lunes, 27 de febrero de 2012

Una exitosa apuesta a la paz

Ana Jerozolimski

Vienen de culturas distintas, de realidades variadas y a menudo enfrentadas.Pero son vecinos y comprenden que su mejor opción es cooperar. Es que los fundadores, docentes y estudiantes israelíes y árabes del Instituto Arava que funciona en el kibutz Ketura en el sur de Israel, comprenden que el entorno en el que se hallan-el desierto- debe acercarlos y no ser excusa para perpetuar sus diferencias.

“Esta es una de las grandes luces en medio de la oscura situación de Oriente Medio”, dice Leah Kayman del kibutz Ketura, testigo del trabajo del instituto desde su fundación hace 15 años, quien cuenta que en cada semestre, los aproximadamente 40 estudiantes de turno se dividen en un tercio israelíes , un tercio árabes (sean jordanos, palestinos o árabes ciudadanos de Israel) y un tercio de jóvenes llegados del exterior.

Y nada mejor que demostrar con el ejemplo en la práctica, que la cooperación es posible.Es que aquí, en el Instituto Arava,no se limitan a la coexistencia pacífica sino que pasan a lo activo, a la cooperación para mejorar la situación de los pueblos de la región. Esto, en base al lema clave del lugar: “la naturaleza no conoce fronteras”. “No es una mera frase”, nos aclaran. ”Es una forma de vida”.

“Todos necesitan agua, todos necesitan aire puro y todos necesitan energía”, comentan aquí con gran lógica, hablando del Instituto Arava como “un oasis de esperanza”.Y por eso, se combinan los dos grandes principios y nervios motores del instituto: la cooperación israelo-árabe y el estudio profesional. Cabe recordar que el nombre completo del lugar es Instituto Arava de Estudios del Medio Ambiente.Este emprendimiento se basa en la cooperación judeo-árabe, pero tiene también el propósito concreto de juntar a unos y otros para enseñar.

Es una institución académica y seria de estudios , cuyos cuatro temas cardinales son agua, energía, agricultura y ecología.Es que de fondo está la necesidad de enseñar a los hijos de la región, sean de donde sean, a lidiar juntos con los desafíos poco comunes que el medio ambiente de esta zona presenta a sus habitantes.

El Dr. Clive Lipchin, Director de Investigación en el Instituto Arava , cuenta sobre la variedad de proyectos e iniciativas que se lanzan desde el lugar, sobre el trabajo interdisciplinario y acerca de cómo se estudia orientados hacia la ciencia pero también hacia el aprendizaje de las políticas de Estado sobre los temas ecológicos, a fin de poder saber cómo influir en las mismas y cómo cambiar las cosas en el terreno.

Y agrega con especial orgullo datos sobre proyectos desarrollados en conjunto con entidades palestinas, tanto en Gaza como en Cisjordania. A pesar del hecho que el grupo Hamas gobierna la Franja de Gaza, el Instituto Arava ha desplegado y continúa desarrollando proyectos de cooperación con palestinos de dicha zona y ha recibido de allí estudiantes.

“El manejo de aguas residuales es un tema muy problemático en los territorios palestinos”, cuenta Clive. “Ha habido capacitación de ingenieros palestinos especializados en el tema del agua, lo cual permite exponer a técnicos palestinos y a gente encargada de la elaboración de políticas en la materia, a las tecnologías israelíes que son muy de avanzada”. En estos momentos hay un proyecto con la Universidad Palestina en Gaza, destinado a desarrollar unidades de desalinización de agua en pequeña escala, que funcionen con energía solar. “Ojalá que podamos traer palestinos de Gaza al Instituto y que puedan volver con los conocimientos y la tecnología a la Franja”, agrega.

Con la vecina Jordania –el país con el que Israel tiene la frontera más larga- hay diversos proyectos de cooperación centrados en la zona de la Arava que parece exigir que se trabaje con sabiduría para sobreponerse a las dificultades que supone para su población a ambos lados del límite internacional. Es así que se han realizado emprendimientos singulares en temas agrícolas, de manejo del agua, control de pestes que atentan contra los cultivos, manejo de residuos y, con gran énfasis, energías renovables.

Para todo esto, se trabaja con universidades y ongs, tanto en Jordania como del lado palestino. La financiación llega de donantes privados, de la Unión Europea y de Estados Unidos, pero también de la Cancillería israelí y el Ministerio israelí de Cooperación Regional.

