viernes, 19 de noviembre de 2010

Porue los Judíos dejan piedras sobre las tumbas?

Las rocas tienen una connotación de eternidad, son más duraderas que las flores.

Las flores son temporales.

Las rocas son casi perpetuas. Es un testimonio duradero.

Aquí encuentras las razones porqué rocas en lugar de flores, de acuerdo al pensamiento Judío:

¿Florecitas o piedritas?

La duda

Últimamente está ganando fuerza el llevar flores a las tumbas de los seres queridos, o de enviar coronas o ramos a las "levaiot" (funerales), ¿es esta costumbre apropiada en un contexto judío?

La respuesta


Este proceder deriva de una costumbre no judía y que por varios motivos no debería arraigar en el seno del pueblo.

Fundamentación del rechazo de las flores


1. La principal razón para su rechazo, es que debemos cuidar en extremo de no copiar las costumbres paganas, pues eso es el inicio, sino el síntoma, del debilitamiento de la propia identidad judía. Por lo cual, resulta no sólo innecesario, sino contraproducente enviar o llevar flores como muestra de respeto por el muerto. Para entender este repudio, sería conveniente conocer el origen de las flores en relación al difunto.


Es ley judía que la persona muerta sea sepultada lo más rápidamente posible, permitiéndose las demoras sólo en contados casos, con fundamentos suficientes para ser consideradas excepciones. Esta premura se basa en el grandísimo respeto que se tiene por el honor del fallecido, pues su cuerpo no es expuesto como objeto, ni su deterioro es exhibido a ojos vistas. Pero también por el respeto y sensibilidad que merecen los deudos, quienes al permanecer con su ser querido fallecido presente en cuerpo (y no alma), aumentan de manera exagerada su dolor y congoja.

Por su parte, entre las naciones del mundo, la costumbre no es tal. Por el contrario, se cree honroso exponer el cuerpo al público, y organizar funerales extensos, de hasta algunos días.


Como el cuerpo, coincidente con la muerte, comienza su proceso de descomposición, en poco tiempo el hedor puede ser molesto y ofensivo para los presentes. Es por esto que en la antigüedad se comenzó a traer flores aromáticas a los velorios y sepelios, para disfrazar el mal olor proveniente del cuerpo en putrefacción, también se usaron especias aromáticas sobre, o en, el cadáver, sin detenernos a explicar los procedimientos de embalsamamiento (notemos la palabra "bálsamo" = perfume) y de maquillaje post - mortem. Todo esto como procedimiento para ocultar lo que adrede se descubre...

(Si bien el Talmud (Berajot 51) como al pasar, y el Shuljan Aruj (Oraj Jaim 217) indican poner fragancias a los pies y a la cabecera del féretro, por deferencia a los visitantes, esto es tomado de costumbres gentiles, según Minague Ieshurún 314).


2. Otra de las razones probables para no aceptar las flores, está basada en la negación voluntaria de la negación inconsciente de la muerte. Para explicar superficialmente este punto, tenemos que saber que las flores son símbolos de sexualidad, o de órganos genitales. Ante la angustia que provoca el misterio inescrutable de la muerte, y ante la presentificación del propio término, en imagen de la persona allegada; la persona se aferra como puede a la vida, en este caso, por medio de la negación de la muerte, representada por su opuesto: la sexualidad. Así pues, la revelación de la genitalidad (simbólica), es sólo un recurso, bastante débil, contra las fuerzas desligantes interiores. El judaísmo no rechaza la muerte, y mucho menos la erige como terror paralizante, como obstáculo para crecer y desarrollar todas las potencialidades de Esta Vida. La muerte es otra de las etapas de la vida, es la estación terminal del viaje en Este Mundo. Mientras no lleguemos a la época mesiánica, todos llegaremos a ella, antes o después. Por lo tanto, es natural temer lo desconocido, temblar ante el fugaz pensamiento y sentimiento de la propia desaparición física, pero en nada contribuye a una mejor vida el huir de los temores internos. Por el contrario, esa huida lo único que favorece es el fortalecimiento de lo que más tememos. En consecuencia, en el momento de la muerte del ser querido, el dolor es bueno, correcto y útil. El llanto es un escape de presión, una exteriorización de todo lo que se pierde. Pero, negar la muerte, es llamarla con urgencia a que acuda a nuestras vidas. Sea en forma real, sea encarnada en una vida hueca, deprimida, apática, vida sin vida.

