lunes, 6 de septiembre de 2010

El Estado de Israel permanecerá abierto a la inmigración judía y ...........

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El Estado de Israel permanecerá abierto a la inmigración judía y el crisol de las diásporas; promoverá el desarrollo del país para el beneficio de todos sus habitantes; estará basado en los principios de libertad, justicia y paz, a la luz de las enseñanzas de los profetas de Israel ...
De la Declaración del Establecimiento del Estado de Israel, 1948


Aliá - la reunión de los exilios - es una aspiración fundamental del Sionismo y del Estado de Israel. La Ley del retorno (1950), que otorga a todo judío el derecho a venir a Israel como inmigrante y convertirse en ciudadano, fue decretada para dar una expresión concreta a esta causa. Desde el establecimiento del Estado, han llegado más de dos millones y medio de inmigrantes; su experiencia y talento han contribuido inmensamente a la vida económica, científica, académica y cultural del país.
POR QUE VIENEN?

Las razones por las que los judíos inmigran a Israel yacen profundamente en la base de la historia, la fe y la psiquis del pueblo judío. De acuerdo con las Escrituras Hebreas, Dios entregó la Tierra de Israel a Abraham y a sus descendientes para siempre. La creencia judía, por lo tanto, considera la Tierra como parte del legado religioso/nacional del pueblo judío y atribuye un especial mérito el vivir en ella.
El sionismo moderno, movimiento político de un siglo de antigüedad para el retorno del pueblo judío exiliado, su patria histórica, es la cara secular de la misma moneda: inspirado por una mezcla del nacionalismo del siglo XIX y siglos de falta de hogar y opresión a los judíos, el sionismo ve en Israel la patria del pueblo judío lugar en el cual todos ellos pueden lograr la máxima expresión de su identidad nacional, así como servir de refugio para los perseguidos.
Estos dos enfoques convergen convirtiendo el vivir en Israel en una afirmación definitiva del judaísmo, y la inmigración aquí es considerada por muchos judíos e israelíes como un paso admirable digno de ser alabado. La palabra hebrea para inmigración (aliá) significa ascenso o una elevación espiritual. En notorio contraste, por lo tanto, a prácticamente cualquier otra nación - en la que las comunidades inmigrantes son desalentadas, limitadas, o consideradas ciudadanos de segunda categoría - Israel no sólo recibe de buena gana a sus inmigrantes, sino que se alegra con su llegada. Los atrae ofreciendo readiestramiento profesional, vivienda y reducciones impositivas. Una disminucion en las cifras inmigratorias causa preocupación nacional.
QUIEN VIENE?
El mayor número de inmigrantes, por lejos, viene a Israel de lo que los israelíes califican de "los países de angustia" lugares en los que los judíos no son deseados, son odiados, o perseguidos activamente. A lo largo de sus 50 años, sin embargo, Israel ha recibido también a cientos de miles de inmigrantes del mundo libre personas motivadas principalmente por el idealismo. Alrededor de 200.000 personas han inmigrado a Israel del continente americano, y más del doble de Europa Occidental (sin incluir a los sobrevivientes del Holocausto).
Los primeros años del Estado. Las mayores olas inmigratorias llegaron a Israel durante los tres primeros años del estado, Entre 1948 y 1951 llegaron 688.000 personas, más que duplicando la población judía del joven país. Casi la mitad de ellas llegó de la Europa posholocausto de los campamentos para personas desplazadas, de centros de detención y de comunidades destruidas. La mayoría de los demás provenían de los países musulmanes de Africa y del Medio Oriente, en los que el establecimiento de Israel los ponía en peligro.



