jueves, 29 de julio de 2010

Increíbles hechos acerca de Israel.

Increíbles hechos acerca de Israel.

Israel es el centésimo país más pequeño, y tiene alrededor de una milésima de la población mundial. Tiene solamente 62 años.

Sólo 62 años, tan solo 7 millones de personas, y más pequeño que Nueva Jersey, rodeado de enemigos, bajo amenaza constante y sin poseer casi ningún recurso natural, y sin embargo…
• En relación a su población, Israel es la nación que más inmigrantes absorbe sobre la tierra. Ha absorbido 350% de su población en 60 años. 1
• Israel es el único país en la historia que ha revivido una lengua extinta.
• Desde la fundación del estado, Israel tiene más premios Nobel per capita que cualquier otro país. Tiene más laureados en números reales que China, México y España. 2
• Israel tiene la octava expectativa de vida más alta (80,7 años), mayor a la de Inglaterra, Estados Unidos y Alemania. 3
• Las películas israelíes han sido nominadas al Premio Oscar de mejor película extranjera por tres años consecutivos. 4
Medio ambiente
• Israel es el único país que entró al siglo 21 con una ganancia neta en su número de árboles, y esto es aún más destacable siendo que la tierra es mayormente desértica. 5
• Más del 90% de los hogares israelíes utilizan energía solar para calentar agua, el porcentaje más alto en el mundo. 6, 7
• Israel será el primer país en tener una red nacional de autos eléctricos. 8
• Israel está ubicado dentro de los primeros cinco en el mundo en la lista de países que utilizan energía limpia, y opera la planta desalinizadora más grande de la tierra. 9
• Compañías israelíes están construyendo la planta de energía solar más grande del planeta.
Ciencia y tecnología
• Israel es líder mundial en cantidad de científicos y técnicos activos, 63% más que Estados Unidos. También tiene la mayor cantidad de médicos e ingenieros per capita. 10
• Las instituciones israelíes de investigación científica están posicionadas terceras en el mundo. 11
• Israel está posicionado segundo en ciencias espaciales. 12
• Israel produce la tercera mayor cantidad de investigaciones científicas (papers) per capita, y la mayor en ciencia de células madre. 13
• En los Estados Unidos, hay más patentes registradas de Israel que de Rusia, India y China combinados (población combinada 2500 millones). Israel es líder en el mundo en patentes de equipamiento para medicina. 11, 14, 15
• Compañías israelíes inventaron el sistema de riego por goteo, descubrieron la droga más utilizada en el mundo para combatir la esclerosis múltiple, diseñaron la tecnología del chip Pentium NMX, del Pentium 4 y de los microprocesadores Centrino, crearon la mensajería instantánea (ICQ), ¡y las vacas israelíes producen más leche por vaca que las vacas de cualquier otro país del mundo!
Negocios
• Israel tiene la tercera tasa más alta de iniciativa empresarial entre las mujeres del mundo. 16
• Israel ha atraído la mayor cantidad de capital en inversiones de riesgo per capita en el mundo, 30 veces más que Europa. 17
• Israel tiene más empresas registradas en NASDAQ que cualquier otro país a excepción de los Estados Unidos. Más que toda Europa, India, China y Japón combinados. 18
• En proporción a su población, Israel tiene la mayor cantidad de compañías emprendedoras (startup companies) en el mundo, y tiene más compañías emprendedoras que cualquier país a excepción de los Estados Unidos. 19
Desafiando los pronósticos
• Israel es el único país cuya población autóctona retornó a su patria después de un exilio forzado de 2000 años.
• Hay 26 naciones oficialmente musulmanas en el mundo y 18 cristianas, pero hay sólo un estado judío. 20

Cuando los hijos eligen el camino de la religión

Cuando los hijos eligen el camino de la religión, eso no tiene que afectar necesariamente la armonía familiar.

por Heather deSilva

Todavía puedo recordar el sentimiento que tuve cuando nació mi primer hijo, un varón. El fue planeado, querido, hermoso y saludable. Mi vida cambió completamente. Yo escribía un reporte diario en su nombre, lo vestía y desvestía cada día y repetía cada cosa maravillosa que él hacia a cualquier persona que quisiera escuchar. Sentía que él era mi mayor logro. Cuando la gente me preguntaba “¿Qué quieres que sea cuando grande?”, yo simplemente respondía, “feliz”.