3. Las flores (de las angioespermas, esas exuberantes y multicolores) son el magistral recurso de movilidad con el objetivo de reproducirse, que poseen algunas especies vegetales. Las flores son usadas por la planta (árbol, etc.) como llamativo anuncio, para ser visitadas por insectos y otras especies animales, que luego polinizan otras plantas, procurando de esa forma involuntaria el desarrollo y supervivencia de la especie vegetal. Flores son vida y facilitan la vida. Por eso, el lugar de las flores no es un florero, ni una corona fúnebre, sino, la planta de la que fue arrancada. Al cortar la flor, cortamos una posibilidad de reproducción de un ser vivo, y el beneficio de otras especies vivas. ¿Acaso la muerte de la persona querida, amerita la destrucción de otros seres?

4. Esta última razón, sino la fundamental, es la más sabia para tener en cuenta.

Las flores son unas compañeras fragantes, simpáticas, luminosas, alegres, etc. ¿Quién duda que pueden solazar la gris visita a los cementerios, atrayendo un poco de optimismo a los dolientes?

Sin embargo, su bondad es de vida realmente limitada. Pocas horas separan la brillante experiencia, de la marchita partida.


Por lo cual aconsejan nuestros sabios maestros, que es preferible gastar el dinero utilizado en adquirir las flores en obras de bien, por ejemplo en tzedaká. Sin dudas, una obra buena, por más pequeña que sea, realizada con el dinero que se podría haber usado para las flores, es muchísimo mejor que todas las flores del mundo.

La buena acción reporta beneficio para quien la ejecuta, para quien es destinatario de ésta, y en el caso de hacerla en nombre de la persona fallecida, también su alma recibe méritos por la misma. ¡Y las recompensas son eternas!

Por sentido común, si queremos deleitar nuestro abatido espíritu por sentir la falta del ser querido, hagámoslo con algo que realmente sea placentero, y no con diversiones del momento.

La costumbre judía

Hace milenios nos acompaña la costumbre de depositar o arrojar piedritas sobre la tumba. Es bueno que sepamos sus posibles bases, para que apreciemos el valioso tesoro que tenemos en nuestro acervo, y no corramos en busca de lo que no es nuestro patrimonio cultural.

Razones posibles para depositar o lanzar piedritas

1. En la mishná (Ediot 5:6) se nos cuenta que fue apedreado el féretro de una persona que había muerto en estado de impureza ritual, como forma ritual de limpiar el alma del difunto con el castigo que le hubiera correspondido en vida. Algunos explican que apedreado no debe ser tomado literalmente, sino que fue puesta una piedra sobre el ataúd, o sobre la tumba. Por lo cual, de este antecedente aprendemos que depositar piedras sobre la tumba o arrojarlas levemente (como algunos hacen) tiene un motivo legal, que es el mejorar el alma de la persona fallecida, buscando su mayor elevación frente a la Presencia del Eterno.

2. Otros afirman que es un castigo substitutivo del castigo de lapidación (sekilá), que todos merecemos por no respetar las leyes sabáticas con integridad. Con este proceder, queremos atenuar el perjuicio de los pecados cometidos por el difunto.

3. Antiguamente las piedras eran erigidas como aviso de algún suceso especial o de importancia. Una de las piedras que levantamos en la actualidad con ese motivo es la lápida recordatoria, pero, ¿no son las piedritas pequeñas lápidas que nos recuerdan en cada ocasión a la persona que hemos perdido?

4. Las piedritas sirven como testimonio duradero de la visita de los familiares y allegados, pues no se deterioran, ni son fácilmente movibles del lugar. De esta manera, se simbolizan los lazos de unión sentimentales entre las personas sobrevivientes y el fallecido, y sirven para consolidarlos.