“Nosotros somos a políticos”, aclara el Dr. Lipchin. “No tenemos conexiones directas con el gobierno, aunque recibimos fondos. A menudo actuamos como puente entre una universidad jordana y una israelí y hay quienes hallan, por ejemplo del lado palestino, que les resulta más cómodo trabajar con nosotros que con instancias oficiales del gobierno”.

Al hablar con estudiantes que se encuentran ahora en Ketura en el marco del Instituto Arava, esto es especialmente notorio. Nos rodea la tranquilidad pastoral del desierto y la sensación de que algo singular embarga a todo aquel que se encuentre en la zona. El paisaje tan singular envuelve a todos por igual.

Y esto se comprueba al conversar con la israelí Rajeli el-Shai, el jordano Muhammad Abed el-Daim (de origen palestino) y con Jillien Shreiber, una joven judía de Estados Unidos. Los unen los estudios, la visión de mundo que los llevó precisamente a estudiar en una institución israelí en la que la cooperación judeo-árabe es un pilar y la amistad que evidentemente han desarrollado.

La israelí Rajeli (izquierda), el jordano Muhammad y la norteamericana Jillien, comparten estudios y vivencias en el Instituto israelí Arava.

Se nota en las sonrisas, en las bromas que ´solo ellos entienden y en las miradas cómplices que comparten.

Muhammad , que tiene un primer título en Ingeniería Civil, dice que en dicha profesión, aprendió de hecho cómo arruinar el medio ambiente…mientras que en Ketura, aprende a mejorarlo. Hace dos años llegó por primera vez a Israel como turista. “Fue fantástico venir al país que muchos ven como enemigo. Me resultó apasionante”, cuenta Muhammad. “ Me hice muchos amigos . Al medio año volví como turista y luego sentí necesidad de hacer aquí algo más a fondo, por lo cual me postulé para la Universidad de Haifa, aprendí allí hebreo y ahora estoy aquí, en la otra punta, en el sur, feliz de haber venido”.

Muhammad y Rajeli se habían encontrado ya en el ómnibus, en camino al instituto. Se miraron suponiendo que ambos iban al mismo sitio..Y cuando ella lo oyó hablar en hebreo, supuso que sería un ciudadano árabe israelí. Se alegró al confirmar que era un futuro compañero suyo de estudios, llegado de Jordania.

“Aquí nos une algo especial, pero eso no significa que concordemos en todo”, recalca Rajeli, llegada de la ciudad norteña israelí de Haifa. “Tenemos distintas narrativas históricas, pero es bueno que aprendamos de ambas. Conocerse directamente es lo mejor, aunque podemos suponer que la gente que viene a un lugar como éste, de antemano, no es especialmente prejuiciosa”.

Jillian, la pelirroja norteamericana, cuenta que desea, en el futuro, ser Sub Secretario de Estado en su país. Ríe al aclarar que no aspira a Secretaria ya que el número dos es quien puede, según ella, trabajar realmente y cambiar cosas….Y hay aún lo que cambiar.

Muhammad revela que “en Jordania hay gente que me apoya y quienes me critican, pero lo principal es que mi familia me apoya y como es mi vida, yo tengo que decidir”. Y lo hace con un enfoque equilibrado y maduro. “Yo no tengo nada contra el pueblo de Israel . No estoy de acuerdo con el gobierno israelí, creo que comete muchos errores, pero también los árabes cometen errores. Me parece que hay que ser neutral, conocer la narrativa de uno y la del otro”.

Y tiene los pies sobre la tierra. “Mucha gente cambia sus opiniones cuando viene a Israel, pero creo que nunca habrá 100% de paz, que en el mejor de los casos se coexistirá en paz. Hay muchos estudiantes que vienen y cambian su opinión, pero aún hay muchos temas abiertos entre árabes y judíos. No digo que no se puedan solucionar sino que será complicado”.

Por ahora, la experiencia misma de estos jóvenes, aporta al intento de cambio. Quieren mejorar el medio ambiente…y viéndolos juntos pensamos que justamente desde la dureza del desierto, sale un mensaje de esperanza…que es posible hacer cosas juntos. Lo seguro, es que hay que intentarlo, como en el Instituto Arava.

WikiLeaks: Israel destruyó las instalaciones nucleares de Irán


Comandos israelíes destruyeron, con la ayuda de rebeldes kurdos, prácticamente toda la infraestructura nuclear de Irán, afirma un e-mail de una empresa de seguridad global con sede en Estados Unidos, publicado por WikiLeaks.


