domingo, 13 de febrero de 2011

Israel – Egipto el nuevo puzzle de los países árabes

Medio Oriente tras la caída de Mubarak.
Después de lo sucedido en Egipto, esperan un "tsunami" de cambios en la región | Israel teme por avances del Islam e Irán augura el futuro que soñó | Con la llegada de los militares, alertan que la "represión" en Egipto aún no terminó | Redes sociales son las grandes cómplices de las revueltas callejeras

¿Caerán nuevos regímenes en el mundo árabe? Los llamados a forjar más revoluciones están hechos, por lo que las caídas de los presidentes de Túnez y Egipto podrían ser el comienzo de un despertar islámico.
La revolución popular egipcia no sólo ha derribado al rais Hosni Mubarak después de tres décadas en el poder, sino que también ha inspirado a millones de jóvenes de todo el mundo árabe que viven bajo regímenes que les asfixian y ha abierto un sinfín de interrogantes acerca de cómo se redibujará el entramado de alianzas, enemistades y tratados de paz en Medio Oriente.
El cambio en Egipto, el gran país del mundo árabe y pieza clave del puzzle regional, ha despertado una oleada de temores y esperanzas en los países de la zona.
"Estamos en un momento clave. No sólo para la historia de Egipto, sino para todo Medio Oriente", indica un alto responsable israelí. "Esperamos que el gobierno que tome el poder en El Cairo entienda que es necesario preservar el acuerdo de paz con Israel, que resulta fundamental para la estabilidad de toda la región", añade la misma fuente.