Israel ayudó en lo más que pudo. Marsella, por ejemplo, se transformó en el punto de partida para los inmigrantes europeos. Mientras esperaban sus barcos, Israel, a través de la Agencia Judía, ayudó en su alojamiento y alimentación, y a enseñarles hebreo. En mayo de 1949, cuando el Imán del Yemen aceptó dejar que 45.000 de los 46.000 judíos de su país emigraran, aviones israelíes los transportaron "a casa" en la legendaria Operación Alfombra Mágica. En 1951, en otro transporte aéreo magníficamente organizado la Operación Esdrás y Nejemías fueron traídos a Israel 121.000 judíos de Irak, poniendo término a 2.500 años de vida judía allí. La vida judía libia concluyó ese mismo año con la emigración de sus 32.000 judíos a Israel.
Israel recibió este flujo humano en 123 campamentos transitorios, 260 nuevos asentamientos y 78.000 unidades de vivienda. Hacia mediados de los años 50, casi todos los recién llegados residían en viviendas permanentes.
Décadas del 50 y el 60. En los años 50, el carácter de la inmigración empezó a cambiar. Las puertas de la Europa Oriental se fueron cerrando, y el foco se trasladó a Noráfrica. Marruecos, Argelia y Túnez obtuvieron su independencia y se volvieron contra sus comunidades judías. Alrededor de 240.000 judíos norafricanos llegaron a Israel entre 1952 y 1964. Mientras ellos eran dominantes en la escena de la inmigración, llegaron también otros de Hungría, Rumania y Polonia, Egipto e Irán, India y América Latina.
Hacia mediados de la década del 60, Israel había construido 448 nuevos asentamientos y 25 ciudades nuevas. Su agricultura florecía, la industria se estaba desarrollando, la producción había aumentado en un 50% y la tasa de construcción era una de las más altas del mundo. Los inmigrantes eran llevados directamente a viviendas permanentes en lugar de campamentos transitorios, y 28.000 de ellos estudiaba hebreo en 74 ulpanim (escuelas de idioma hebreo) en todo el país.
Desde 1967 a la década del 70. La victoria de Israel en la guerra de los Seis Días de junio de 1967 sacó a la corriente inmigratoria de la baja en que se había sumidos a mediados de la década. 23.900 personas llegaron de Europa Occidental y 17.900 de Estados Unidos. La guerra encendió también la conciencia judía entre los 2.500.000 judíos de la Unión Soviética. Combinado con un creciente détente, el resultado fue una nueva ola inmigratoria: hacia fines de la década del 70 habían inmigrado a Israel 140.000 judíos soviéticos.
Décadas del 80 y el 90. La liberalización en la URSS y su colapso en 1991 abrieron las compuertas.
Entre 1989 y 1996, cerca de 700.000 judíos emigraron de allí a Israel, donde constituyen hoy el grupo nacional más numeroso del país. Durante esos mismos años, la antigua y aislada comunidad judía de Etiopía empezó también a hacer su camino a Israel. Una secreta misión de rescate que Israel inició a mediados de los 70 para salvar a los judíos etíopes de la sequía y de la guerra civil culminó en dos masivos transportes aéreos. Entre noviembre de 1984 y enero de 1985 una operación silenciosa de 45 días que llevó el nombre de Operación Moisés trajo a Israel 8.000 judíos etíopes. Esta fue seguida en mayo de 1991 por la Operación Salomón, en la que Israel transportó a los 14.200 judíos que aún quedaban en Etiopía en 36 horas, alcanzando la comunidad judía de origen etíope en Israel las 56.000 almas.
A comienzos de la década del 90 Israel realizó aún otras acciones de rescate en menor escala, pero no menos osadas, para poner a salvo a las comunidades judías de lugares en guerra, como Georgia, Moldavia, Tajikistán, la ex Yugoslavia y Chechnia, y logró finalmente poner a salvo en Israel a prácticamente todos los remanentes de las comunidades judías de Siria y Yemen.



La década del 90 y más adelante. Hoy en día, al igual que hace 50 años, los inmigrantes continúan llegando a Israel, e Israel sigue recibiéndolos. Aquéllos que provienen del mundo libre se sienten atraídos no solamente por su fe o por su sionismo, sino también por la forma de vida y las oportunidades de ocupación en esa moderna nación de alta tecnología en que se ha convertido Israel.
Y aún hay "países de angustia" lugares como la región de Transdniéster en Moldavia, Tajikistán, Ucrania, Azerbaiján y algunos países árabes en los que Israel mantiene el ojo vigilante por el destino de esas comunidades judías.
ARRAIGANDOSE
Las dramáticas misiones de rescate de último momento son sólo el comienzo de la historia. Lo que continúa es el encontrar un lugar donde vivir, estudiar y trabajar, aprender hebreo y adaptarse a la clamorosa democracia y a la vívida, multicultural y multiétnica sociedad que es el Israel de hoy. Israel tiene 50 años de experiencia en ayudar a los inmigrantes a arraigarse. Los errores cometidos en la integración de los yemenitas en los años 50 y los norafricanos en los años 60 sirvieron de lección y han sido corregidos, al menos parcialmente, con los etíopes y los rumanos en los años 80 y 90. El proceso aún no es perfecto, pero los judíos que llegan al Estado Judío ya sea porque quieren hacerlo, o porque se ven obligados a hacerlo son bien ser del Estado de Israel sigue siendo La razón de aliá, junto a la educación y la seguridad al ser recibidos, se les ayuda, y eventualmente se integran al colorido mosaico del moderno Israel.