Crecí en un hogar secular en el medio del ghetto judío de Toronto. Todos los que conocía eran judíos, sin embargo, nunca pertenecimos a una sinagoga. Mi hermano fue el único que fue a una escuela judía – cuando cumplió 12 años y tuvo que estudiar su Parashá de memoria. No fue sorprendente que cuando inscribimos a nuestro hijo en una escuela judía a la edad de cuatro años, lo cual requería una asociación a una sinagoga, nuestros amigos y familiares se burlaron de nosotros. La única sinagoga en nuestra ciudad en ese momento era reformista, y decidimos que seria un buen lugar para nuestra familia multi-cultural e ínter-religiosa. Esa fue mi primera afiliación a una sinagoga.

Dado que mí marido y yo acordamos antes de casarnos en la importancia de la educación religiosa y que los niños serían judíos, me volví responsable de la educación de nuestros hijos. Para hacer eso, necesitaba la ayuda de la comunidad. Cuando acompañé a mis hijos de tres y cuatro años al servicio de los viernes por la noche, sentía que era la única que no sabia nada. No conocía ninguna de las canciones, plegarias, historias de la Biblia – era abrumador. Yo, que nunca he abandonado un reto, asistí cada semana con mis hijos a la Sinagoga, tome cada clase de Torá, lección de hebreo, y grupo de discusión disponible hasta que lentamente, después de muchos años, llegué a un nivel en el que me sentía cómoda.

Para ese entonces, con tres pequeños niños a cuestas, empecé a tomar roles activos de liderazgo en el funcionamiento de la sinagoga y sentí un gran regocijo en haber encontrado un lugar que alegremente aceptaba a mi extraña mezcla familiar; un lugar que nos abrazó, nos enseñó y nos incluyó. Decidí que realizaría mi bat-mitzvá para marcar mi cumpleaños número 40, estudié mucho para preparar la porción de la Torá, laHaftaráy el discurso que daría en la sinagoga. Después, decidí enseñar en la escuela para mantener mis habilidades adquiridas. Enseñé hebreo para principiantes a adultos durante muchos años y empecé a sentir que yo era bastante estudiosa.

Su Educación Judía

Cada uno, a su manera, se enamoró de la tierra de Israel.
Yo siempre presentaba el "viaje post-graduación a Israel" a mis hijos como algo seguro. Uno a uno se graduaron e hicieron el viaje, y cada uno, a su manera, se enamoró de la tierra. Rápidamente, sin darme cuenta, los pequeños niños se convirtieron en jóvenes maduros y mi primogénito comenzó su propia exploración espiritual. Su regular asistencia a la sinagoga y su rol de liderazgo en el grupo de jóvenes reformistas me hicieron creer que era un joven feliz y completo con su religión. Sin embargo, cuando se involucró en los grupos judíos del campus como la Asociación de Estudiantes Judíos y el Comité de Israel, encontró que las cosas se hacían de una manera más observante, para incluir a todos los estudiantes. Lentamente el comenzó a cuestionar partes de su educación judía y adoptó nuevas practicas.

Él asistió a conferencias en Nueva York, Florida, California e Israel. Aunque enseñó en la sinagoga reformista local durante su primer año de universidad, para su segundo año mi hijo ya asistía a la sinagoga ortodoxa y había establecido una relación muy cercana con el Rabino. Él esperó para usar kipá hasta que sintió que podía ser un modelo para las personas que lo identificarían como judío. Desarrolló un profundo amor por Israel y a través de su involucramiento en temas judíos, condujo ocho viajes a Israel durante su estadía en la universidad. Yo observaba todo lo que sucedía, tratando de apoyarlo, pero con un miedo al rechazo y complicaciones en mi corazón.

Diferentes Escuelas de Pensamiento

Algunos no podían evitar decirme como esto dividiría nuestra familia.
Mientras su observancia crecía, mis amigos parecían sentirse con derecho para comentar acerca de la terrible ocurrencia que había afectado a mi familia y precisaban todos los problemas que se avecinarían. Algunos estaban atónitos, otros enojados. Algunos encontraron irónico que mi hijo se volviera “religioso” y otros no podían decirme como esto dividiría a nuestra familia y terminaría con todas las esperanzas de un hogar pacífico. No sabía si entrar en pánico, pelear o aplaudir.