Israel es de los países que albergan más temores que esperanzas respecto a la caída del régimen de Mubarak. Es que para el país de Shimon Peres supone el fin de un statu quo que duró más de 30 años y que le ha permitido a los sucesivos gobiernos israelíes despreocuparse de la seguridad en su frontera sur. Pero, sobre todo, le ha permitido a Israel contar con un mediador en el conflicto de Medio Oriente del que se fía.
Fue en 1979 cuando Egipto e Israel firmaron el tratado que daría lugar a la llamada "paz fría", que hace alusión a la escasa calidez que se profesan las poblaciones de ambos países al margen de los acuerdos tejidos por los líderes políticos.
Israel teme ahora que un nuevo gobierno egipcio nacido de las urnas, y que refleje el sentir popular, no esté dispuesto a mantener el tratado de paz en los términos actuales.
En la Franja de Gaza, por el contrario, todo era júbilo el viernes cuando dimitió Mubarak. La suerte del millón y medio de ciudadanos que viven desde hace más de tres años encerrados en Gaza podría cambiar radicalmente en la era post-Mubarak. Porque el embargo israelí sólo ha sido posible gracias a la connivencia de los egipcios que mantienen prácticamente cerrado el paso de Rafah en el extremo sur de la Franja. Y porque los islamistas de Hamás que gobiernan en Gaza calculan que la ascensión a la superficie política de sus padres espirituales, los Hermanos Musulmanes egipcios, no pueden ser más que buenas noticias.
Hezbolá y Hamás eufóricos
Sami Abu Zuhri, un portavoz de Hamás, pidió a los nuevos líderes egipcios que levanten el bloqueo de Gaza inmediatamente y que abran el paso de Rafah para permitir el libre movimiento de las personas y para que pueda empezar el proceso de reconstrucción (tras la destrucción causada durante la guerra de 2008), según declaraciones recogidas por la agencia Reuters.
En el caso de la familia real de Arabia Saudí, sin embargo, el cambio de régimen egipcio supone una evidente fuente de preocupación, ante la perspectiva de perder un aliado frente a Irán.
Mientras, en la calles del reino, los ecos de las revueltas populares empiezan a sentirse. Los activistas más jóvenes exigen reformas políticas a través de Facebook, donde un grupo de intelectuales fundó un partido político y pidió al rey que autorice su funcionamiento. La decisión supone una primicia en el conservador reino donde toda actividad política está prohibida desde mediados de los años 50 del siglo pasado.
"La mayoría ve con buenos ojos los cambios en el mundo árabe con la esperanza de que afecte la situación en Arabia Saudí y otros lugares", dice desde Riad un profesor universitario. "El tsunami del cambio en Medio Oriente va a seguir de una forma o de otra y Arabia Saudí no está aislada del resto", estima quien además es un activista chií de la región de Qatif.
SATISFACCIÓN. En Irán, en tanto, los dirigentes están convencidos de que los cambios desatados por las revueltas árabes van a reducir el peso de Estados Unidos, su archirrival durante las tres últimas décadas por la influencia en la región. El presidente iraní, Mahumud Ahmadinejad, apenas podía ocultar la satisfacción que le produce ver en apuros a Mubarak, quien, como han revelado las filtraciones de WikiLeaks, considera a los gobernantes iraníes "mentirosos" y "poco dignos de fiar".
A las celebraciones por la renuncia de Mubarak, decenas de miles de iraníes sumaron festejos por el 32º aniversario de la revolución islámica.
Ahmadinejad aprovechó para reiterar la posición oficial de que las actuales revueltas son un eco de lo sucedido en su país en 1979 y para poner a Irán como ejemplo en la región. "Pronto veremos el surgimiento de un nuevo Medio Oriente… un Medio Oriente en el que no hay lugar para las potencias arrogantes", declaró. "Muerte a Norteamérica, muerte a Israel", exclamó.
En Líbano, el partido-milicia chií Hezbolá felicitó al "gran pueblo egipcio" por su "glorioso triunfo". Es que para Hezbolá, el fin de la era Mubarak es también una noticia agradable, ya que ve con buenos ojos un hipotético resurgir islamista en el enorme Egipto.
Las cifras
30 Son los años que Hosni Muba-rak estuvo en el poder; asumió en 1981 tras el asesinato de Anuar el-Sadat. Él era el vicepresidente.
18 Fueron los días que demoró Mubarak en acceder al estruendoso grito del pueblo egipcio que reclamaba su renuncia en las calles.
70 Son los millones de dólares de fortuna que tiene la familia Mubarak. El tesoro lo cosechó durante sus tres décadas en el poder.
ONG teme que la represión continúe tras la caída del presidente Mubarak
EL CAIRO | Las organizaciones humanitarias Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW) alertaron en Nueva York que, pese a la renuncia del presidente egipcio Hosni Mubarak, la represión puede continuar en el país con la llegada del nuevo gobierno de transición liderado por los militares.
"El sistema represivo que los egipcios sufrieron por tres décadas no se terminó, el estado de emergencia sigue vigente. Quien está al poder debe aprovechar esta ocasión para entregar a la historia estos sistemáticos abusos", dijo la secretaria general de Amnistía Internacional, Salil Shetty.
"Para Egipto, el camino ahora está lleno de desafíos, y el ejército debe honrar las promesas de proteger los resultados de este valiente movimiento de protesta", afirmó HRW.
Dos semanas atrás, la ONG publicó un informe de 95 páginas que describe decenas de casos de tortura, entre ellos el del joven Khaled Said, de 28 años, asesinado en junio por policías de civil.
"El fiscal local había cerrado inicialmente la investigación y pidió la sepultura de Said", pero luego su caso se convirtió en "una excepción", precisó el informe. La causa se reabrió dada la repercusión en la prensa y la opinión pública.
HRW también denunció en la semana pasada "cientos" de casos de "tortura", ejercida por las Fuerzas Armadas, sobre manifestantes antigubernamentales. Estos sucesos, según la ONG, se dieron durante los primeros días de protestas en las calles de El Cairo. ANSA y AFP
Los que tiraron la primera piedra
Los jóvenes fueron los cerebros de la revolución
Nacieron más o menos por la época en que Hosni Mubarak llegó al poder por vez primera, obtuvieron títulos de las principales universidades del país y han pasado sus vidas adultas quejándose de las restricciones del estado policial de Egipto. Algunos han sido sometidos a detenciones y torturas por la causa.
Fueron los jóvenes profesionales -en su mayoría médicos y abogados- quienes marcaron el comienzo y después condujeron la revuelta que sacudió a Egipto. Sobre todo, integrantes de la generación Facebook que han permanecido mayormente sin rostro, dada la amenaza de arresto o secuestro a manos de la policía secreta.
Eran unos 15, incluido Wael Ghonim, ejecutivo de Google -detenido durante 12 días, liberado la semana pasada y que estuvo todo ese tiempo con los ojos tapados-. Sin embargo, llevaron una sofisticación y profesionalismo a su causa -capitalizando el anonimato de Internet para eludir a la policía secreta, plantando falsos rumores para engañara a espías de la policía, llevando a cabo "ensayos" en barriadas de El Cairo antes de trazar sus planes de batalla, para luego planear una horario semanal de protestas a fin de ahorrar su poder de fuego- que contribuye a explicar la asombrosa adaptabilidad y resistencia de la insurrección que ellos empezaron.
En el proceso, muchos han formado algunos inusuales vínculos que reflejan el carácter no-ideológico de la revuelta juvenil en Egipto, que abarca a liberales, socialistas e integrantes de la Hermandad Musulmana. "La que más me gusta es la Hermandad es que yo les caigo bien", dijo Sally Moore, psiquiatra de 32 años de edad, cristiana cóptica, jurada integrante de la izquierda y feminista de origen irlandés y egipcio.
Powered By Blogger