miércoles, 25 de agosto de 2010

QUE ES SER UNA BUENA PERSONA

Queremos ser buenos, pero no es fácil. Si le preguntas a una persona malvada y a una buena persona la misma pregunta: "¿Eres una buena persona?", quién crees que dirá: "¡Yo soy bueno!" ¿La mala o la buena persona?
¡La persona malvada! El malvado puede golpear a su propia madre en el estómago y aún así pensar que es bueno. Si tú le dices: "¡Eso es terrible! ¿Cómo puedes hacer algo así?", él responderá: "Tú no entiendes. Ella me pidió que saque la basura. Si yo saco la basura, ¿quién sabe que otra cosa me pedirá hacer después? ¡Y esto puede seguir así eternamente!".
El hombre bueno saca la basura, pero cuando tú le dices: "Ah, yo veo que eres tan buena persona", él dice: "¿No lo has notado?, mientras sacaba la basura, le he pegado a mi madre en el estómago".
Tú le dices: "¿Qué estás diciendo? Yo te estaba mirando y tú no le has pegado a tu madre en el estómago".
Él te dice: "¿Pero no has visto que mientras la estaba sacando, me estaba quejando? ¿Tú sabes por qué me estaba quejando? Yo quería que ella se sienta mal. Yo quería golpearla justo ahí. Porque, ¿quién sabe? Ella me puede pedir que la saque otra vez mañana. De esta manera ya quedó registrada mi protesta".
La persona completamente justa, el tzadik, saca la basura y dice: "con todo gusto, mamá. Tú trabajas duro cocinando para todos; ¡es un placer hacer algo por ti!".
Cualquiera que ha tratado verdaderamente ser bueno sabe que no es fácil. Es por eso que es más difícil para la persona buena verse a sí mismo como bueno. La persona malvada, por otro lado, no se preocupa por ser bueno, y es por eso que nunca siente el esfuerzo. Es por eso que contesta rápidamente que él es bueno.

La persona que realmente trata de ser buena sabe cuán duro es el trabajo.

La persona que realmente trata de ser buena sabe cuán duro es el trabajo.
Encamina Tu Deseo a Ser Bueno
En el judaísmo, decimos que el esfuerzo para hacer el bien es el resultado de dos inclinaciones en conflicto, en cada ser humano. Por un lado, todos queremos ser buenos. Es por eso que cuando preguntas a la mayoría de la gente: "¿Eres bueno?", casi todos dicen: "Seguro". Porque básicamente, todos nosotros queremos hacer lo correcto.
Por otro lado, lleva esfuerzo ser bueno. A veces no tenemos ganas de hacer ese esfuerzo. A veces somos seducidos por cosas que nos tientan a ir en otra dirección.
Para tener éxito en la lucha por ser buenos, tú tienes que encaminar tu deseo innato a ser bueno y usarlo para tu bien. Si tú puedes usarlo efectivamente, no te imaginas cuánto poder te dará.
Para hacer esto, comienza recordando cada día que quieres ser bueno. Di cada mañana: "Hoy, yo quiero ser bueno". Hazlo parte de tus pensamientos, y comenzarás a ver un efecto claro a través del día.
Recuerda tu deseo de ser bueno especialmente cuando sientas ganas de hacer algo que no es tan bueno. Por ejemplo, cuando tu madre dice: "saca la basura". Puede ser que no tengas ganas de hacerlo, pero si sabes que es lo correcto, lucha contra el deseo de decir: "más tarde...olvídalo...".
El Conflicto Entre lo que Quieres y lo que Tienes Ganas
En un nivel más profundo, necesitas comenzar a desarrollar una conciencia de la lucha que se desata dentro de ti el hecho de que tú quieres ser bueno, pero a veces no tienes ganas. Por ejemplo:
Tú quieres levantarte de la cama a tiempo versus tienes ganas de seguir durmiendo.
Quieres usar tu tiempo efectivamente versus tienes ganas de relajarte.
Quieres sabiduría versus tienes ganas de mirar TV.
Generalmente, lo que quieres hacer es lo correcto; lo lógico. Lo que tienes ganas de hacer es lo que sea cómodo y que no lleve esfuerzo. Esto es porque el conflicto es realmente un conflicto entre tu cuerpo y tu alma.
Tu alma quiere hacer todas las cosas correctas: amar a la humanidad, ser altruista, buscar la justicia, llegar a utilizar todo su potencial. Tu cuerpo quiere comer, dormir, codiciar.