5. Para recoger las piedras uno debe agacharse al suelo, generalmente en las inmediaciones de la sepultura. Con este acercamiento a la tierra, nuestra "última morada", la persona que visita puede sentir que su propia vida es limitada, que no conocemos los días que contamos en Este Mundo, y que por lo tanto debemos hacer el uso más adecuado que podamos de los mismo.

6. Las piedras, en parámetros humanos, son "eternas"- tal como la vida en el Mundo Venidero lo es. Al colocar piedras, aceptamos la eternidad del alma, la adhesión al Eterno. La contraposición entre nuestra limitada existencia, y la perpetuidad, incomprensible de la Eternidad.

7. Entre los judíos de la Edad Media, cundió la superstición, y para la misma tanto la tierra como las piedras son obstáculos para el pasaje de los malos espíritus; así, en el medioevo los judíos modificaron su antigua costumbre, ahora con la creencia que eso preservaría sus vidas o los cuerpos de los fallecidos de los espíritus malignos. Demás está decir que esta modificación de la costumbre judía, poco aporta al judaísmo.

8. Al depositar piedras sobre la sepultura, aceptamos la muerte, pues, simbólicamente expresamos que admitimos el deceso del familiar, ya que contribuimos a preservar su enterramiento, juntando más piedras sobre el mismo. En este caso, no es tapar lo que nos molesta o atemoriza, sino cubrirlo, precisamente, para darle el lugar que le corresponde, como hoyo (literal y metafórico) de lo que es vida.

9. Las piedras forman parte de la Tierra, a la cual debemos retornar por orden de H'. Con las piedritas asumimos la majestad del Eterno, y reconocemos nuestra existencia finita y limitada, pues del "polvo venimos y al polvo regresamos".

10. "¿Es mi fortaleza la de las piedras? ¿O mi carne, es de acero?", dice el sufriente Iyov (6:12). Y nosotros frente al testimonio de nuestra extrema debilidad, le contestamos a través de los siglos: "No. Iyov, tu fuerza, nuestra fuerza es poca. Nuestra carne fácilmente se desgarra, con premura se corrompe". Y lo demostramos, piedras que permanecen, frente al cadáver que presentimos o sabemos pútrido.

11. El Eterno eligió la piedra en forma de tabla para grabar sus Decires (Mandamientos). Y fue el pecado del hombre, su deseo irrefrenado, su búsqueda del placer superficial, lo que precipitó su pronta ruptura. Por eso, al llegar al cementerio, tomamos en nuestras manos las pequeñas piedras, para que nos sirvan de recuerdo y de advertencia: el pecado puede quebrantar hasta la piedra más poderosa, incluso la grabada por el mismo Dios. Así pues, enmendemos nuestros caminos, en tanto tengamos vida para hacerlo, porque luego, cuando seamos "habitantes" de este lugar, será muy tarde.

12. Isaías (2:10) predica irónicamente acerca del malvado que dice: "Métete en la piedra, escóndete en el polvo, de la presencia espantosa de Hashem y del resplandor de Su majestad." El muerto ya está "escondido" en el polvo; en tanto las piedritas le sirven para que "se meta" en ellas. ¿Acaso así podrá esconderse del juicio recto del Eterno? Cuando colocamos las piedras por el que ya no lo puede hacer, sentimos que el Juicio es cierto, que no hay fuga de la mirada del Eterno.

13. Iyov dice (28:3): " Las piedras que hay en la oscuridad y en la sombra de muerte." De aquí podemos presumir, sin entenderlo a ciencia cierta, la existencia de alguna relación oculta a los que estamos en vida, entre las piedras y muerte.

14. Hashem recibe en ocasiones el apelativo de "Tzur"- "Roca". Quizás al colocar piedras sobre el sepulcro, estamos confirmando nuestro deseo de que La Roca sea el verdadero cobijo de la persona que ha partido de Este Mundo.

