Gracias a él, miles de palestinos fueron masacrados por los jordanos en la década de 1970. También jugó un papel en la Guerra Civil de Líbano que costó la vida de decenas de miles de personas.
Al ordenar a Hamas que llevara a cabo “operaciones militares” contra Israel, tras el fracaso de la cumbre de Camp David, Arafat llevó desastre, no sólo a Israel, sino a su propio pueblo. Más de 5.500 palestinos y 1.000 israelíes murieron en los ataques que, Zahar dice, fueron ordenados por Arafat.
Por último, queda por ver lo que el Comité del Premio Nobel tiene que decir acerca de la confesión del líder de Hamas. Además, los que, en aquel entonces, defendían incondicionalmente a Arafat como un “socio para la paz”, le deben una disculpa a las víctimas de los ataques terroristas y a sus familias.

jueves, 12 de agosto de 2010

Crónicas De Aliá – Cambio de Vida

Crónicas De Aliá – Cambio de Vida
por Tara Eliwatt
¿Mudarse a Israel? ¿Estás loco?

Nunca pensé mudarme a Israel. Tampoco mi marido. De hecho, como judíos seculares, ninguno de los dos creció con Israel como una prioridad. Israel era un cero a la izquierda. Eso fue hasta hace ocho años cuando los dos (por separado) pasamos un año estudiando en Jerusalem.

Era fácil vivir una vida de estudiante en el lugar espiritual más candente del mundo judío. Éramos mimados y cuidados mientras profundizábamos en nuestras identidades judías, aprendiendo Torá diariamente.

Soñar con una vida espiritual en Israel era inevitable. Y luego, nos casamos y nos mudamos a Nueva Jersey.


Con gran excitación, nos subimos a la rueda de la vida y hemos estado dando vueltas y vueltas desde entonces. Un nuevo bebé, un nuevo trabajo, una nueva casa, otro bebé, otro trabajo. Y mientras la rueda continuaba dando vueltas, seis años pasaron delante de nosotros. Nos asentamos firmemente en nuestras vidas y comunidad, y… alcanzamos el status quo. Fue un lindo cambio. Pero cuando dejamos de movernos, dejamos de crecer. Nuestros pies estaban pegados como con pegamento a la rueda de la vida, parecíamos no poder liberarnos y seguíamos dando vueltas y vueltas.

Hasta que caprichosamente (bueno, él lo había estado pensando por un tiempo, pero para mí fue un capricho), mi esposo me dijo:

“¿Por qué no nos mudamos a Israel? ¿Qué estamos haciendo aquí? ¡Israel es nuestra tierra!”.

Yo me reí de él, moviendo mi cabeza como diciendo: “¿Estás loco?”. Esa respuesta física estaba cargada de razones por las cuales no podíamos empacar nuestras maletas y mudarnos a tierra santa: Dejar nuestra familia, nuestros trabajos, la polarización de la sociedad israelí, el sistema educacional, seguridad, etc.

Pero mi marido siguió hablando. Su familia se había mudado a Florida y mi familia no estaba involucrada en nuestras vidas cotidianamente.

“¡Es momento de vivir el futuro de nuestra propia familia!”. Él estaba prácticamente saltando. “¡Yo podría administrar mi negocio desde Israel… los niños hablarán hebreo! Ellos verán la tierra y las colinas donde caminaron nuestros patriarcas. Ellos entenderán y verán que están conectados a una historia grandiosa, a un pueblo. Las calles estarán vacías en Iom Kipur…”. Él ignoró todos los otros temas, repitiendo lo que había escuchado tantas veces: “¡El futuro del pueblo judío es Eretz Israel!”

Entre pañales y platos, yo no podía relacionarme con ideas intangibles. Sólo podía pensar en términos prácticos. “Mi amor, nosotros no hablamos hebreo. ¿Cómo nos vamos a comunicar con los maestros de nuestros hijos? ¿Y a qué escuela irán?”

“Detalles, mi amor. Sólo detalles”. Él sonrió confiadamente.

Estábamos entrando en nuestro séptimo año de matrimonio, y yo estaba un poco inquieta. Yo simplemente no consideraba que mudarnos a Israel era la opción correcta.

“Mi amor, no estoy diciendo que debemos desechar toda nuestra vida y mudarnos al otro lado del mundo en un día. Esto requiere mucha meditación”. Mientras mi marido avivaba el sueño y el idealismo con entusiasmo, yo pasé muchos meses evaluando los asuntos prácticos, hablando con rabinos y nuevos inmigrantes, y también con varias organizaciones. Busqué gente que se opusiera a la idea. Después de todo, el cambio es difícil.

Pero nadie lo hizo. Nuestras posibilidades eran muy buenas.

Y así, con mucha confianza en el Todopoderoso, concluí que teníamos suficientes razones para intentarlo (y pocas para nointentarlo). ¿Qué más podía decir? Sabia en mi corazón que Israel era un lugar especial. Nadie tenía que convencerme de eso.


Cuanto más visualizábamos vivir en Israel como una realidad, más nos dábamos cuenta de lo atascados que estábamos en nuestra rutina. De hecho, un gran cambio como este, con todos los desafíos que implica, seguramente nos sacaría de nuestra “rueda”. Si bien perderíamos el status quo, nos convertiríamos en personas más fuertes. Yo apreciaba esa idea.

Y ahora, antes de partir, mientras discutimos con algo de miedo e indecisión comunidades y escuelas para nuestros hijos, De una sola cosa estamos seguros: vamos a crecer espiritualmente.

A medida que comenzamos nuestro octavo año de matrimonio, nos preparamos para saltar de la rutina hacia lo desconocido. Estamos organizando nuestras vidas para mudarnos al otro lado del mundo, para unirnos al pueblo judío en nuestra tierra natal. Estamos vaciando nuestra casa, previendo los desafíos y preparándonos para crecer. Esperando hacer un poquitito de historia.

Israel es nuestra prioridad.

(Y ahora, empacar también es una prioridad).
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