La Rebetzin de mi madre, que conoció a mi zeide, fue quien me dijo cuán orgulloso estaría zeide por el camino que había elegido mi hijo – por su coraje y determinación – y cuán orgullosa yo debería estar por haberlo ayudado a desarrollar su autoestima y por haberle entregado el consistente conocimiento de que siempre voy a estar a su lado, con orgullo, cualquiera sea el camino que siga. Entonces me mantuve a su lado y lo vi florecer.

Enfrentamos desafíos y nuestras ideas chocaron en numerosas ocasiones; palabras fueron malinterpretadas y sentimientos fueron heridos, pero gracias a Dios, luego de un periodo de tiempo, superamos los problemas, y mi marido y yo nos dimos cuenta que nuestro sueño para nuestro hijo se estaba volviendo realidad. ¡Él era feliz! Él brillaba. Él escribió sobre la alegría de su aprendizaje y nosotros no podíamos perdérnoslo. Empezamos a compartir sus escritos y todos vieron lo mismo, ¡Él era muy feliz! Nuestros amigos y familia empezaron a mostrar cierto interés en lo que él estaba haciendo y expresaron admiración por su poder de convicción. Entonces cuando el finalmente anuncio su intención de hacer de Israel su hogar permanente, de casarse allí, de estudiar allí y de criar a su familia de manera religiosa, yo tuve que estar feliz por él. Para ese tiempo, él se ponía Tefilin, utilizaba tzitzit y kipá, comía casher, había cambiado legalmente su nombre secular por su nombre en hebreo, cumplía Shabat y, lo más indicativo para mí de su fuerte compromiso, él era shomer neguia (no interactuaba físicamente con el sexo opuesto fuera del matrimonio).

Sabía que la manera en que yo reaccionara y me presentara ante él podría determinar nuestra relación futura. Miraba cada problema que mis amigos felizmente presentaron ante mí como un desafío, y tranquilamente empecé a leer y estudiar para tratar de entender esa vida que había elegido, para tratar de entender a esa gente que sería parte integral de su vida por el resto de sus días. La distancia y las diferencias básicas en la forma de pensar también eran un desafío. En los Estados Unidos esperamos que a nuestros hijos "les vaya bien" en el mundo, y eso se mide por las reglas seculares, en unidades de dinero. Allá, en Israel, que "le vaya bien" se mide por su amor al estudio y por servir a Dios. Allá, él va a trabajar para vivir. Aquí, nosotros vivimos para trabajar.

Continuando la Educación

Después de su Aliá, él me envío información acerca de un programa de estudio en Israel para mujeres de mi edad, llamado GEM. Habiendo estado en Israel sólo una vez, la idea de volver, estudiando y paseando con mi hijo Israelí y su hermano (quien para ese entonces había sido aceptado para trabajar en el Programa de Recuperación del norte Israelí con Livnot U’Lehibanot), era muy atractiva para mí.

Mi segundo hijo había ido a Israel diciendo que él no era religioso como su hermano y que no estaba interesado en ser convencido por él. ¡Sin embargo durante su estadía de seis meses, él estaba estudiando con un Rabino, cuidando Shabat, comiendo casher, utilizando kipá y tzitzit! Yo estaba muy nerviosa. Yo de nuevo me sentía ignorante, estando afuera, me sentía “menos que nada” otra vez, y toda esta perspectiva me dejó llena de aprehensión. Estaba determinada a no ajustarme al código de vestimenta y comportamiento de las mujeres religiosas, que yo consideraba coartador. Bromeando, le prometí a mis amigos que no volvería utilizando una peluca y les aseguré que sólo escucharía lo que “ellos” tenían para decir, sólo para entender mejor el camino de mis hijos.

Llegué a tiempo para Shabat, junto con mi hijo mayor, al vecindario de Har-Nof en Jerusalem. Éramos los huéspedes de su Rosh Ieshivá, (el rabino principal) y otra maravillosa familia de amigos para las tres comidas de Shabat. Me dieron una habitación en el apartamento de una joven pareja de norteamericanos, quienes habían elegido ser observantes como mi hijo. Todos me dieron la bienvenida calidamente y me hicieron sentir un huésped de honor. Esto resultó ser un tema recurrente durante mi estadía de tres semanas en Jerusalem.