WikiLeaks comenzó la difusión de más de cinco millones de e-mail (correo electrónico) filtrados, pertenecientes a la compañía privada de Stratfor Global Intelligence, que ha sido vinculada a una CIA en las sombras. Los oficiales de Stratfor han dicho que la publicación de los emails robados constituye un intento de intimidación y silenciamiento.

En el e-mail, una fuente de inteligencia Israelí es consultada sobre el comentario del ministro de Defensa, Ehud Barak, "cuando más mejor", pronunciado tras la misteriosa explosión que acabó con la vida de diecisiete altos oficiales iraníes en una base militar de la Guardia Revolucionaria, cerca de Teherán, en noviembre de 2011.

Irán dijo que se trató de un accidente; en cambio otras fuentes adjudicaron



al Estado judío la explosión.

"Pienso que esto es una distracción. Los israelíes ya han destruido toda la infraestructura nuclear sobre el terreno hace semanas", señala la fuente israelí. "La actual campaña 'Bombardeemos a Irán' fue ordenada por los líderes de la Unión Europea para distraer la atención pública de sus problemas económicos internos".

Según el e-mail, Rusia es uno de los socios militares más grandes de Israel y la India es su principal cliente.

Además, señala que en el caso de un conflicto entre Israel e Irán, Rusia y Arabia Saudita se beneficiarán por la subida del precio del petróleo. En cambio, China y Europa sufrirán si esto llega a ocurrir.

La fuente de inteligencia menciona que un ataque contra Irán se prolongaría por espacio de cuarenta y ocho horas pero será tan dañino para la República Islámica, que provocará el colapso del gobierno de Teherán.

Algunos de los e-mails que están siendo publicados "pueden haber sido falsificados o alterados, incluyéndoseles inexactitudes; algunos pueden ser auténticos", anunció al respecto Stratfor