Esas oportunidades para ser realmente talentoso generalmente requieren de esfuerzo para ser alcanzadas.

Tu alma quiere cosas que tengan permanencia. Esas oportunidades para ser realmente talentoso generalmente requieren de esfuerzo para ser alcanzadas. Tus deseos físicos, por otro lado, no tienen nada que ver con el futuro. Ellos buscan satisfacción momentánea.
El deseo es lo inmediato. Es un escape.
El querer es buscar lo permanente. Está arraigado en la realidad.
Por ejemplo: tú quieres hacer el último examen, pero no tienes ganas. Tu deseo es golpear al profesor en la nariz y decirle: "¡Quién necesita este diploma!". Tu alma dice: "Así es como te sientes ahora, pero tú sí quieres graduarte, porque quieres encontrar un buen trabajo y más allá de eso, tus padres se desilusionarán de ti si fracasas".
No es fácil ganarle a los deseos. Lleva dolor y esfuerzo. Pero si tú entiendes el conflicto, si puedes recordar que estás luchando, entonces podrás ganar la batalla.
A lo largo de la vida, pregúntate en cualquier situación: ¿qué es lo que mi alma dice sobre esto y qué es lo que mi cuerpo dice? Una vez que reconozcas la raíz del conflicto, estarás en el camino a superar el conflicto.
Aprende a Distinguir entre "Querer" y "Desear"
Algunas veces, sin embargo, tomar conciencia acerca de cuál es la cosa que deseamos y cuál es la que queremos puede ser muy confuso. A veces, nosotros damos por obvio que queremos ciertas cosas, pero nuestros deseos se meten en el camino y confunden nuestros pensamientos.
Por ejemplo: es obvio para nosotros que todos quieren ser felices.
Pregúntale a alguien: "¿Qué preferirías ser: rico o feliz?"
Probablemente te contestaría: "Prefiero ser feliz. Sólo dame suficiente comida, ropa y un hogar y tomaré toda la felicidad con gusto". Después de todo, ¿qué clase de tonto quiere ser un millonario triste y miserable?
Ahora bien, le dices: "vamos, dame una semana y te garantizo que te mostraré cómo ser feliz".
¿Qué te contestará? "Bueno, es muy interesante...Quizás algún día lo tomaré en cuenta".
Tu le dices: "hagamos un trato: si en un mes tienes éxito en incrementar tu felicidad, te daré $10 000".
¡Ahora mira cómo esa persona corre hacia ti!
¿Cómo es eso? ¿Qué es más importante para él: la felicidad o el dinero?
Por supuesto que la felicidad es más significativa. Pero el dinero está arraigado en nuestro deseo. Eso nos distrae de ir detrás de lo que realmente queremos.
El deseo físico confunde nuestro pensamiento, haciendo el objetivo de nuestro deseo tan atractivo que somos engañados y llegamos a pensar que eso es lo que realmente queremos.
A menos que hagas el esfuerzo por distinguir entre tus deseos y lo que quieres - y clarifiques qué aspecto está controlando tus acciones, es probable que confundas los dos y pierdas oportunidades valiosas para alcanzar tus metas.
Siendo Buenos nos Hacemos un Favor a Nosotros Mismos
La manera más poderosa de activar tu deseo por el bien es darte cuenta que ser bueno es una necesidad fundamental de la naturaleza humana. Cuando haces algo como ayudar a una anciana a cruzar la calle, más que hacerlo por ella, estás haciéndote un favor a ti mismo.
El auto respeto, la percepción de nosotros mismos como buenas personas, es tan vital como el oxígeno. Si un ser humano no piensa que es bueno, se marchita.
Aquí hay una ilustración: Imagina que eres un cirujano muy exitoso y famoso en el mundo. Todos te buscan, eres rico, tienes una hermosa esposa e hijos maravillosos. Todos te aman, y has sido nominado a ser el Presidente de los Estados Unidos.
Ahora estás viajando a través de Arabia Saudita con tres amigos. Una noche, mientras tus amigos iban a ver una película al cine, la policía secreta saudita llega hasta tu habitación en el hotel y dice: "Tus amigos son peligrosos espías. O nos dices dónde ellos están - o te matamos".
¿Qué harías?
Si tú los delatas, sería algo terrible de hacer. Por otro lado, tú puedes aún volver a California y nadie nunca sabrá lo que ha pasado. Ciertamente los sauditas no hablarán. Tú podrías aún ser presidente, tener una hermosa mujer e hijos maravillosos, y seguir siendo un famoso cirujano.
¿Qué harías?
¿Ves la lucha interna?
¿Qué pasaría si te piden matar mil niños? Tú matas 1000 niños y puedes volver a tu casa y a tu hermosa vida. ¿Tú crees que podrías acabar con 1000 niños inocentes porque quieres sobrevivir? ¿Te das cuenta que puedes matar a los niños...y luego volver a tu casa y pegarte un tiro?