15. En todas las culturas y tiempos el apedrear a alguien o algo fue una señal de desaprobación, de ira lanzada a dañarlo. Es un hecho psicológicamente confirmado, que muchas personas sienten

16. sentimientos de culpa en relación al extinto, por todas las cosas que se han perdido, por lo que no se pudo concretar, por los proyectos inconclusos, por faltas reales o fantaseadas. Pero, también es común el padecer un sentimiento de ira hacia el muerto, obviamente que basado en relaciones inconscientes, pues se siente que su muerte, es algo así como un abandono. Al apedrear, simbólicamente, la tumba, se están descargando esos sentimientos nocivos, que de permanecer en el sistema del sobreviviente, en lugar de ser provechoso, es perjudicial. Aceptar la partida de la persona querida, la imposibilidad de resolver materialmente todos los aspectos inconclusos, es la mejor forma de dejar descansar en paz al difunto, y vivir en paz, creciendo, nosotros en Este Mundo.

El antisemitismo en la web es una gran preocupación

El antisemitismo en red de Internet se convirtió en uno de los principales problemas del mundo y el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) alertó que el punto más preocupante es la participación de los jóvenes en la difusión de mensajes discriminatorios.

En declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN), el presidente del INADI, Claudio Morgado, afirmó que no se puede definir el perfil del antisemita en la Argentina porque “lamentablemente hay de todo un poco”.

“Lo más lamentable se da en las redes sociales, un territorio de jóvenes, donde vemos una gran cantidad de discursos discriminatorios y donde encuentran mecanismos para legitimizarse”, señaló Morgado.

Al hablar del antisemitismo, el funcionario explicó no se puede “hablar de un ranking porque tiene que ver más con situaciones coyunturales”. “Si lo medimos por cantidad de denuncias siempre existen denuncias por antisemitismos”, agregó.

Para explicar el carácter coyuntural el tema de la discriminación, Morgado apuntó que “en determinado momento se reciben más denuncias por discapacidad porque no se dan los pasajes para las fiestas de fin de año y hacen la denuncia en el INADI”.

“Por eso me preocupa más la permanecía de la denuncia que lo coyuntural. El tema es que hay una trama más profunda (detrás de un mensaje antisemita) y hay que incrementar las políticas activas con mensajes claros”, sostuvo.

Para atender la problemática del antisemitismo como otros hechos de discriminación, el INADI presentó hoy la Plataforma por una Internet Libre de Discriminación.

Se trata de una iniciativa que tiene como objetivo preservar el ámbito de Internet de cualquier tipo de manifestación de violencia discriminatoria que afecte los derechos de grupos, comunidades o personas.

Como parte del programa se desarrolló el sitio internet.inadi.gov.ar en el que está disponible toda la información y se explican las modalidades de denuncia.

“Esta plataforma es una herramienta que se realiza para garantizar buenas prácticas en el uso de la redes sociales. Estas buenas prácticas proponen reducir los discursos discriminatorios dentro de las redes sociales”, puntualizó el funcionario.

Para la puesta en marcha de la plataforma, el INADI estableció acuerdos con empresas como Google Argentina, Microsoft, Yahoo Argentina, Taringa!, Sónico y Psicofxp.

Además se conformó un Consejo Consultivo con referentes de la Carrera de Ciencias de Comunicación (UBA), Save the Children, ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género), Cátedra Unesco Mujer Ciencia y Tecnología (FLACSO), Observatorio Web del Congreso Judaico Latinoamericano (DAIA-AMIA) y Chicos.net, cuyos representantes estuvieron presentes en el lanzamiento realizado hoy en el instituto.

“No queremos regular de manera dura los contenidos de las redes sociales pero cuando detectamos algo por una denuncia en las redes sociales queremos activar los mecanismos de control que tiene cada una”, explicó Morgado.

El funcionario explicó que el INADI creó un departamento para atender esta plataforma y se estableció “un decálogo de buenas prácticas para determinar que hechos son discriminatorios y también incluye consejos para padres y sobre el cual también pueden trabajar los maestros”.

“Hay muchos xenófobos y racistas. Recientemente hemos bajado una página com.ar (La verdadera historia) por contenido antisemita y se hizo una presentación judicial porque estaban violando la Ley Antidiscriminatoria”, señaló.

Morgado consideró que estos casos emblemáticos deben ser utilizados de manera estratégica para que “causen impacto en la opinión pública”.

Consultado sobre la posibilidad de que el antisemitismo se haya mudado a la red Internet y abandonado otros ámbitos, el funcionario lo desestimó.