Chávez y el sionismo


ag. Cabanah
La Radio Nacional de Venezuela publicó hace unos días en su sitio web un artículo periodístico firmado por Adal Hernández titulado: “El enemigo es el sionismo, un barranco como solapada promesa”. La nota apareció poco después de que Henrique Capriles Radonski, gobernador del Estado de Miranda, fuera nominado por la oposición como candidato presidencial para enfrentar al presidente Hugo Chávez —hoy en Cuba por cuestiones de salud— el próximo 7 de octubre.
En el texto se hacía mención a que Capriles es de ascendencia judía por línea materna y paterna, que “trabajó con los intereses de la burguesía sionista” e integró Tradición Familia y Propiedad (sector laico ultraconservador de la Iglesia Católica). “Nuestro enemigo es el sionismo, que hoy representa Capriles Radonski”, decía el artículo.
Esta mezcla de citas pretendidamente descalificatorias al “sionismo” de Capriles no es en este caso producto de la ignorancia, como se podría suponer, sino de asociar intencionalmente la palabra sionista a lo más reaccionario en términos políticos, y putrefactos en el concepto de la comprensión general. El sionismo es un término que, semánticamente deformado, está vinculado con lo peor y lo más oscuro de la política y de la vida.
En una reciente informal reunión de varios periodistas argentinos, la mayoría universitarios, ninguno pudo definir con precisión qué es el sionismo cuando se le pidió una aproximación conceptual. Algunos lo vincularon con la Biblia, otros con un sector político de la derecha israelí; también mencionaron a los Protocolos de los Sabios de Sión (libelo antisemita originado en la Rusia zarista a principios del siglo XX) y hasta lo asociaron con el Plan Andinia (supuesto complot judío para quedarse con partes de Argentina y Chile que denunció un delirante profesor de la Universidad de Buenos Aires en la década del 70).
Definición. Según la Enciclopedia Británica, “el sionismo es el movimiento de liberación nacional del pueblo judío que ha tenido como objetivo la creación y el sostenimiento de un Estado judío en Palestina, hogar ancestral de los judíos”.
Se podría agregar que la palabra Sión deriva del nombre de una de los montes de Jerusalén, el Sión. También, en la antigüedad, Sión hacía referencia a la ciudad de Jerusalén y por extensión a la tierra de Israel. El fundador del movimiento, en el siglo XIX, fue un periodista húngaro judío llamado Teodoro Herzl. El sionismo tiene distintas vertientes políticas y muchos de sus pioneros sustentaban posiciones de izquierda, que se plasmaron en la creación en Israel de las primeras granjas agrícolas colectivas inspiradas en el modelo de vida socialista. La Unión Soviética fue uno de los primeros países del mundo en reconocer al Estado de Israel.
Desde hace tiempo, se asocia de una manera aviesa al sionismo con la actual política del gobierno israelí, que a lo largo de su historia no ha sido siempre lineal y ha oscilado, desde 1948 cuando se fundó el Estado, entre tendencias laboristas y conservadoras. El sionismo no fija la política exterior ni interior del Estado de Israel sino que es el movimiento nacional que le dio origen. Y le da sustento a la aspiración de un pueblo a contar con un hogar nacional. Para la prensa oficial venezolana todo es lo mismo y así hace su aporte a la confusión general.
Pero también, desde el otro lado, se interpreta erróneamente que el cuestionamiento político a la construcción de colonias en los territorios que Israel ocupa ilegalmente en Cisjordania y pertenecen al pueblo palestino son ataques antisemitas y antiisraelíes. Nada más ajeno a la realidad, porque oponerse a las acciones del gobierno de derecha israelí de turno no significa por extensión un ataque al pueblo judío ni a la existencia de Israel. Como tampoco lo es abogar por un Estado palestino libre e independiente.
Cochino. La denuncia del “sionismo de Capriles” está vinculada precisamente al aprovechamiento de la deformación que ese término tiene en la sociedad. “Si es sionista, debe ser malo, perverso”, podría ser el resumen que se internaliza en una masa desinformada, no sólo en Venezuela.
En realidad, Henrique Capriles nació en Caracas hace 39 años, es abogado y político e hijo de madre ruso-polaca judía que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y de padre judío sefaradí (Capriles García). Sin embargo, profesa el catolicismo. Chávez lo definió como “un cochino que no va a poder disfrazarse, busque los asesores que busque, porque tiene rabo, oreja y hocico de cochino”. Más allá de quién sea Capriles y de su propuesta política (eso es lo único que debería importar para el debate) Chávez no ofrece ilustración a una campaña electoral que recién comienza y amenaza con desbordarse.
Más distorsión. La nota de Adal Hernández, fuertemente cuestionada por “acusar” de sionista a Capriles, tuvo una segunda parte en su blog, que no hizo más que confirmar la distorsión. “El sionismo nace para poner en marcha los planes del imperialismo en el mundo árabe, para colocar una base de operaciones en la zona que responda a los intereses del capitalismo trasnacional, dirigido y administrado en su gran mayoría por el sionismo y sus representantes. Gran parte del enjambre de los medios de comunicación es manejado por la oligarquía sionista”, dijo entre otras cosas difíciles de reproducir.
Ese discurso se parece mucho al del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, con quien Chávez mantiene una estrecha relación política y a quien le ha abierto una puerta en Latinoamérica. Ahmadineyad viene sosteniendo desde hace tiempo que el holocausto nunca existió y que “la entidad sionista” (como llama a Israel) debe desaparecer del mapa. Mientras, anuncia avances en su programa nuclear, destinado “sólo a fines pacíficos”, en contraposición a su discurso eliminacionista y beligerante.
Con este pensamiento que repite el presidente iraní en Caracas cada vez que viene de visita y al que se suma el discurso oficial contra el “sionista Capriles”, se está generando un cóctel explosivo que intenta reverdecer odios ancestrales irracionales, en un intento movilizador para indicarle a la población venezolana dónde está el demonio.
¿Por qué no comparar, por ejemplo, lo que fue en su momento el sionismo con la lucha actual del pueblo kurdo por lograr un Estado nacional en Kurdistán, zona ubicada en territorio de Turquía, Irak, Irán y Siria? Los kurdos, musulmanes sunitas, han sido históricamente impedidos de tener su propio país y hasta fueron rociados con gas mostaza por las tropas de Saddam Hussein. Lo mismo se podría afirmar del pueblo armenio, sojuzgado por los imperios ruso y otomano y que fue parte de la ex Unión Soviética hasta 1991, cuando logró crear su Estado nacional. Y más atrás en la historia, ¿por qué no pensar en la unificación del pueblo italiano que emprendió Garibaldi durante el siglo XIX?
Demonización. Estigmatizar al sionismo como el demonio puede dar rédito político, pero es de una bajeza intelectual, en algunos casos, e ignorancia en otros, que es necesario desmitificar.
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