Ser bueno es más importante para nosotros que casi todo lo demás en nuestras vidas.

Analizando estas preguntas descubrimos algo muy profundo en la composición de todo ser humano. Ser bueno es más importante para nosotros que casi todo lo demás en nuestras vidas. "El Bien" es un gran ideal. Inclusive puedes estar dispuesto a morir por él. Cuando estás convencido de que algo es lo correcto, también estarás dispuesto a morir por ello. Esta es la naturaleza común del ser humano. Cuando hay algo más importante que nuestras propias vidas, debemos hacer lo correcto.
Al pensar en esto obtienes una manera para saber lo que es importante para ti.
Si puedes apreciar por lo que estás preparado a dar la vida, entonces sabrás por lo que estás viviendo. Y si estás dispuesto a dar tu vida para ser bueno, entonces reconoces, profundamente, que no puede haber una meta más alta en la vida que ser bueno.
Entonces, ¡sal y vive para eso! ¡Aprovecha esa fuerza dentro de ti! Busca la sabiduría para entender cómo ser bueno. Hazlo tu meta en la vida. Has planes para lograrlo. Recuerda, no le estás haciendo el favor a nadie sacrificándote por esta causa. Tú estás haciendo lo que tu yo interior quiere.
Domina Tu Deseo para el Bien, Porque Sino él Tendrá el Control Sobre Ti
Presta atención. Asegúrate de no pasar tu vida siguiendo la definición del bien desde la visión de otra persona. Asegúrate de que lo que estás haciendo es realmente lo que quieres estar haciendo. Si tú no tomas control de tu deseo interno de ser bueno, él tomará control sobre ti, y la definición de la sociedad sobre la bondad puede terminar siendo tu sentencia de muerte.
El noventa por ciento de las personas que mueren por una causa, lo hacen porque la sociedad les dijo que lo hagan. En todo el mundo, las personas dan su vida para ser buenas. Un terrorista suicida palestino muere por el bien que su sociedad le impuso.
¿Jugarías a la ruleta rusa? ¿Y si otras personas te llaman "enclenque" por acobardarte? ¿Ves la ironía? El verdadero cobarde es el que tiene tanto miedo de lo que las personas piensen, que arriesga su vida por algo sin sentido.
Tristemente, la mayoría de las personas pasan su vida haciendo cosas definidas por la sociedad como "buenas". Por ejemplo: la mayoría de los estadounidenses van a la universidad por la presión social. Quizás es parte del deseo de obtener un mejor trabajo, pero muchos quieren el diploma por el estatus y el auto respeto. Si simplemente deseamos dinero, buscaríamos el lugar donde hacer más dinero.
Pero nosotros sentimos que si obtenemos un diploma, estamos de alguna manera siendo mejores personas.
En el mundo occidental lo "bueno" es definido a través del éxito financiero. Si eres exitoso, ¡grandioso! Si no lo eres, necesitas un psicólogo. Las personas se pulverizan por la depresión de no ser exitosas. "¿Qué está mal conmigo?, no puedo encontrar un trabajo. Debo ser mala persona".
Qué dirías sobre alguien que tiene un dolor de dientes y dice: "Yo no soy bueno".
Dirías que está loco: "Si tú tienes dolor de dientes, ve a un dentista. Busca la manera de sacarte el dolor de encima". Pero si una persona no puede encontrar trabajo, todos dirán que él no es bueno.