“La discriminación en todas sus formas está en los blog, pero no quiere decir que no haya una matriz antisemita que subyace. La discriminación está y por momentos eclosiona. En el verano hubo pintadas nazis en la costa, en abril profanaron cementerios, hay una construcción (antisemita) que está y adopta distintas formas”, describió el titular del INADI.

Finalmente, Morgado consideró que la educación juega un papel “primordial” en la lucha contra la discriminación y resaltó que desde el instituto se está realizando “una revisión de los manuales escolares”.

JANUCA : Dos lados de una moneda

(Extraído de " Jánuca con el Rabí Najmán de Breslov" escrito por Por Ioshúa Starret)
Cuando Dios concibió el mundo que Él deseaba, lo vio tal cómo es Él Mismo: Uno, un Todo Indivisible. Pero para manifestar esta absoluta Unidad, para que podamos experimentarla, creó una multiplicidad aparente. Así como los peces no pueden "experimentar" el agua, porque son como uno con ella, nosotros nunca podríamos experimentar la Unidad si fuésemos uno con ella. Si ya fuésemos uno con Él, nunca podríamos apreciar lo que significa llegar a ser uno con Dios.

De modo que Dios creó las letras del alef-bet como un medio para "dividir" Su Unicidad. Cada una de estas letras representa un pensamiento Divino, una característica de la voluntad Divina. Estas letras expresan los pensamientos Divinos que dan origen a la multiplicidad de la existencia. Todo lo que existe - piedra, planta, animal o humano - tiene una forma específica que responde a una razón Divina. La combinación y la secuencia de estas letras transmiten el pensamiento Divino que crea esas formas (Likutey MoharánI, 17:1). El mundo que vemos manifiesta esas letras en miríadas de formas concretizadas.
El mundo es así el libro escrito por Dios, un libro que debemos estudiar y del cual debemos aprender. ¿Cuál es la lección que debemos aprender de la vaca, del gato o del pájaro? ¿Qué lección puede aprenderse de las innumerables familias de plantas o de los seres inanimados? Y por sobretodo, ¿qué es lo que Dios quiere que aprendamos de los diferentes tipos de seres humanos?
Sin embargo, en lugar de buscar una lección, en lugar de buscar un por qué, el hombre sólo se ha dedicado a diseccionar - a analizar el cómo, el mecanismo con el cual trabajan las cosas. Es así que la humanidad ha construido estructuras enteras de conocimiento que ignoran por completo el por qué. No sólo lo ignoran sino que, de intentarlo, ni siquiera podrían explicarlo (Likutey Halajot, Jezkat Metaltelin 5:2). Incluso al buscar científicamente el cómo, el hombre se apoya en última instancia en observaciones subjetivas (Ibid., Sefer Torá 4:16)- y sólo encuentra aquello que está buscando. Como un ciego que tantea en la oscuridad intentando conocer algo de su entorno. Es como esos ciegos de la fábula que inspeccionaban un elefante y que describían la parte que palpaban diciendo que eso era "todo" el elefante. Es como uno de esos caracteres de dos dimensiones de la historia de "Flatlands" ("Tierraplana"), quienes no podían explicar los fenómenos tridimensionales que atravesaban su mundo bidimensional.
Sin embargo, Dios nos puso sobre la tierra y nos entregó un libro de instrucciones. Este manual del usuario, este libro de instrucciones, no es otro que Su Torá. Sí, el mundo que nos rodea es el libro escrito por Dios, pero la Torá es Su comentario (Majshavot Jarutz 44a; Tzidkat HaTzadik 216). Sin el comentario, el mundo es un libro cerrado.
El objetivo del comentario, de toda la sabiduría de la Torá, es llevarnos a vivir una experiencia de la Unicidad, a ser capaces de ver que todos somos parte de un todo y de sentir compasión por las otras partes de esta unidad (Likutey Halajot, Talmud Torá 3:2; Ibid., Ketubot 1).