¿Quién es judío?

POR ARIEL KANIEVSKY
En 1950, tras la Guerra de la Independencia, el Parlamento israelí aprobó una de las leyes más importantes del estado de Israel, la Ley del Retorno, cuyo único artículo establecía que:

"Todo judío tiene derecho a inmigrar a Israel".
Posteriormente, en 1952, la llamada Ley de Ciudadanía otorgaba a todos los olim jadashim la nacionalidad israelí, con todos sus beneficios, derechos y obligacones.

La pregunta que se formula desde el título - ¿quién es judío? - está sumamente ligada al debate que existe en torno a la Ley del Retorno, y no deja indiferente ni satisfecho a nadie. Históricamente el término "judío" no contemplaba distinción alguna entre la pertenencia nacional del individuo y su creencia religiosa, y se tenía por válida la definición de judío de la Halajá, según la cual judío es aquel que:

a) es hijo de madre judía o;
b) se convierte formalmente al judaísmo bajo la supervisación de un reconocido tribunal rabínico.

Pero en el siglo XVIII, con la llegada del iluminismo judío (la haskalá), muchos judíos decidieron salir del gueto buscando una mejor integración en el mundo secular y fuera del ámbito de las yeshivot. La haskalá dio lugar al surgimiento de una nueva identidad judía, en que judíos se empezaron a ver a sí mismos como miembros de un mismo pueblo, pero separados de la tradición religiosa. Esta corriente de pensamiento animó también a muchos judíos a abrazar la modernidad y dio lugar al surgimiento de los movimientos reformista y masortí (tradicionalista), que rechazan gran parte de las normas halájicas, considerándolas obsoletas e innecesariamente restrictivas.

Según la Ley del Retorno, todo judío tiene derecho a hacer alía, pero ¿quién es judío? La corriente ortodoxa del judaísmo (oficial del estado de Israel) emplea criterios halájicos a la hora de definir quién es judío. Pero la ortodoxia representa solamente a una pequeña parte de los judíos de la actualidad, que se estiman cerca de 14 millones. Más del 70% de los judíos contemporáneos viven integrados en las sociedades modernas siguiendo los conceptos de la haskalá, siendo la ortodoxia una clara minoría. Así pues, carece de sentido que una minoría establezca una normativa para la mayoría.

Desde su aprobación, la Ley del Retorno ha sufrido dos modificaciones importantes. La primera, en 1954, de carácter meramente técnico y la segunda y más importante, en 1970, que sirvió para extender el derecho al cónyuge de un inmigrante y a sus hijos y nietos, junto a sus respectivos cónyuges. De esta manera se ofrecía la ciudadanía israelí a todas aquellas personas que fueron (o pudieron haber sido) perseguidas bajo las Leyes de Núremberg del III Reich:

"Los derechos de un judío según esta ley y los derechos del olé según la Ley de Ciudadanía (1952), así como los derechos del olé según cualquier otra legislación, serán otorgados también al hijo y al nieto de un judío, a la pareja de un judío, y a la pareja del hijo y nieto de un judío, exceptuando a quien era judío y cambió de religión por voluntad propia" (Ley del Retorno, artículo 4a, a).

A efectos de la Ley del Retorno, se reconoce la judeidad de un inmigrante hasta la tercera generación. Tener o haber tenido un abuelo judío es suficiente para beneficiarse de la ley. No obstante, según el Registro de Población (a cargo del Ministerio del Interior), un olé jadash sólo puede inscribirse como judío si ha nacido de madre judía o si se ha convertido al judaísmo con alguna de las tres corrientes comúnmente aceptadas: ortodoxos, tradicionalistas o reformistas. En caso contrario, se deja el apartado del grupo étnico (leúm, en hebreo) en blanco y el olé jadash queda inscrito junto a los cerca de 300 mil "sin religión" que hay en el estado de Israel.