Este sentimiento se transporta a la manera en que nos vestimos y los autos que conducimos. ¿Por qué las personas compran un Lexus? ¿Porque es mucho más cómodo para conducir...o porque da estatus? Nuestra colección de CD, nuestras alfombras - valen el tiempo y esfuerzo? Es el estatus. Queremos mostrar que somos buenos (cortésmente, por supuesto, para que las personas no piensen que somos bárbaros).
Asegúrate que no pasas tu vida siguiendo la definición de otra persona de lo que es ser bueno. Asegúrate que lo has elaborado por ti mismo. Demasiadas personas pasan 10, 20, 50 años en el camino y entonces se dan cuenta que compraron un mal paquete.
Todo Ser Humano Quiere Grandeza
Hay una cosa crucial que tienes que saber sobre tu deseo de ser bueno: es simplemente lo de menos. En realidad, todos nosotros queremos ser más que buenos. Queremos ser grandiosos.
Nadie quiere ser un término medio. Trata de decir: "Yo quiero ser un mediocre".
No puedes pronunciar esas palabras, ¿no es cierto? Queremos ser grandiosos no solamente buenos.
Si yo te diría que existe un botón que puedes apretar e instantáneamente librarías al mundo de todos sus problemas, ¿no te gustaría ser el que lo apriete? No hay nadie que está leyendo esto que no le encantaría ser la persona que descubra la cura para el cáncer o elimine la amenaza de la guerra nuclear.
Entonces, ¿por qué no aspiramos a eso? No porque no lo queremos. No porque no fantaseamos sobre cambiar el mundo. Sino porque el esfuerzo parece demasiado grande.
Cada uno de nosotros quiere ser la persona que realmente una a la humanidad para una vida en paz y armonía. Este es el concepto judío del Mashiaj. Él restaurará el mundo.
Una vez pregunté en una clase: "Díganme honestamente, en secreto, en lo más íntimo del corazón, ¿tienen el deseo de ser ustedes mismos el Mashiaj? Todos los que descubran honestamente este sentimiento en su corazón, levanten la mano".
Toda la clase levantó la mano. El último muchacho que levantó la mano dijo: "Gracias a Dios. Estoy contento que otros comparten este sentimiento. Pensé que yo estaba loco".
Aquí tienen un secreto que nunca aprendieron en la escuela: Cada ser humano, más allá de todo, no se sentiría satisfecho siendo el Mashiaj. El deseo de nuestras almas es ser como Dios. El alma, la chispa Divina que está dentro de cada uno de nosotros, anhela estar unida con la fuente de toda vida - el Todopoderoso Dios.
Nuestra Torá, nuestras Instrucciones para Vivir, realmente nos brinda la manera de trabajar hacia eso. Una de las 613 mitzvot es asemejarse a Dios. Es un trabajo duro, por supuesto. Pero en realidad, es lo que realmente buscamos.
El Judaísmo Nos Obliga a ser Grandiosos
La Mishná (Sanedrín 4:5) pregunta lo siguiente: "¿Por qué Dios creó cada persona como un individuo separado?". Nosotros nos podemos comunicar unos con otros, podemos explicar cosas unos a otros, pero esencialmente cada uno está solo.
La respuesta: Cada uno de nosotros nace solo y muere solo, para que cada persona pueda decir: "Bishvilí nibrá haolam" - el mundo fue creado sólo para mí.
De hecho, ésta es la manera en que pensamos. Si escuchamos que cinco millones de hindúes se mueren de hambre, nuestra primera reacción es: "¿Qué es lo que eso significa para mí? ¿Debo enviarles ayuda? ¿Debo comprar algunos granos? ¿Habrá una guerra? ¿Debo sentir lástima por ellos? Nuestra respuesta instintiva es: "En mi mundo, ¿qué significa esto para mí?". Esta es la manera en que fuimos creados.