Sin embargo, así como Dios creó la multiplicidad en el mundo para que podamos ver su Unicidad subyacente, también creo una multiplicidad de sabidurías para mostrarnos el otro lado de la Unidad. Cuando la sabiduría desciende al mundo, se divide en dos facetas diferentes: una es la revelada como la santa Torá de Dios y la otra son las siete sabidurías seculares (Pri Tzadik, Ajarei5; Likutey Ma-amarim118b; Pokeid Akarim26a; Sijot Malajei haSharet39a). Estas son en realidad dos caras de una misma moneda y su objetivo es ser complementarias. Las siete sabidurías tienen la finalidad de dar luz sobre la Torá y la Torá ilumina las sabidurías. Las sabidurías descubren la multiplicidad en la Creación, mientras que la Torá revela la Unicidad subyacente. Cuanta más multiplicidad se revela, más uno se asombra de la Unidad. Esta interrelación se encuentra aludida en la primera palabra de la Torá - Bereshit- compuesta por las letras Alef, Shin, Reish y Iud, cuyo valor numérico sumado es 511, siete veces 73, el valor numérico de la palabra sabiduría - Jojmá (Megalé Amukot, Ba-aloteja).
Más aún, la sabiduría secular de toda generación es una imagen especular de la sabiduría contemporánea de la Torá (Or Zerua LeTzadik10b). Es así que Aristóteles fue contemporáneo de Shimón el Tzadik, un importantísimo transmisor de la sabiduría rabínica. Y los sabios de Atenas mencionados en el Talmud tenían acceso al conocimiento de Bar Iojai (Rev Tzadok de Lublin, Likutey Ma-amarim55a, 118b). En verdad, el pensamiento griego en general es considerado muy cercano a la sabiduría de la Torá (ZoharI, 13a; 99b). De hecho, las sabidurías seculares son realmente partes "caídas" de la Torá que han perdido sus naturalezas Divinas y fueron reconstruidas como sabidurías de los gentiles. Y de la misma manera en que los gentiles robaron la sabiduría judía, el Rey Salomón "robo" de los gentiles: "De modo que Salomón se volvió sabio de la sabiduría de todos los hijos del Oriente y de toda la sabiduría de Egipto" (Reyes I, 5:10)- él las recuperó (Likutey MoharánI, 61:3).
Sin embargo.
La diferencia entre las sabidurías y la sabiduría de la Torá es la diferencia entre el Uno y los muchos. La Torá está representada por la unidad del Árbol de Vida, mientras que las sabidurías corresponden a la multiplicidad del Árbol del Conocimiento (Likutey Halajot, Beitzim2:2). Sólo cuando el Árbol del Conocimiento es subsidiario a la Torá el conocimiento tiene algún valor. Así como una fila de ceros no agrega nada sin un numeral delante de ellos, de la misma manera las sabidurías no son nada si no hay Uno delante de ellas.
En general la lógica humana es considerada una de las siete sabidurías. Pero, ¿cómo puede ser considerada una sabiduría separada, cuando toda sabiduría se basa en ella? Si no fuera por este don otorgado por Dios, no habría manera de alcanzar ninguna sabiduría. Sin embargo, admitir esto sería admitir la derrota de aquellos que no buscan la sabiduría de Dios. De modo que en lugar de esto, ¡ellos reclaman el triunfo de haber descubierto la lógica por sí mismos! (Reisey Laila81d-82a).
En contraste con esto se encuentra la sabiduría de la Torá, que atribuye todo el conocimiento a Dios. Es la entrega final de la inteligencia humana, la comprensión de que todo proviene de Dios. Es la puerta de la humildad - la sabiduría definitiva - la experiencia de que no existe nada más que Dios.
Esta gran sabiduría está oculta dentro de la afirmación críptica de que existen siete libros en la Torá (Shabat116a). Los "Cinco Libros del Pentateuco" no es un nombre apropiado, pues ¡en verdad existen realmente siete! En el Libro de Números hay dos pequeños versículos separados del texto que los rodea (Números 10:35-36)y que están indicados mediante unas señales de separación que simbolizan la humildad (Kisey Rajamim, Sofrim,cap. 6). Esto es para enseñar que las puertas de la sabiduría serán abiertas para revelar el secreto de los Siete Libros sólo cuando uno pueda pasar a través de las puertas de la humildad.