Es curioso que la legislación israelí acepte las conversiones no ortodoxas realizadas en el extranjero, pero en cambio se niegue a aceptar la definición de judío de dichas comunidades, que afirman que es judío aquel que tiene un padre judío (en el sentido genérico, es decir, un padre o una madre). Por no hablar de los seguidores del humanismo judío, que afirman que "es judío quien se siente judío".

Entonces, ¿quién es judío? La respuesta varía dependiendo de a quién se le pregunte. Pero para poder dar una respuesta adecueda, primero es necesario entender el concepto de separación entre pueblo y religión. Es importante entender que el judaísmo es un caso singular en el que el nombre de la etnia es el mismo que el de la religión, por lo que ser judío no implica la práctica religiosa ni la creencia en ningún Dios. Muchos judíos no se identifican con las leyendas bíblicas, pero en cambio se ven unidos en la lucha por la igualdad de su pueblo y se identifican con el sionismo y con el moderno estado de Israel. Un estado que, siendo un referente todas las formas de judaísmo por igual, sin conceder representar a monopolios de beneficios exclusivos. para los judíos de todo el mundo

La construcción de la mezquita sobre los escombros del World Trade Center

Por Eduard Yitzhak


A la gran mayoría de los occidentales en general y de los norteamericanos en particular la elección del nombre de Mezquita de Córdoba puede que no signifique nada. A los españoles les recuerda el nombre de la ciudad meridional de su país, y para los izquierdistas les rememora un pasado islámico falsamente idealizado sobre el Califato de Córdoba. Pero en realidad para los musulmanes el nombre de Mezquita de Córdoba tiene otro significado radicalmente diferente.
En la expansión militar del Islam desde sus albores con Muhammad a la cabeza del futuro imperio árabe- islámico las tropas musulmanas convirtieron las sinagogas, las iglesias y los templos de los pueblos conquistados en mezquitas musulmanas.

El mismo Muhammad convirtió el templo de los árabes en La Meca en una mezquita. Desde entonces los musulmanes han estado haciendo lo mismo.

Bajo los estandartes de la Espada del Islam, muchísimos templos judíos, cristianos, hindúes, budistas, zoroastrianos fueron convertidos en mezquitas.

Hace casi 3.000 años el rey Salomón erigió en el Primer Templo, que fue destruido por los babilonios en el año 586 antes de la EC. Los judíos que retornaron del exilio 70 años más tarde erigieron el Segundo Templo en el mismo lugar. El rey Herodes lo renovó transformándolo en un edificio de gran esplendor.

Comenzó Salomón a edificar la casa del Señor en Jerusalem, en el Monte Moriá, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado, en la era de Ornán el jebuseo." II Crónicas 3:1

Después que los romanos destruyeran Jerusalem en el año 70 después de la EC, la zona del Templo fue deliberadamente dejada en ruinas y profanada (primero por los romanos y después por los bizantinos). El año 638 después de la EC, con la conquista musulmana de la ciudad a manos del califa Omar ibn al-Khattab, ordenó limpiar el lugar y erigir una "casa de oración".

Medio siglo después, el califa omeya Abd el-Malik erigió el Domo de la Roca enmarcando la base rocosa que asomaba del suelo, considerado como el "lugar del sacrificio" en el Monte Moría. Él (o su hijo, el califa al-Walid) construyó también una gran mezquita en el extremo sur del Haram, que fue llamada Mezquita Al-Aksa por el nombre atribuido por el Corán a toda la zona.

El Domo de la Roca es la expresión arquitectónica de la supremacía del Islam. Los mosaicos interiores de vidrio en el recinto circular y en la cúpula contienen representaciones de las joyas imperiales bizantinas y una de las inscripciones ornamentales afirma que Dios es Uno y no tres y que Jesús fue apóstol de Dios y de Su Palabra, y no Su Hijo.

La edificación del Domo de la Roca y la Mezquita Al-Aksa tiene un triple significado para los musulmanes:

1. el de conquista,

2. la supremacía islámica

3. poder “demostrar” que el judaísmo y el cristianismo son falsos. La Torá como el Nuevo Testamento cristiano creen que el Mesías vendrá, para los cristianos volverá, y con él habrá el Tercer Templo. Los dos edificios musulmanes impiden ese cometido. El Corán predice que toda la humanidad será islamizada. La Torá y el Nuevo Testamento contradicen el Corán, y viceversa. El Domo de la Roca y la Mezquita del Al-Aksa “confirman” a los ojos de los musulmanes que sólo es verdadero el Corán. De ahí procede el gran pavor y temor de los islamistas a la independencia del pueblo judío en su propio hogar, la Tierra de Israel, y la obsesión enfermiza de aquellos, como los mulás de Irán, en destruir Israel, para evitar que pueda ser levantado el Tercer Templo.