Sin embargo, a veces nosotros aplicamos mal este instinto. ¿Alguna vez te has observado conduciendo en la hora de más tráfico, con todos los autos en la calle, cuando comienzas a murmurar: "¿qué hacen todos estos tontos aquí? ¡Por qué no desaparecen de la calle y me dejan un lugar!".
El tonto piensa que el mundo fue creado para él egoístamente. Todas las vacas, todas las calles fueron creadas para él. La persona sabia percibe que el Todopoderoso nos creó de esta manera para que cada uno de nosotros tome conciencia que, en definitiva este mundo es mi obligación. Es mi responsabilidad hacer de él un mejor lugar.
¿Qué Puedo Hacer al Respecto?
Puedes estar pensando: "Bueno, yo quiero ser grandioso; pero soy una sola persona. ¿Cómo todo el mundo puede ser mi responsabilidad? ¿Qué podría yo llevar a cabo?"
Alguna vez has oído la expresión de Marx: "La religión es el opio de las masas".
Marx estaba hablando sobre el cristianismo: "pon la otra mejilla". "No resistas al mal". Eso es opio. Deja que los dictadores sigan adelante y te torturen. No resistas al mal.
El pueblo judío dice: Resiste al mal. Si alguien viene a matarte, mátalo primero.
No existe tal cosa como poner la otra mejilla.
Así nosotros damos vuelta las tablas de Marx. Nosotros decimos: "el secularismo es el opio de las personas".
Aquí está el por qué: Pregunta a cualquier joven hoy en día: "¿cuáles son las posibilidades de una tercera guerra mundial, una guerra atómica dentro de los próximos veinte años?".
Obtendrás varias respuestas. Algunos dirán 90%, algunos dirán 20%.
Pero lo que sea que el joven diga, pregúntale: "¿No es eso terrible? Aún un 20% es un riesgo terrible para la humanidad, no es cierto? Mas ciertamente, 50%, 60%, 70%. ¿No es eso terrible?"
"Si", él dice, "eso es horrible".
"Entonces ¿qué vas a hacer respecto de eso?".
"¿Yo? ¿Qué voy a hacer yo sobre esto? ¡El Presidente está a cargo! ¿Quién soy yo? ¿Qué puedo yo hacer?".
Y se va directo a dormir.
En el judaísmo decimos: Si supieras que Dios te está ayudando, ¿qué harías al respecto?
¡Todo!
Bueno, ¡buenas noticias!: Dios está detrás de ti. Él dice, si tú intentas, Yo te ayudaré. Yo quiero que endereces al mundo. Es por eso que es una mitzvá, una obligación. Y si nos escapamos de nuestra responsabilidad, tendremos que responder por ello algún día.

En el judaísmo, no existe el darse por vencido. Tú quieres ser grandioso, tú puedes ser grandioso, y tú tienes que ser grandioso. Así que vamos, sal y lucha.

En el judaísmo, no existe el darse por vencido. Tú quieres ser grandioso, tú puedes ser grandioso, y tú tienes que ser grandioso. Así que vamos, sal y lucha.
Usa ese poderoso deseo de grandeza. Te dirige quieras o no quieras. Entonces, domínalo. Úsalo como espada. Recuerda diariamente que quieres ser bueno. Sé consciente del conflicto entre lo que sabes que quieres y los deseos que se meten en el camino. Sabe que al ser bueno te haces un favor a ti mismo; tú quieres auto respeto más que otra cosa en la vida. Entonces, asegúrate que estás encaminado en lo que sabes objetivamente que es bueno, no lo que la sociedad te dice.
Todos nosotros queremos ser grandiosos, el judaísmo dice que es una obligación, y si hacemos el esfuerzo correcto, Dios, ciertamente, nos ayudará a conseguirlo.
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