Las mujeres se veían y pensaban modernamente. Los hombres miraban fijamente los ojos de sus parejas con adoración mientras ellas les agradecían de todo corazón por el trabajo que habían realizado preparando Shabat, ayudaron a servir, cambiando al bebé y con los detalles de último minuto. Amaban referirse a sus compañeros como “mi marido” o “mi esposa” y había una conexión palpable entre ellos; un profundo entendimiento de sus sentimientos y necesidades sin la necesidad de explicar, persuadir o gimotear. Ellos habían aprendido que serian cuidados, amados y respetados por su familia, si hacían que su prioridad fuera tomar en cuenta, amar y respetar a su familia. Era tan simple y a la vez tan profundo.

Espere por las terribles personas que todos me habían advertido… aquellos con mirada penetrante, con planes ocultos y actitud arrogante.
El programa GEM por si mismo fue las más maravillosa, no amenazadora, y educativa experiencia que tuve jamás. El programa diario era agotador. Estudiábamos por cuatro horas casi todas las mañanas con maravillosos profesores y reconocidos rabinos, teníamos paseos campestres, visitamos reconocidas y humildes rebetzins, e hicimos un poco de turismo. Usualmente terminábamos nuestras actividades y regresábamos al hotel a las 11 PM. Mucho de nuestro tiempo lo pasábamos en la Ciudad Vieja de Jerusalem y se sentía muy especial y santo. Atestigüe increíbles cosas, tuve experiencias únicas y conocí a gigantes de Torá – ¡en sus cocinas! – experiencias que nunca habría tenido y personas que nunca habría conocido en mi mundo, y, lo más importante e impresionante de todo, fueron importantes para mí. Me sentí bien por haberme salido de mi mundo. Mis ideas nunca fueron rechazadas y siempre me escucharon con respeto e interés. Nunca hubo comentarios peyorativos o inferencias.

Espere por las terribles personas que todos me habían advertido… aquellos con mirada penetrante, con planes ocultos y actitud arrogante, quienes habían arrancado a mi hijo de mis brazos y no le permitían volver a casa, pero todo lo que encontré (¡y conste que busqué muy bien!) fue un gracioso grupo de individuos quienes estaban felices y dedicados a sus profundas creencias y extasiados por compartir su alegría y conocimiento. Aprendí tanto en las clases, en los lugares, durante los almuerzos, en los callejones de la Ciudad Vieja y en las calles de Jerusalem.

Pero incluso más que los estudios y la perspectiva, la posibilidad de ver la comunidad desde adentro; de ver la paz y el amor en los hogares de las familias que me recibieron para Shabat, la confianza total y el respeto de las familias que me dieron la llave de sus departamentos mientras ellos no estaban y dejaban notas en todos lados diciendo, “sírvete lo que quieras”; y las cálidas palabras de muchas, muchas familias que habían alimentado y recibido a mis hijos, que habían trabajado con ellos y que les habían enseñado sólo por el regocijo de compartir su conocimiento; todas esas cosas me otorgaron absoluta tranquilidad con respecto a la decisión que ellos habían tomado. Me di cuenta que sus decisiones no eran un rechazo hacia mí o hacia mis enseñanzas, sino la elección de un camino propio.

Realidad Integrada

Me di cuenta que sus decisiones no eran un rechazo hacia mí o hacia mis enseñanzas, sino la elección de un camino propio.
No, no volví completamente observante, pero me encontré a mí misma dando pequeños pasos como un bebé, como por ejemplo, haciendo un gran esfuerzo para no hablar negativamente en Shabat (cuidando las leyes de lashon hará). Estoy avanzando. Tengo un profundo y satisfactorio sentimiento de que mis hijos están en un buen camino y que van a lograr la paz y felicidad en sus vidas que siempre quisimos para ellos. Me siento tan orgullosa de ellos por tener la convicción de tomar una ruta menos transitada y elegir la situación en la vida que es mejor para ellos. Al mismo tiempo, tengo un poquito de satisfacción por haberles dado la confianza en si mismos y el carácter para seguir sus propios caminos lejos del mío.

Sé que continuaremos teniendo muchas más discusiones francas en los años por venir y discreparemos sobre muchos temas, pero con mi nueva visión y sus nuevas creencias en las leyes de la Torá, vamos a trabajar a través de cada uno de los desafíos que se nos presenten. Sabemos que el amor que compartimos vale toda la angustia temporal que podemos experimentar debido a una carencia de entendimiento, pero ese rechazo, por otro lado, no puede ser considerado como una opción. Cuando un gran reto llega, recuerdo mi simple e ingenua respuesta a la gente que me preguntaba por mis deseos para el futuro de mi hijo. Yo quería que él fuera feliz, y ciertamente lo es.
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