Cuando los musulmanes conquistaron el Imperio bizantino en el año 1453 después de la EC convirtieron la iglesia de Hagia Sophia [Santa Sofía], la más grande del imperio cristiano, en una mezquita.

La Mezquita Azul se construyó en el lugar que ocupaba el Gran Palacio de Constantinopla, frente a Hagia Sophia (en esa época, la mezquita más venerada de Estambul) y el Hipódromo , emplazamiento de gran valor simbólico ya que el centro deportivo y social de Constantinopla, capital del Imperio bizantino y ciudad que en el siglo V llegó a ser la más grande del mundo.

En la India más de 2000 mezquitas se han construido sobre los templos hindúes destruidos por las huestes musulmanas.

En Irán numerosos templos zoroastrianos fueron derribados por los musulmanes y sobre ellos fueron edificadas mezquitas.

La Mezquita de Córdoba, de España

Los ejércitos musulmanes invadieron España en el año 711 dEC masacrando a innumerables personas.

La Basílica de San Vicente Mártir fue un templo cristiano edificado a mediados del siglo VI en el lugar que ocupa la actual Catedral de Córdoba. Fue consagrada a San Vicente Mártir. Por su situación en la ciudad, fue adquiriendo importancia y acabó convirtiéndose en el principal templo de la ciudad y en la sede episcopal.

Fue expropiada y destruida en el año 786 dEC por los musulmanes, para construir sobre ella la mezquita principal de la ciudad.

La Mezquita de Córdoba fue después de la de La Meca la más grande en todo el mundo de la época.

La edificación mostraba a los musulmanes la victoria militar y conquista y el supremacismo religioso del Islam sobre el cristianismo.

Construir una mezquita un lugar desde el que se expide la da `wa , construida sobre los escombros del World Trade Center es una sugerencia para los musulmanes de que el Yihad está en marcha y que el Islam está avanzando y conquistando nuevos territorios.

El Yihad destruyó el símbolo de la “capital del mundo occidental”. Fieles muy devotos y creyentes muy fervientes del Islam, los islamikazes, “sacrificaron” sus vidas para derribar el estandarte que representaban las Torres Gemelas.

Cuando los yihadistas asesinaron a sus victimas, “ofreciéndolas a Alá, en toda la calle árabe y musulmán, brotó una espontánea e inmensa alegría en todos los fieles del Islam, sin excepción; surgieron innumerables celebraciones con confeti y dulces y los alaridos de regocijo en el mundo musulmán por la muerte y destrucción en Nueva York se oyeron por todo el mundo musulmán. Esta alegría por la Yihad está siendo henchida por la construcción de una mezquita en el lugar de muerte y desolación de los “infieles”, en “el corazón del mundo infiel”.

El placer de los yihadistas por la muerte de aquellos que consideran sus enemigos, los kafir, infieles, su sentimiento de supremacismo religioso y victoria militar se colma con el apoyo a la edificación de la mezquita Córdoba del primer presidente norteamericano nacido musulmán, Barack Hussein Obama.

La suave política de Hussein Obama hacia el totalitarismo islámico perjudica a los cristianos y beneficia a los islamistas, como afirman ex musulmanes.

La conquista de Córdoba condujo a los musulmanes a una era de opulencia, la llamada Edad de Oro del Islam. Por tanto, es un símbolo de la conquista y la supremacía islámica, que los musulmanes recuerdan con nostalgia.

Los yihadistas no tienen necesidad de falsear ni disimular sus objetivos; son los dhimmies occidentales que aplauden estas iniciativas, empezando por el alcalde de Nueva York, los que no quieren ver como el Yihad avanza a pasos agigantados, y les abren las puertas.

En España el gobierno del socialista Zapatero, el mayor de los dhimmies europeos, se regodea de placer pensando que su proyecto de Alianza de Civilizaciones avanza, cuando en realidad lo que avanza es el Yihad, la transformación de Europa en Eurabia y la reislamización de la península ibérica.
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