miércoles, 22 de diciembre de 2010

El terrorista sueco que falta

por Steven Emerson

Las autoridades británicas y suecas admiten errores a la hora de identificar y controlar la militancia islamista tras el primer atentado suicida de Estocolmo. Es una admisión que evidencia la proliferación de casos de terrorismo por Gran Bretaña, igual que las revelaciones difundidas por Wikileaks en semanas anteriores, que muestran la lucha del norte de Europa por combatir el fundamentalismo islámico.

"Se trate de garantizar que los imanes que vienen a este país saben hablar inglés con fluidez o de garantizar que des-radicalizamos nuestras universidades, creo que tenemos un amplio abanico de medidas por delante", decía el Primer Ministro británico David Cameron tras el atentado sueco. "Pero también hemos de plantear el motivo de que tantos jóvenes de nuestro propio país se radicalicen de esta forma totalmente inaceptable".

Es una cuestión que lleva al menos 4 años sobre la mesa. En los despachos diplomáticos del año 2006 difundidos por Wikileaks la anterior semana, funcionarios estadounidenses debaten su frustración por la aparente falta de voluntad en los esfuerzos anti-radicalismo británicos. Un despacho de agosto de 2006 asegura que el gobierno británico "ha invertido tiempo y recursos considerables en el diálogo con la comunidad musulmana británica. Las actuales tensiones avalan el escaso progreso realizado".

Abundan las preguntas sobre cómo y dónde se radicalizó el terrorista sueco Taimour Abdulwahab al-Abdaly. En 1992, Al-Abdaly emigraba a los 11 años con su familia a Tranås, Suecia. Según un conocido, Jean Jalabian, tenía amigas y bebía alcohol. Jalabian informó al rotativo sueco Expressen que, "Era un tío como otro cualquiera. Le encantaba la vida, tenía montones de amigos y salía por la noche y se iba de juerga como todo hijo de vecino".

Su familia y amigos observaron un cambio en sus posturas tras asistir a una universidad en Luton, Inglaterra, donde obtuvo un grado en terapia física y se casó con una mujer musulmana conservadora. Expressen cita a un amigo de la familia que afirma que tras el tiempo vivido en Inglaterra, Al-Abdaly "se transformó en una persona totalmente diferente. Es difícil decir cuánto. Él cambió y se volvió más restringido". El efecto se hacía patente durante una visita a Suecia en el año 2005 durante la que Abdaly rompió el contacto con viejos amigos y parecía haberse vuelto más distante.

A medida que al-Abdaly se volvía más conservador, los feligreses de los servicios del Centro Islámico de Luton [ICL] destacaban que tomó parte en la radicalización de otros jóvenes. El fanatismo de esta clase no es infrecuente entre los jóvenes británicos musulmanes. Un informe del año 2007 concluye que el 40% de los musulmanes entre los 16 y los 24 años de edad prefiere vivir bajo la ley islámica en Gran Bretaña, al tiempo que 1 de cada 8 admira a grupos como al-Qaida, "dispuestos a combatir contra Occidente". Opiniones como éstas, sobre todo en los campus universitarios, contribuyeron a la radicalización de los musulmanes educados en Inglaterra como el terrorista de Navidades Umar Farouk Abdulmutalab o Wahid Zaman, el de la conspiración del "explosivo líquido" en un vuelo trasatlántico.

Durante el mes del Ramadán de 2007, al-Abdaly hizo comentarios extremistas en la mezquita, lo que provocó un enfrentamiento con los líderes de la mezquita. "Se puso a decir que la yihad física es la obligación de todos los musulmanes y a decir que los académicos musulmanes no son fiables y de confianza porque están en las nóminas de los gobiernos", decía el representante de la mezquita Qadir Baksh. La mezquita no denunció a Al-Abdaly a la policía. El colectivo rechaza la violencia, como en un discurso pronunciado tras los atentados de Londres, aunque en el mismo discurso condonaba las palizas a la esposa y promueve la conversión de Gran Bretaña al islam.

Tras el enfrentamiento, las crónicas de la prensa indican que al-Abdaly empezó a predicar contenidos radicales en su antigua Universidad antes de visitar brevemente Yemen.

Según un mensaje recibido por los informativos suecos, al-Abdaly viajó a Oriente Próximo con el objetivo de la yihad. Esto ha generado especulaciones de que podría haberse unido y recibido formación del Estado Islámico de Irak, un colectivo al que admiraba en su cuenta de FaceBook y que acogió con satisfacción su atentado.

El caso de Al-Abdaly no fue detectado por las autoridades británicas ni suecas, igual que el gobierno británico pasó por alto los indicios de radicalización de Abdulmutalab o del ideólogo terrorista Anwar al-Awlaki. Al-Abdaly no estaba en la lista de 200 fanáticos que son seguidos por los servicios suecos de seguridad, la Säpo. "Era totalmente desconocidos para los servicios de seguridad y no había nada acerca de él con anterioridad", decía Tomas Lindstrand, el fiscal portavoz del gobierno sueco. Como consecuencia del atentado, el Primer Ministro británico Cameron reconocía "No hemos hecho suficiente para tratar la promoción del islamismo fundamentalista en nuestro país".

A pesar de los cargos y amplios esfuerzos de diálogo, un ex funcionario del contraterrorismo británico decía que la cantidad de información que es facilitada a la policía por la minoría musulmana de Gran Bretaña sigue siendo escasa.

Esa opinión es reflejada en los despachos diplomáticos estadounidenses difundidos por Wikileaks. Un despacho de agosto de 2006 afirma que la comunidad musulmana estaba "frustrada por el repaso" de la que había sido objeto en los esfuerzos de lucha contra el terrorismo. Como resultado, "destacados musulmanes británicos enviaron cartas abiertas al ex primer ministro Tony Blair... culpando a su política en Irak y Oriente Medio de alimentar el fundamentalismo y de poner en peligro a ciudadanos británicos".

Según reza el despacho, el gobierno británico reaccionó "con indignación", con la Ministro de Exteriores británica Margaret Beckett llamando al escrito "parte de una visión distorsionada del mundo, una visión distorsionada de la vida cotidiana". También decía, "Pongamos la culpa donde corresponde: en la gente que sólo quiere cobrarse vidas inocentes". El despacho estadounidense considera que el gobierno británico "ha invertido tiempo y recursos considerables dialogando con la comunidad musulmana. Las actuales tensiones avalan el escaso progreso realizado"

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