Estos Siete Libros están representados por la Menorá de siete brazos - el símbolo por excelencia de la sabiduría. Sólo con verdadera humildad - con la comprensión de que todos somos partes de un todo, como la Menorá que estaba hecha de una sola pieza - podemos esperar encontrar una sabiduría completa. Hasta que ello suceda, en el tiempo del Mesías, sólo merecemos tener los Cinco Libros. Esto estaba indicado en el servicio del Templo, pues no todas las velas se encendían al mismo tiempo. Primero se encendían cinco, luego se realizaba un servicio diferente y sólo después se encendían las últimas dos. Esto simbolizaba el hecho de que aún no había sido completada la revelación de los siete (Tzavrei Shalal, Bereshit7).
Correspondiendo a las siete velas y a los Siete Libros - la perfección absoluta de la sabiduría de la Torá - se encuentran las siete sabidurías seculares (Pri Tzadik, Ajarei5). Esto significa que, incluso ahora, las sabidurías parecen completas para aquellos que carecen de la humildad para aceptar que es Dios quien otorga toda sabiduría. Debido a esta falta, a esta presuntuosa totalidad, las siete sabidurías son comparadas con la oscuridad (Likutey MoharánI, 37:1-2; Likutey Halajot, Kriat HaTorá6:2; Ibid., Beitzim 3:3; Ibid., Guitim4:3; Ibid., Daguim3:1). Esto en contraste con la sabiduría de la Torá, que es comparada con la Luz de la Menorá.
Ésta era la oscuridad impuesta por los griegos con el decreto de que los judíos debían negar toda parte en Dios (Bereshit Rabah2:4). Esto significaba negar que toda sabiduría proviene en última instancia de Dios y que la multiplicidad en la Creación es realmente el otro lado de un todo indivisible. Pero, ¡Ay! estaban aquellos que pensaban que lo mismo se aplicaba a la lógica reduccionista de la sabiduría rabínica. Las enseñanzas de los Sabios, decían, eran sólo producto de la lógica humana, no muy diferente de toda otra sabiduría (Majshavot Jarutz71a). De hecho, incluso los mismos Sabios se referían al Talmud de Babilonia como "oscuridad" (Sanedrín24a). Esta era la creencia de los judíos helenizantes, que negaban la tradición rabínica.
Sin embargo, dentro de la aparente oscuridad de la lógica rabínica se oculta una profunda entrega a Dios - la comprensión de que todo conocimiento nos llega de Dios de forma misteriosa. La conciencia de que el velo que parece ocultar a Dios es en realidad la Mano de Dios Mismo y que todo pensamiento que surge en la mente humana proviene directamente de Dios Mismo. De hecho, Dios también reside en la oscuridad (Divrei Sofrim21a).
Los Macabeos se rebelaron contra la helenización de la Torá. Los helenistas no creían que Dios nos habla a través de los Sabios de la Torá. Negaban que las siete sabidurías fueran subsidiarias a la Torá, y afirmaban lo contrario, que ellas eran superiores. Creían que el mundo podía reducirse a sus partes y que las partes no constituyen un todo unificado. Contra esto lucharon los Macabeos.
Los Macabeos revelaron la Torá que estaba oculta incluso en la dualidad del pensamiento griego y demostraron cómo Dios es la Fuente Original de los análisis del pensamiento rabínico (Likutey Halajot, Jánuca3). Revelaron cómo el "otro lado" de la moneda de la sabiduría es realmente parte integral de la moneda - no es posible tener una moneda de un solo lado. Revelaron la luz dentro de la oscuridad - revelaron cómo la oscuridad de las siete sabidurías puede servir como fondo para la Luz de la Torá, pues no existe luz a no ser que pueda ser contrastada por la oscuridad. Ellos revelaron cómo la lógica - la fuente de las siete sabidurías - se encuentra en definitiva más allá de ellas. ¡Revelaron la Menorá de ocho velas!
Para simbolizar todo esto, es costumbre comer productos lácteos en Jánuca, pues la leche significa que la sabiduría sólo puede ser "mamada" de una fuente superior, tal como un niño mama la leche de su madre (Reisey Laila,p. 83b).
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